viernes, 20 de junio de 2014

SALMÓN CON PESTO DE ENELDO Y ENSALADA DE MANGO (Grease cooking)

INGREDIENTES (2 personas)

2 rodajas de salmón fresco
Sal y pimienta

Para el pesto de eneldo
30 grs de eneldo fresco
30 grs de piñones (o almendras)
1 limón
1 diente de ajo
Queso parmesano rallado
Aceite de oliva Virgen Extra
10 grs de zumo de naranja
Sal y pimienta

Ensalada de mango con vinagreta de sésamo
VER RECETA AQUÍ

Tiempo: 20-25 minutos
Película comparada: GREASE (Randal Kleiser-1978)

El salmón es uno de esos pescados tan socorridos y vitales en la cocina, que ya es difícil sorprenderle. Nosotros vamos a intentarlo. Ya hemos preparado varias versiones para los amantes de este solicitado pescado azul (Salmón con Salsa de Naranja, Salmón Crujiente sobre Ensalada Tártara,  Hamburguesa de Salmón con Salsa de Pepino...) así que hoy toca reinventarse. Lo hacemos de una manera clásica - a la plancha - pero lo maquillamos con un sabrosísimo pesto de Eneldo, que le va que ni pintado. Para refrescar el plato nada mejor que una buena ensalada de Mango y ya tenemos lista la nueva incursión.

El salmón es un pescado sano y muy rico en ácidos grasos Omega-3, así que aparte de saborear un delicioso bocado, miramos una miaja por nuestro colesterol, que nunca está de más. Pues nada, ya es hora de atarnos el mandil y faenar por los mares nórdicos. Silencio... se cocina.

La Ensalada de Mango la dejamos preparada con la receta que os dejo en el link de arriba, así que de eso nos olvidamos. 

Nos metemos de lleno con el PESTO DE ENELDO. Sacamos el mortero (mágico utensilio, fiel como ninguno) y disponemos los ingredientes. Vamos majando el diente de ajo con un poco de sal. Con fuerza, que no se diga. 

Le añadimos los piñones y seguimos echando brazo. Cuando lo tengamos bien triturado incorporamos el zumo de limón y de naranja. Lo mezclamos todo bien.

Momento de verter el aceite de oliva Virgen Extra (aquí sí que debéis tirar de calidad extrema) y el queso rallado. Ahí ya va a vuestro gusto, según queráis el pesto más o menos denso. Vuestro ojo será el juez perfecto para dictar esta sentencia culinaria. Fiaros de él siempre.

Opción de presentación del Pesto de Eneldo
TURNO DEL SALMÓN. Lo sacamos unos 10 minutos antes de la nevera para que se atempere. Lo salpimentamos al gusto por ambas caras. 

Ponemos una sartén o parrilla al fuego sin NADA DE ACEITE, que el salmón ya lleva su ración de serie. TRUCO: Ponemos la sartén a fuego fuerte sin el salmón y justo antes de colocarlo, lo bajamos a la mitad. Eso nos servirá para aprovechar todo el calor para que se nos haga bien pero sin quemarlo. 

Lo cocinamos unos 4-5 minutos por cada lado. Sin tocarlo, lo dejamos a su rollo, únicamente le metemos mano para darle la vuelta cuando llegue el momento. 

Una maravilla de la naturaleza... 

MOMENTO DE EMPLATAR. Colocamos el salmón (bien doradito y crujiente por fuera) en el plato. Lo bañamos ligeramente con nuestro particular pesto y acompañamos con la Ensalada de Mango (que yo he dispuesto en un molde cuadrado). Decoramos con una ramita fresca de eneldo y se acabó. Todo dispuesto para el ataque. ¡Que aproveche, hitchcookianos!

Película ideal para degustar este plato

GREASE
("Grease" de Randal Kleiser - 1978)

Esto de las comparaciones es un pequeño arte que intento sea el de todos. Nada me satisface más que ver que a la gente le seduce este chiflado juego entre cine y cocina. Para esta ocasión ha sido un placer contar con la petición de Begoña Barrero. Ella me ha solicitado (o más bien, me ha retado) a comparar alguno de mis platos con Grease. Yo he recogido el guante y me he lanzado, una vez más, a la aventura. No era fácil introducirse en la brillantina de este peculiar e icónico musical de los setenta pero merecía la pena intentarlo. Vamos que si la merecía... Salmón y Grease, todo un desafío.

