Mostrando entradas con la etiqueta Queso Parmesano. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Queso Parmesano. Mostrar todas las entradas

martes, 12 de mayo de 2020

SPAGUETTI CON PESTO DE REMOLACHA Y NUECES (Pink Pesto)

Hoy te traigo un plato de pasta de lo más vistoso, colorido, sano y sorprendente, que no se diga. Una salsa pesto animada con remolacha, queso, nueces y albahaca fresca que catapultará a otra dimensión todos tus platos de pasta.  

Se trata de una variación de las clásicas salsas pesto verde y rojo (que son dos monumentos icónicos de la gastronomía, así en general) que más allá de su siempre llamativo aspecto, encierra un sabor de lo más peculiar e interesante para jugar y mezclar. Yo he usado nueces, pero podéis dejaros llevar y añadir avellanas, pistachos, almendras o piñones. La albahaca - cuyo aroma es irrepetible - puede modificarse por espinacas y tira de los quesos que más te apetezcan. Crea. Improvisa. Disfruta. 


Yo te dejo por aquí mi versión y luego tú ya te lanzas a la aventura. Te doy las cantidades del pesto como para unas 4-5 personas. Lo restante puedes, cómo no, reservarlo para otros platos de pasta o darle vida a unas pechugas de pollo y hacer una variante de esta propuesta mía de hace tiempo Pollo al pesto. Lo de siempre: yo te doy ideas, tú ejecutas.

Sin más rollos vamos a colorear de rosa este día, hitchcookian@s... ¡Mandiles arriba!


Ingredientes
  • 90 g de spaghetti por persona (nosotros usamos integrales) 
  • Agua para cocer 
  • Sal 
  • Albahaca fresca 
  • Parmesano rallado y pimienta negra recién molida 
Para el pesto de remolacha 
  • 200-220 g de remolacha cocida
  • 2-3 cucharadas de tomate concentrado 
  • 4-6 cucharadas de  aceite de oliva Virgen Extra 
  • 10-12 nueces peladas 
  • Queso curado y Parmesano rallado 
  • Albahaca fresca y orégano
  • Pimienta negra 
  • 1 diente de ajo 
Tiempo: 15 minutos

Elaboración del pesto
  1. Esta receta es bien sencilla, todo lo que necesitaremos tener a mano es una batidora y una olla alta para la pasta. 
  2. Echa en vaso batidor la remolacha y tritúrala un poco. 
  3. Añade el resto de ingredientes y tritura. El único truco aquí es probar para que des con el sabor y la textura que tú quieras. Debería quedar una pasta densa.
  4. NOTA: Si te va el picante o darle un chispazo a este pesto puedes añadir un poco de guindilla seca (pepperoncino) o unas gotas de Tabasco. 

Culminación del plato
  1. Pon a cocer abundante agua SIN SAL y desde luego SIN ACEITE. Añade la pasta que hayas elegido y ahora sí, lanza un buen pellizco de sal. Cuece según las instrucciones pero OJO que quede bien al dente que terminaremos su cocción junto con la salsa. 
  2. IMPORTANTE: Guarda como medio vaso de agua de la cocción de la pasta antes de escurrirla.
  3. Cuela la pasta y enseguida viértela dentro de la olla con el fuego moderado. Añade unas 4 cucharadas de la salsa pesto de remolacha y el agua de cocción reservada. Empieza a remover bien la pasta para que absorba el sabor y el color del pesto y el líquido casi se evapore. 
  4. Sirve los spaghetti calientes y corona con más queso Parmesano o curado por encima, unas nueces partidas y unas hojas de albahaca cortadas SIEMPRE con las manos. 


¡Que aproveche, hitchcookian@s!  


martes, 9 de mayo de 2017

ALITAS DE POLLO A LA PARMESANA



Ingredientes (2 personas)
  • 8-10 alitas de pollo partidas 
  • 1 trozo de raíz de jengibre fresco y picado (como 1 cucharada)
  • 1 manojo de albahaca fresca 
  • Queso Parmesano
  • Aceite de Oliva para freír el pollo
  • 1 cda de mantequilla
  • Sal y pimienta negra molida
Tiempo: 15 minutos

--------------------------------------------------------------------------------------------------
Freír el pollo

Si compramos las alitas enteras (recomendación) las vamos a "tunear". Para ello las limpiamos de posibles restos de plumas y las secamos bien con papel de cocina.

Las partimos por la unión de la articulación con un cuchillo bien afilado y desechamos las puntas. NOTA: Pero no las tiramos, nos servirán perfectamente para animar un buen caldo de pollo casero.

