lunes, 27 de mayo de 2013

HAMBURGUESA DE SALMÓN CON SALSA DE PEPINO (Orgullo vikingo)


INGREDIENTES (2 personas)

400 grs de salmón fresco
Media cebolleta
Alcaparras
1 cda de mostaza de Dijon
1 cda de pan rallado
1 huevo
Cilantro fresco
Lechuga
2 rebanadas de pan de molde

Salsa de pepino
1-2 pepinos
1 yogurt griego
1 diente de ajo
Eneldo

Duración: 20 minutos.

Troceamos a cuchillo el salmón fresco. De ese modo nos aseguramos de quitar posibles espinas agazapadas y trozos restantes de piel. La cosa está en trocearlo lo máximo sin que hagamos una escabechina con nuestros dedos. Una vez realizado vertemos el salmón en un bol. 

Vamos incorporando el resto de ingredientes. La verdad es que aquí uno puede tirar de imaginación o despensa para mezclar los sabores que más hagan te salivar. Mi opción ha sido la siguiente: media cebolleta en trozos muy pequeño, alcaparras y cilantro fresco. Luego se añade una cucharada de mostaza de Dijon (la clásica), una cucharada (y a lo mejor un pelín más) de pan rallado y un huevo en crudo. Removemos bien toda la mezcla hasta que quede una suerte de pasta moldeable. 

Con cuidado y si puede ser con ayuda de un molde, vamos dando forma de hamburguesa al pescado. Tranquilos que no se desmenuza, ya que el pan rallado y la mostaza hacen las veces de pegamento. Yo luego las envolví en papel film y las metí un rato en la nevera para que se compactaran un poco. 


Durante la espera se va preparando la salsa de pepino. Cosa fácil. Cero esfuerzo y le que va que ni pintado al salmón. En vaso de batidora metemos un pepino (o dos, según gustos) pelado y troceado, un yogur griego (no azucarado), un diente de ajo y un poco de eneldo. Batimos bien y listo.

Sacamos las hamburguesas. En una sartén con un poco de aceite caliente las vamos haciendo a fuego medio-alto unos 4-5 minutos por cada lado. Con cuidado damos la vuelta y misma operación. A emplatar tocan: ponemos una rebanada de pan de molde tostado, unas hojas de lechuga variada y encima la hamburguesa. Vertemos un poco de la salsa de pepino y decoramos con una hoja de cilantro. Puedo asegurar que el resultado es de: "en serio, esto tan rico, ¿lo he hecho yo?"

Película ideal para degustar este plato
THE VIKINGS ("Los vikingos" de Richard Fleischer - 1958)

Veamos... En el acercamiento preliminar a la comparación cinematográfica mi mente, tan lucida y atolondrada como siempre, ubica el salmón en Noruega. Bien, el elemento obvio lo tenemos. Del mismo modo me he planteado desde el inicio este plato como una gran aventura culinaria. Correcto. Así pues la ecuación parecía llevarme por los helados mares del norte y es allí donde me topo con: "Los vikingos". Una obra que satisface todos los requisitos: espíritu nórdico y odisea plagada de entretenimiento.

El film corre a cargo de Richard Fleischer, quién tuvo a bien regalarme grandes divertimentos de mi infancia como "20.000 leguas de viaje submarino" o la citada. Luego ya crecí y me sacudió en el estómago con "El estrangulador de Boston". Su magnífica epopoya vikinga nos catapulta a la Alta Edad Media donde un par de hermanastros (Douglas y Curtis, ojito) malconviven en una comunidad de toscos y bárbaros convecinos. Deben unir sus hachas para combatir al enemigo común: los ingleses. Y, como no podía ser de otra forma, por liberar a la mujer amada por ambos. El universo vikingo, además, se nos muestra como un pueblo fiestero, de opíparas comilonas, por lo que estaba destinado a ser comparado en una receta.

Nuestro plato se nos antoja vikingamente rudo y violento, al trabajar con un animal crudo y trocearlo con la fuerza de Odín. La mezcolanza de ingredientes (alcaparras, cebolleta, mostaza...) conforman esa comunidad separada de reyes, guerreros, esclavos y ardientes damiselas, que poco a poco deben aunar sus fuerzas, despojarse de rencillas y transformarse en una masa uniforme, en una hamburguesa compacta capaz de derrocar al ejército inglés... o lo que es más difícil, atinar con nuestro paladar.

Nuestro plato evoca a un paisaje de fiordos, rocoso (gracias al tostado, allá donde dejaban atado a Curtis), vivo en naturaleza (lechugas verdes) y coronado por un río (la salsa de pepino) por donde surca majestuosa toda la flota de Drakkars. Sólo nos faltaría rellenar un buen cráneo del enemigo de buen vino (entiendo que no lo hagáis) y ya podemos viajar por una de las mejores películas de aventuras de todos los tiempos. Nos veremos en Valhalla...  



1 comentario:

  1. Ummmmm con lo que me gusta el salmón y la salsa que fresca, enhorabuena sigue así, un beso.
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