INGREDIENTES (4 personas)
@TheHitchcook
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1 conejo entero y troceado
1/2 pimiento verde
1 cebolla grande
1 zanahoria
3 dientes de ajo
1 bandeja de champiñones (200 grs más o menos)
Salsa de soja (medio vaso)
3 cucharadas soperas de miel
Sal y pimienta
Aceite
Escarola y tomate
Duración: 40 minutos
Esta receta es un cúmulo de ideas cogidas de varios procesos. Decidí que, ya puestos a probar cosas, se podía aunar todas las buenas sugerencias y trucos que veía en un mismo plato. Éste es el resultado. Una forma distinta de saltarnos el clásico (y delicioso) "conejo al ajillo" y lanzarnos a la aventura de probar una mezcla de sabores: dulce y salado; y de texturas: la melosa fritada y el crocante de las chips. Nos ponemos, que aunque lleve tiempo, es bien fácil de preparar.
Lo primero es dejar macerando nuestro conejo troceado (labor que le podemos pedir gentilmente a nuestro carnicero). En un bol echamos el conejo, salpimentamos (muy poca sal, que luego viene la soja con su carga salina), añadimos la soja y la miel. Removemos bien todas las piezas para que se impregnen y reservamos en la nevera.
Lavamos bien los champiñones bajo agua fría y secamos con un trapo limpio. Cortamos los pimientos y la cebolla en juliana (tiras). Troceamos los dientes de ajo y los echamos en una sartén con aceite. Sofreímos primero el ajo y la cebolla unos minutos. Agregamos los pimientos y rehogamos otros 5 minutos. Añadimos por último los champiñones laminados y mezclamos. Dejamos que el conjunto sofría cuanto más tiempo mejor a baja temperatura. Nos interesa que quede tierna la base.
Precalentamos el horno a 180º (calor arriba y abajo). Colocamos el conejo en una bandeja y horneamos unos 20 minutos. A los 10 minutos echamos el resto de nuestro marinado de soja y miel por encima. Volvemos a meter al horno.
Mientras se va cocinando el conejo vamos a ir preparando las chips de zanahoria. Con ayuda de una mandolina vamos sacando finas láminas de la verdura. En una sartén con abundante aceite bien caliente vamos "sembrando" las rodajas hasta que queden crujientes (apenas 1 minuto) Habrá que hacer varias tandas para que no se peguen entre ellas. Sacamos, escurrimos y listo.
Película ideal para degustar este plato
"WHO FRAMED ROGER RABBIT?"
("¿Quién engañó a Roger Rabbit?" de Robert Zemeckis - 1988)
("¿Quién engañó a Roger Rabbit?" de Robert Zemeckis - 1988)
Pese al guiño cómico (y cruel) de la comparación, tenía en mente desde el principio este maridaje. Primero, por el obvio elemento reinante del plato. Y segundo, porque he jugado en la receta siempre con dos universos: dulce y salado, meloso y crujiente... Así que la cosa tenía que ir claramente hacia esa fantasía mitad real-mitad animada, a ese recuerdo de la adolescencia, a esa deliciosa diversión llamada ¿Quién engañó a Roger Rabbit?
La obra corre a cargo del "discípulo aventajado de Spielberg", Robert Zemeckis. Ejecutor de platos tan populares como Forrest Gump o Tras el corazón verde, y sobre todo de la gran joya maestra que es Regreso al futuro. En RR realiza todo un ejercicio técnico para el disfrute familiar y mezcla imagen real con dibujos de un modo convincente. Es capaz de conjugar dos géneros (el cine negro de la vieja escuela y la más puntera animación) y llevar a cabo toda un entretenimiento visual. Nos muestra una buddy-movie en toda regla: dos tipos (Bob Hoskins, el picajoso detective y Roger Rabbit, un irritante actor-conejo), incompatibles desde el inicio, que deben aunar fuerzas y limar asperezas para la resolución de un crimen.
Nuestra receta goza del protagonismo del gran y rocambolesco héroe: el conejo. Un ser que domina toda la escena o el plato, divertido, histriónico, verborreico (gracias a su mezcla de soja y miel) pero en el fondo tierno (por aquello de haber sido horneado). Los dos universos de la película - el Hollywood de los cuarenta y Toontown (Dibuliwood) - confluyen aquí con la cama de champiñones, cebolla y pimiento. Un mundo meloso o real, lleno de personajes apáticos, vencidos, pochados a fuego suave (el arisco detective, la colección de perdedores del bar, la inmutable camarera...). Por el otro lado tenemos el mundo crujiente o animado, que ante nuestros ojos cobra forma de chips de zanahoria y la ensalada. Un entorno colorido, divertido, novedoso... (el loco conejo, su voluptuosa mujer, las implacables hienas, el gruñón Bebé Herman...)
E imposible negar que el juego de colores y texturas de la foto se asemeja a ese universo de dibujos. Así pues nos topamos con una receta-película homenaje a un conejo y a un nuevo modo de combinar géneros cinematográficos e ingredientes culinarios. Un plato que llama a la fantasía...
Integrar miel natural en recetas añade un toque de dulzura auténtica. Más que un endulzante, es un regalo de la naturaleza, aportando sabor único y beneficios saludables a cada plato.
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