Lo primero es dejar precalentando el horno para luego terminar la receta con gratinado.
Limpiamos y cortamos la pechuga de pollo en trozos grandes, como si hiciésemos solomillos de pollo. Los salpimentamos y reservamos.
Para el pesto
Normalmente hago el pesto en mortero y tiro de "brazo", pero siendo hoy una cena a cámara rápida, vamos a usar las herramientas que nos faciliten y sobre todo, nos acorten el tiempo de preparación.
Colocamos en un vaso de batidora el diente de ajo (NOTA: conviene retirarle el gérmen del interior que es lo que "repite") y lo trituramos. Añadimos un buen puñado de hojas de albahaca (sin rama, sólo la hoja), una pizca de sal y los piñones y volvemos trituramos. Añadimos el aceite de oliva (la cantidad irá un poco a ojo, hasta que consigáis la textura que más os guste) y terminamos rallando queso Parmesano y mezclando todo.
NOTA: Si la salsa os queda demasiado espesa se puede aligerar con un poquito de agua. El truco, como en todo, se trata de hacerlo con calma e ir probando en cada paso para dar con "vuestro toque".
El pollo
Ponemos un poco de aceite en una plancha o sartén y cocinamos el pollo 1 minuto por cada lado a fuego vivo. Vamos pasando las tajadas a una bandeja de horno.
Cubrimos (o napamos) todos los trozos de pollo con la "Salsa Pesto" y espolvoreamos queso Emmental u otro queso que circule por vuestra nevera y queráis darle salida.
Metemos en el horno y gratinamos hasta que se dore el queso.
Sacamos y presentamos con un puñado de piñones (tostados en sartén) y unas hojas frescas de albahaca. ¡Que aproveche, hitchcookianos!
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