Para empezar, seamos serios. Todos la hemos visto. Tal vez algunos hasta estén cansados y que otros finjan odiarla (o que no les guste realmente, cualquiera sabe). Pero lo cierto es que Grease va más allá del elemento cinematográfico. Es pura música, baile, coreografías imborrables, estética y melodías pegadizas. No hay evento social que no nos haga bailotear un Summer Loving, un You are one that I want o señalar al infinito con aire chulesco un Grease Lighting

La película supuso una revolución en la época. Y su logro está en hacer de un argumento simple y sin pretensiones (amor imposible entre jóvenes en bandos distintos donde cada uno se metamorfosea para complacer al otro), una obra importante, notoria, que aguantase el paso del tiempo. La pareja de Olivia Newton John (la sosa, ñoña e inmaculada Sandy) y John Travolta (el macarra, benévolo y light outsider) funciona como un reloj, su química traspasa la pantalla y les convierte en un dúo musical icónico. Grease se nutre de la parodia de las películas de instituto, de la comedia romántica, del look excesivo de los 50... y consigue esbozarnos una sonrisa en cada uno de sus pizpiretos y musicales fotogramas.

Nuestra receta empieza basando su potencial en el propio título de la película Grease (brillantina o gomina). Y ahí surge el primer nexo: la grasa del salmón. Uno de los pescados que menos aceite necesita porque ya viene "peinado" del mar. Hay que saber que el Grease de la cinta proviene del término "greased back", que era un tipo de look de los años 50, que consistía en peinarse hacia atrás con mucho gel o gomina. Nuestro salmón usa su propio "grease" para hacer brillar su aspecto físico.

Luego ya llega el pesto de eneldo, que surge en la receta como ese toupé imposible que coronaba las cabelleras de los T-Birds. Un perfecto engranaje de peinado (meticulosamente definido con el peine que siempre llevaban en el bolsillo de atrás) e inamovible. Ya podían pelear en carreras por el canal, bailando en el polideportivo para la televisión o probando deportes para seducir al amor soñado, que ese pelo jamás se movería de su sitio. El pesto se asienta sobre la cabeza de la rodaja y le hace lucir su mejor aspecto rebelde. Sin él, el salmón sería un estudiante anodino del insituto Rydell. 

Y por supuesto marcamos los dos bandos (el de Sandy y el de Danny Zucko) enfrentando y separando nuestro salmón y la ensalada de mango, que para la ocasión nos hará las veces de la mojigata rubia. Aquí aparece encorsetada en un molde o aro de emplatado. No se atreve a mezclarse con "el pescado malo" y se mantiene risueña, despreocupada, lejana... en el plato y en la historia. Sólo al final de la elaboración o del metraje, se fusionaran en uno. 

Por último cabe señalar que el aspecto visual del plato evoca el colorido de la película, donde primaban los colores llamativos, chocantes, casi psicodélicos. Aquí tenemos desde el rosado crujiente del salmón, pasando por el verde brillante del pesto de eneldo, y llegando al resplandeciente abanico de texturas de la ensalada. Grease fue un evento generacional. Una divertimento que se mantiene casi intacto. Nuestra receta es una coreografía de ingredientes en un plato, que agitan sus caderas o sus aletas al son de nuestra música como cocineros... 


3 comentarios:

  1. Si es que no puedo decir nada mas que ,gracias ,gracias ,gracias ,lo has bordado ,no esperaba menos menos de ti Voy a desempolvar mi falda de vuelo con enaguas , la pondré a ventilar para que pierda el olor a naftalina ,sacare la cinta de cassette del musical Grease ,la rebobinare con un boli Bic y me pondré manos a la obra ,no viajare atrás en el tiempo ,no perderé las patas de gallo ni las canas ni los dolores articulares ,todo eso seguirá estando aquí cuando emplate y sirva en la mesa este plato mágico pero seré un poco mas feliz ,GRACIAS.

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  2. Grande como siempre, Rodrigo!!!
    Estoy pensando en un reto... besos

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    1. Un plato muy llamativo y sano, sano, enhorabuena sigue así, un beso.
      LAS DELICIAS DE MAYTE

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