Salpimentamos los trozos de pollo y ponemos abundante aceite a calentar en una sartén o freidora.  Si tenéis termómetro que el aceite esté a unos 170-180º. Las freímos por tandas unos minutos, hasta que cojan un buen color dorado. Al no ser piezas muy grandes no tardarán mucho en hacerse. Las vamos sacando sobre papel absorbente para eliminar el exceso de grasa.

La salsa 

Ponemos la mantequilla en una sartén. Añadimos el jengibre fresco muy picado (puedes sustituirlo por ajo picado) y dejamos que desprenda su aroma 1 minuto.

Acto seguido vertemos las alitas ya fritas, espolvoreamos albahaca fresca y abundante queso Parmesano recién rallado. Removemos bien para que el queso se funda sobre el pollo y coja todos los aromas de la albahaca y el jengibre.

Servimos calientes y rallamos más queso por encima, que para eso es el protagonista. 

¡Que aproveche, hitchcookian@s! 

martes, 24 de enero de 2017

CAZUELA DE COLES DE BRUSELAS GRATINADAS (Bocados vegetales)

Las coles de Bruselas son de esas verduras que, tal vez, no gocen de un apoyo muy extendido. Siempre se han visto como ese "castigo" para meterte verde en el cuerpo, pero lo cierto es que son una fuente de vitaminas y antioxidantes estupenda. Y si para incluirlas en nuestro recetario hay que maquillarlas un poco, pues que así sea.

En esta ocasión vamos a generar una capa o gratinado especiado con hierbas aromáticas y Parmesano para potenciar su sabor y hacerlas más vistosas. Se pueden servir como primer plato o como acompañante. En cualquier de ambos casos, tendremos un plato realmente saludable y sabroso.

Sus valores nutricionales son bastante extensos: vitaminas C y K, hierro, ayudan a prevenir el estreñimiento, ayudan a mantener en guardia el sistema inmunológico, previenen la retención de líquidos por su acción diurética... Como veis son muchas sus virtudes para empezar a dar a las coles de Bruselas una oportunidad en nuestra cocina. ¡Mandiles arriba!

Cazuela de coles de Bruselas gratinadas

Ingredientes (2-3 personas)

  • 500 grs de coles de Bruselas
  • 40-50 grs de pan rallado (yo usé uno propio mezclado con albahaca y perejil)
  • 1/2 limón y su ralladura
  • Tomillo fresco 
  • Romero fresco 
  • Orégano 
  • 50 grs de queso Parmesano
  • Unas alcaparras
  • Sal, pimienta negra y Aceite de oliva Virgen Extra 
Tiempo: 40 minutos 

Primeros pasos 

Precalentamos el horno a 180º.

Mientras va cogiendo calor o vida, calentamos en una olla bastante agua con sal hasta que hierva. Cocemos las coles de Bruselas partidas por la mitad durante 4-5 minutos.


Las sacamos y las disponemos en una bandeja o cazuela para el horno. Las aliñamos con sal, pimienta negra molida y un poco de aceite de oliva Virgen Extra. Removemos y reservamos.

El crujiente

En un bol vertemos el pan rallado (yo usé pan duro que complementé con unas hojas de albahaca y perejil y que trituré ligándolo con un poco de aceite, pero podéis usar uno sin aromatizar), y le añadimos el tomillo, el orégano y el romero bien picado. 


Rallamos el Parmesano, incorporamos unas alcaparras, el limón y su ralladura, un poco de aceite de oliva Virgen Extra, salpimentamos y mezclamos bien todo. 

Cubrimos por encima de las coles con esta capa de crujiente y metemos la cazuela en el horno durante 30-35 minutos. 

Servimos enseguida con un chorrito de aceite de Oliva Virgen Extra en crudo por encima. ¡Que aproveche, hitchcookian@s! 

martes, 3 de mayo de 2016

TRUCHA AL HORNO CON COSTRA DE VERDURAS Y PARMESANO (Delicia de mar y huerto)


Amantes del pescado en general y de la trucha en concreto, estáis de enhorabuena. Esta receta es un auténtico lujo que os llevará muy poco tiempo preparar y os aseguro que es una delicia. Un plato de pescado rápido, divertido y que fantasea con diferentes texturas en boca.

Lo único que vamos a necesitar es tener el horno a punto, que es el protagonista de la cocción. Más allá se abre un universo de sabores, aromas, colores... todo un tarro de esencias mediterráneas y saludables para dotar a una solitaria trucha de una vistosidad y jugosidad incomparable. Todo un juego de mar y huerta en la mesa.

