viernes, 12 de agosto de 2016

DEGUSTANDO EL CALLEJÓN DEL GATO. Paso 1: La Tía Cebolla

Subiendo desde la Puerta del Sol, por la calle Espoz y Mina, llegamos a la confluencia con la calle de la Cruz. Un territorio madrileño de locura turística y aromas castizos. 

En ese punto exacto arranca la calle angosta de Álvarez Gato - poeta cortesano de bajo linaje que llegó a ser mayordomo de Isabel La Católica -. Su nombre da vida a esta breve vía peatonal cargada de romanticismo, literatura, historia, magia y buena oferta culinaria.

Su recorrido lleva apenas un minuto, casi un suspiro, pero resultará imposible no detenerse en los negocios hosteleros que se entretejen a ambos lados del estrecho callejón.

Un viaje a las entrañas más suculentas de Madrid, al corazón de la ciudad, a la línea de salida.

Popularizada en su momento por Valle-Inclán en sus "Luces de Bohemia" (1920), este pasadizo descubierto, fue el templo elegido por el autor para el esperpento, materializado en espejos cóncavos que distorsionan la realidad.


Este paseo está lleno de memoria y, como decía, de locales a ambos ojos que nos proponen una amplia y surtida carta; una experiencia gastronómica en un lugar emblemático, misterioso, casi místico. Nuestro paladar deambulará como Max Estrella (protagonista escritor y ciego de la célebre obra) por este Callejón del Gato en busca de satisfacer su curiosidad y su inquieto apetito. 

Luce el sol. El estómago ruge. Maúlla el gato. Comienza la degustación...



Nuestro primeros pasos llegan a la Tía Cebolla (fundada en 2001) Comida con corazón y servicio con alegría, así reza su declaración de intenciones. Típica gastronomía española para jolgorio de tu gula y tus ansias de dar placer a tu paladar. Todo un emblema del barrio. Parada obligatoria.

Imagen de la gran terraza que alberga "La tía Cebolla"
Nos topamos de bruces con una amplia terraza ubicada en pleno núcleo de la capital donde clientes, turistas y almas sedientas se dan cita en un esquinazo de paso, pero apartado. A la vista, pero secreto.

Cuando uno llega a la barra a pedir una caña fresquita (tirada como mandan los cánones), te acompañan con un plato de embutidos para que el trago sea más llevadero. Tus ojos empiezan a recorrer el local por el que cuelgan ristras de guindillas y de ajo. El toque "hogareño" te envuelve y desata un ambiente familiar, joven, enérgico...  

La barra con su original tirador de "vermú de grifo"
Guindillas secas colgando por todo el local para dar ese aspecto hogareño y auténtico
  
 Lacón cortado a cuchillo frente a tus narices / Ristra de ajos y guindillas secas para aromatizar tus sentidos


Es el único local del callejón que abre a las 08:30, lo que le convierte en el disparo de salida para comenzar la jornada y homenajearte con un buen desayuno a base de bocadillos, bollería, zumos o "Rosquillas de Lala". A la hora del aperitivo puedes degustar su propia sangría o su vermú de grifo y secundarlo con empanadas argentinas, lacón cortado a cuchillo o unas croquetas de jamón caseras. 


En su oferta culinaria nos topamos con comida tradicional española donde nos encontramos: paella mixta, cocido madrileño, callos, albóndigas, rabo de toro, calamares a la romana, tortilla española, ensalada campera o la gran marca de la casa, sus cebollas rellenas de bonito estofadas. 

Callos a la madrileña

Rabo de toro estofado
Y a esto hay que sumarle su horno para pizzas, donde se pueden degustar creaciones artesanas hechas al momento para deleite del comensal. Una oferta de lo más variada servida por un personal eficiente, amable y dispuesto a tener tu estómago en las mejores condiciones posibles. 

Aquí te vas a encontrar un lugar idóneo para tapear, para degustar bebidas caseras, para acodarte en la barra y disfrutar de una experiencia culinaria vibrante y a precios muy asequibles. Dentro o fuera en su terraza, tendrás una ocasión perfecta para comenzar tu recorrido gatuno.


Siguiente paso: "La Taberna Pompeyana" (Próximamente...)

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