miércoles, 26 de marzo de 2014

HAMBURGUESA DE MORCILLA CON RULO DE CABRA Y MERMELADA DE HIGOS (Ciudadano Burguer)


INGREDIENTES (2 personas)

150 grs de morcilla de Burgos
150 grs de carne de vacuno picada
Mermelada de Higos de temporada Hero
2 rulos de cabra
2 panecillos rústicos
1 yema de huevo
Perejil picado
Sal, pimienta y aceite de oliva

Duración: 20 minutos + 2 horas de reposado de la carne


Hoy nos ponemos grandilocuentes y nos lanzamos con una hamburguesa diferente. Ideal para paladares aventureros y estómagos vacíos. Es todo un gigante cuyos ingredientes mezclan a la perfección en boca. Es potente, rica en textura y la combinación entre la morcilla, el queso y la mermelada le da variedad de toques y matices realmente espectaculares. No podía por menos que compararla con Ciudadano Kane. El duelo va de monstruos esta vez. Nos ponemos...


Preparamos un bol grande donde haremos la mezcla de nuestras hamburguesas especiales. Retiramos la piel (tripa) de la morcilla y desgranamos la carne. La echamos en el bol. Añadimos la carne de vacuno picada, el perejil picado y la yema de huevo.



Mezclamos bien todos los ingredientes hasta formar una masa. Cubrimos con papel film y dejamos reposar en la nevera unas 2 horas. Esto hará que la carne se quede más compacta.




Pasadas las dos horas, sacamos la carne y la dejamos atemperar. Vamos formando con cuidado nuestras hamburguesas. Les damos forma con las manos y luego las aplastamos ligeramente.



Tostamos nuestros panecillos rústicos en una plancha con una pizca de aceite.


Freímos las hamburguesas en la misma plancha con aceite. Las dejaremos unos 2 minutos por cada lado. Aunque en el universo "burguer" manda el gusto de cada comensal. Damos la vuelta con mucho cuidado para que no se nos deshaga todo el trabajo y cocinamos por la otra cara.

En otra sartén doramos los rulos de queso de cabra hasta que queden con un delicioso color dorado por ambas caras. Y ya sólo nos queda montar este suculento bocado.


En un plato de madera (que le da un toque artístico bien chulo), ponemos la base del panecillo. Encima disponemos la hamburguesa "oscura". Sobre ella el rulo de queso de cabra y coronamos la obra con una generosísima cucharada de mermelada de higos de Hero, que le aportará el elemento dulce perfecto para que cada mordisco resulte excepcional. ¡Que aproveche, hitchcookianos! 

Película ideal para degustar este plato

CITIZEN KANE
("Ciudadano Kane" de Orson Welles - 1941)

Esta hamburguesa destaca por su tamaño, importancia y por un nivel de capas a cada cual más poderosa. Por así decirlo, es un monstruo culinario. Un gigante cuya figura se alza en nuestro plato y que simboliza una construcción de proporciones casi épicas. En nuestro referente cinematográfico había que indagar en la figura (tanto ficticia como real) de alguien con estos rasgos: un titán emergente. Y aquí es donde surge el genio de Orson Welles y su todopoderoso debut en el cine: Ciudadano Kane.

Hablar de Ciudadano Kane es hablar del cine en sí mismo. Para muchos la mejor película de la historia (suele ocupar la cima en cualquier lista de críticos y estudiosos), para otros una obra sobrevalorada. Yo estoy más cerca del primer grupo, como era de esperar. Orson Welles contaba con tan sólo 26 años cuando se lanzó al séptimo arte con su ciudadano y sólo en Ciudadano Kane tuvo el control absoluto de la obra (en enormes películas posteriores como Sed de Mal, El cuarto mandamiento o La dama de Shangai fue víctima de los productores y sus tijeretazos) Welles decidió revolucionar un lenguaje ya estipulado y asentado, y creó una obra sin igual.