Ni qué decir tiene que los elementos de la receta corren a vuestro gusto. Yo os planteo aquí una opción para que cojáis ideas y os soltéis la melena en la cocina. ¡Mandiles arriba! 




Ingredientes (2 personas)
  • 2 filetes de trucha
  • 2 patatas medianas 
  • 1 cebolla morada
  • 1 zanahoria
  • Alcaparras 
  • 1 tomate 
  • 1 bulbo de hinojo 
  • 1 limón 
  • Perejil fresco picado
  • Pan rallado 
  • Queso Parmesano rallado 
  • Sal, pimienta negra y Aceite de Oliva
Tiempo
  • 20 minutos

Lo primero de todo es blanquear las patatas laminadas. Puedes sacar las rodajas finas a cuchillo o con ayuda de una mandolina, teniendo extremo cuidado para no tener accidentes sangrantes. Blanquear es una técnica culinaria que consiste en una semi-cocción de algunos alimentos que luego terminarán de hacerse en otro proceso de cocción más largo (asado, braseado...) 

En una bandeja extendemos papel de horno y echamos un poco de aceite de oliva. Vamos disponiendo las patatas (a modo de repartir naipes de una baraja) por la superficie. Salpimentamos y regamos con otro poco de aceite. Metemos al horno a 200º y dejamos que vaya cogiendo un punto crujiente mientras seguimos con la receta. 


En un bol amplio añadimos la cebolla, la zanahoria, las alcaparras, el tomate y el hinojo. Todo picado muy finamente. Añadimos el zumo de un limón, sal y pimienta al gusto y 2 cucharadas de aceite de oliva. Mezclamos todo bien. Probamos y reservamos. 

Por otro lado mezclamos en un bol el pan rallado, el Parmesano rallado, el perejil picado y un chorrito de Aceite de oliva. NOTA: Si os sobra, podéis reutilizar esa mezcla para rebozados o para albóndigas. Aquí no se tira nada nunca...  

Sacamos las patatas del horno. Colocamos sobre ellas los filetes de trucha ligeramente salpimentados. Vamos a "napar" o cubrir con la mezcla de verduras el pescado. 


Introducimos en el horno de nuevo unos 3-4 minutos.

Por último volvemos a sacar la bandeja y espolvoreamos una cantidad generosa de nuestro pan rallado aromatizado con Parmesano. Volvemos a meter al horno durante 1 minuto. Lo suficiente para que coja color y crocante, no queremos sobre-cocinar el pescado. 

Para emplatar servimos los filetes de trucha y rociamos un poco más de limón y de aceite de oliva por encima. Decoramos con unas hojas frescas de perejil y listo. ¡Que aproveche, hitchookian@s! 

domingo, 24 de enero de 2016

ENSALADA CÉSAR CON POLLO Y MIEL (Modo circense)

Hay infinidad de formas y trucos para preparar esta famosa ensalada. Supongo que todos nosotros tenemos nuestra fórmula maestra, por eso hoy quiero presentar una forma muy original de prepararla. Además lo acompañaos de un jugoso pollo de corral ligeramente caramelizado con miel para darnos ese punto dulzón en el plato. Por supuesto que aquí el abanico de posibilidades es amplio. Podéis variar el tipo de lechuga, añadir algo de soja, cambiar el queso... Sabemos cuál es el original, podemos versionarlo como nos plazca, que para eso es nuestra cocina. 

Está forma de preparar la salsa César es muy sencilla y tiene mucho de "circense" Lo fundamental es hacerse con un bol de madera muy amplio y configurar todo el proceso delante de los comensales. Os dará un toque muy profesional y todo el mundo puede ver qué ingredientes vais añadiendo a la mezcla y eliminar o añadir al gusto de cada uno. Vamos a ello. Sólo necesitáis un buen par de tenedores y, cómo no, ¡mandiles arriba!

Ojo, que al final tenéis una Receta Bonus... 

Ingredientes (2 personas)
  • 300 grs de pechuga de pollo
  • Sal, pimienta y Aceite de Oliva 
  • 2 cdas de miel 
  • 1 limón y su ralladura
Para la ensalada
  • Lechuga romana
  • Pan frito (croutons) 
  • 1-2 dientes de ajo
  • 2 anchoas en aceite
  • 1 yema de huevo
  • 1 cda de Mostaza de Dijon
  • 1 cdita de Salsa Perrins
  • 1/2 limón exprimido
  • Queso Parmesano rallado 
  • Sal, pimienta negra molida y Aceite de Oliva Virgen Extra
Tiempo
  • 10 minutos + 30 minutos de macerado
Ingredientes en escena...