En el plano visiual y técnico descubrió una novedosa profundidad de campo (primer plano, plano medio y plano de fondo enfocados en el mismo encuadre), rompió suelos para colocar la cámara y mostrar contrapicados (y mostrando los techos de los decorados, lo cual era inédito y problemático para la colocación de focos) y sorprendió con impresionantes juegos de iluminación. En el plano narrativo rompió moldes mezclando misterio con un hilo conductor periodístico (todo parte de un periodista que indaga sobre la vida del magnate de la prensa Charles Foster Kane y su última y enigmática frase: "Rosebud"), usó flash-backs (para ir avanzando la investigación), elipsis temporales (la secuencia del matrimonio en la mesa y cómo se va mostrando el deterioro en su relación) e hizo una enorme labor de guión a la hora de cavar en las miserias psicológicas de un personaje central. Un hombre que, rodeado de demasiada gente, murió demasiado solo. Todo un estudio de la soledad humana.

Vale, sí, podría estar horas hablando de esta película, así que me centraré ya en el plato, que tiene bastante simbología con el film y ahora veréis por qué. En un primer vistazo vemos una gran construcción (la hamburguesa en sí), que bien se pudiera asemejar a la fantasmagórica mansión de Xanadú. Residencia de Kane, cueva del monstruo. Pero yendo un poco más profundo, entendemos que el personaje de Welles (sobresaliente como actor, por cierto) es un hombre plagado de capas psicológicas. Se asienta sobre la tranquilidad y seguridad que le otorga una fortuna millonaria (el pan, que es el pedestal seguro y firme sobre el que se posan el resto de ingredientes)

Pero por encima empieza a sobresalir la crudeza de su personalidad. La morcilla y la carne (elementos rudos y virulentos) simbolizan ese despiadado apetito de Kane por apoderarse de todo, hacerlo suyo, poseerlo, lograr que su sabor domine sobre todas las cosas... Es despótico, orgulloso, infiel, manipulador... Con el paso del tiempo - o del cocinado - no hace sino potenciar más su crueldad. Su textura se vuelve crujiente, es decir, hace más impenetrable su coraza emocional. 

El queso simboliza el Kane más voluble e incluso tierno. Se reblandece con el amor, lo entrega todo por cautivar y seducir a la mujer deseada (llegando incluso a incluir a una de ellas en un espectáculo musical del que claramente no es merecedor). Se vuelve blanco, puro, sentimental, aunque el color dorado (casi como una mancha en el espíritu) nos viene a decir que dentro de esa pureza, sigue existiendo la negritud en su corazón. 

Y por último nos encontramos con la mermelada de higos. Un toque rojo, dulce, intenso, con reminiscencias a la infancia. Ahí es donde nos topamos con el gran secreto encerrado en una bola de cristal. El pasado de Kane, su último aliento fue para rememorar su niñez perdida. La vida que nunca tuvo y que el dinero ("érase un hombre tan pobre, que sólo tenía dinero"), la ambición, el deseo y la locura le llevaron a olvidar durante décadas. 

Su misterio arde pasto de las llamas. "Rosebud". ¿Qué era "Rosebud? Pues ni más ni menos que un grito de auxilio de un niño devorado por el hombre en el que se convirtió. "Rosebud" era un trineo de madera y que en nuestra receta se materializa en el plato que sustenta a la gran y terrible hamburguesa...



2 comentarios:

  1. Una película que hay que ver sí o sí, mientras iba leyendo me preguntaba donde ibas a meter "rosebud" jejeje y ahora entiendo el cambio del plato de pizarra por el de madera.
    La hamburguesa me la apunto porque morcillas de Burgos no me faltan en casa y siempre estoy buscando recetas para hacer con ellas :)
    Besos

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  2. ¡Qué delicia! Este tipo de recetas son fantásticas y de lo más originales. Sin duda, la mermelada nos parece un acompañamiento fantástico, este alimento se puede comer tanto solo como incluirlo en cualquier receta o postre. ¡Nos encanta!

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