Para empezar vamos a dejar macerando 30 minutos la pechuga de pollo. Para ello la salpimentamos por ambas caras y los colocamos en una bandeja. Añadimos zumo de limón y su ralladura. Lo tapamos y dejamos que coja sabor mientras nosotros vamos a por la salsa. 

Empezamos incorporando los dientes de ajo (sin el germen interior) y los vamos aplastando con los tenedores hasta convertirlos en un pasta. Hacemos lo mismo con las anchoas (yo le suelo añadir un poco del aceite de la conserva). NOTA: Aquí el truco está en usar un tenedor como base y el otro que trabaje sobre su "compañero" 


Añadimos la mostaza de Dijon, pimienta negra molida y la yema de huevo. Mezclamos, mezclamos, mezclamos...


Incorporamos el chorro de vinagre balsámico, el zumo de limón y la salsa inglesa. Vamos vertiendo poco a poco el aceite de oliva. NOTA: Al ser un bol de madera amplio voy dejando que "se deslice" suavemente por los bordes mientras voy mezclando.


Por último añadimos el queso Parmesano rallado, los croutons (que podemos tostar en sartén o en el horno) y la lechuga troceada (mejor a mano, y por supuesto bien limpia y seca). Mezclamos todos los ingredientes y listo.

Por último calentamos una sartén o plancha con un poco de aceite. Escurrimos ligeramente el pollo de su macerado y lo cocinamos bien. Vamos untando con una brocha de cocina el pollo con la miel (derretida en el microondas unos segundos, o disuelta en un poco de agua) la piel para que vaya caramelizando. Una vez que nos aseguremos que está bien hecho por dentro y dorado por fuera, lo sacamos y lo troceamos en tiras o en cuadrados, como gustéis. 

Emplatamos la ensalada con la salsa césar y colocamos encima el pollo caramelizado con miel. Terminamos rallando un poco más de queso Parmesano y listo...

RECETA BONUS

Volovanes de Ensalada César con pollo empanado

Os traigo también otra forma original y divertida de presentar y degustar este plato. Unos fantásticos volovanes ideales para entrantes. Nos bastaría con picar muy menuda la lechuga y preparar la salsa tal y como os he mostrado. Eliminaríamos los croutons porque ya tendríamos el hojaldre.

En este caso el pollo iría empanado (también nos valdría un taquito de pollo a la plancha) y lo coronaríamos todo con una gota de la salsa. Ahora sí... ¡Que aproveche, hitchcookian@s!




martes, 8 de diciembre de 2015

CROQUETAS DE CALABAZA Y GUISANTES (Pesadilla antes de Navidad)

Llega la temporada del "ho-ho-ho" y con ella los ágapes familiares o los reencuentros amistosos. En cualquier caso amenazan comidas y cenas copiosas y dudas, muchas dudas. Tenemos amplia variedad de platos fuertes para servir en la mesa pero hay que pensar también en los aperitivos y entrantes, que tienen un enorme protagonismo en el escenario de cualquier casa.

Desde The Hitchcook os proponemos este original bocado que se salta un poco las normas. Unas croquetas de calabaza y guisantes muy sencillas de preparar y que sorprenderán los paladares. Hay que tener en cuenta que la calabaza (de invierno) es una hortaliza muy socorrida, que aporta un toque dulce y una textura deliciosa. Además es un alimento con muy bajo aporte calórico, que nunca está de más para hacer frente a platos más contundentes, que seguro formarán parte del reparto de cualquier menú navideño. 

Aquí las hemos aromatizado con queso Parmesano, pero probad cualquier otro queso rallado, dar sabor al rebozado añadiendo alguna especia al pan rallado, combinad los sabores que más os gusten para llevad  esa "croqueta" a vuestro estilo culinario. ¡Mandiles arriba!

CROQUETAS DE CALABAZA Y GUISANTES


Ingredientes (4 personas)
  • 500 grs de calabaza (de invierno)
  • 100 grs de guisantes congelados
  • 2 cebolletas
  • Queso Parmesano rallado
  • 2 dientes de ajo
  • 1 huevo
  • Pan rallado
  • Sal, pimienta y Aceite de oliva

Tiempo
  • 30 minutos
Película comparada
  • "Pesadilla antes de Navidad" (Henry Selick, 1993) ---- Tras receta
Con esta receta participo en el Reto de "Christmas Time" de la comunidad Cocineros del Mundo en G+
Para cocinar la calabaza podemos usar varias técnicas: cocida, al vapor, asada o la que he empleado yo en esta ocasión, al microondas. Limpiamos y troceamos la pieza y la disponemos en un plato apto para microondas. La cocemos tapada durante 9-10 minutos a máxima potencia (en mi caso 800w)

Cocemos unos minutos los guisantes en agua hirviendo. Colamos y reservamos.


En una sartén con 2 cucharadas de aceite, sofreímos las cebolletas y el ajo. Incorporamos los guisantes y removemos para que vayan cogiendo calor.

Añadimos la calabaza cocida y salteamos todo el conjunto.


Vamos aplastando los trozos de calabaza (está muy blanda y se deshace con facilidad) para ir creando una pasta.


Incorporamos el queso Parmesano rallado, salpimentamos y removemos.



Vertemos toda la mezcla en un plato y dejamos reposar hasta que se enfríe.


Formamos las croquetas (redondas o alargadas) ayudándonos con las manos bien limpias. Las vamos pasando por huevo batido y luego por pan rallado. 


Las vamos friendo por tandas en una sartén o freidora con aceite caliente. Según las tengamos bien doradas las pasamos a un plato con papel absorbente.

Servimos nuestras croquetas de calabaza y guisantes calientes. Podemos acompañar con una buena salsa de tomate casero para dippear. Aunque por sí solas están de muerte... ¡Que aproveche, hitchcookian@s! 

Película ideal para degustar este plato
THE NIGHTMARE BEFORE CHRISTMAS
("Pesadilla antes de Navidad" de Henry Selick - 1993)


Calabaza. Ese símbolo culinario tan arraigado a la cultura americana en la celebración de su particular versión de Halloween (o día de Todos los Santos o Día de las Brujas), es el protagonista indiscutible de la receta. Su color, su sabor y su textura inundan todos los recovecos del plato por lo que había que mandar la mente en busca de una pieza cinematográfica que reflejase el espíritu de la hortaliza. No podía dejar pasar la oportunidad de posar mi mirada en esa genialidad de la animación perpetrada por Tim Burton y Henry Selick: "Pesadilla antes de Navidad". Una joya plástica, artística y musical.

Burton, que en esta ocasión hace las veces de creador y sello (que no de director), siempre se ha movido en los aledaños del género gótico, mamando desde los textos de Poe, hasta las películas de terror de la factoría Hammer. Desde sus inicios en Disney ya dio muestra de una visión especial y tétrica sobre el mundo animado, muy lejano de la bondad del dibujo de la todopoderosa empresa. En "Pesadilla antes de Navidad" se teje una historia de lo más bella y compleja: el rey de las calabazas (Jack Skellington, en claro homenaje a Jack O-Lantern, famosa leyenda irlandesa que da nombre a la noche de brujas) siente vacía su existencia de sustos y maldad, y encuentra en la Navidad una nueva fórmula para satisfacer su propia felicidad. Para ello secuestra a Santa Claus y usurpa sus funciones. Pero su condición de ser oscuro se rebelará contra él; uno es lo que es. No puede librarse de ello, por mucho que se niegue o que se enfrente a los seres queridos... 

La obra tuvo además el arrojo de ser rodada fotograma a fotograma ("stop motion") a la vieja usanza, liberándose de conceptos modernos y dotando de una expresión monumental a cada uno de los pintorescos personajes que deambulan por Halloweentown. Todo un esfuerzo técnico (se emplearon 7 días de rodaje por cada minuto del film), artístico (227 maquetas dispuestas en 19 platós diferentes), musical (maravillosas banda sonora y canciones por parte de Danny Elfman) y de paciencia (2 años tardó la creación en ver la luz). Burton y Selick - que posteriormente generaría obras maravillosas como "James y el melocotón gigante" o "Los mundos de Coraline" - hicieron un tándem perfecto que nos mostró un concepto antiguo de animación en tiempos tecnológicos. 

Nuestras croquetas se nos muestran en el plato como ese cementerio tenebroso por el que pasea Jack en busca de reflexión y consuelo con su fantasmagórico y leal perro Zero. Un entorno de lo más tétrico sembrado de calabazas sonrientes e iluminadas. En un primer vistazo entendemos que el paisaje ya nos da muestras de la unión entre receta y película. 

Pero yendo un poco más hacia la vertiente filosófica - que hay mucho en la obra - la cabeza de Jack, en forma de calabaza también, es un amasijo de dudas y sentimientos encontrados. Él es el rey, el amo, el líder nato de la ciudad del miedo pero está cansado de repetir la misma pauta una y otra vez (tal vez la pauta de hacer siempre el mismo relleno de croquetas) y quiere sorprenderse a sí mismo en otra tesitura. La Navidad - o la calabaza, los guisantes y el queso - simbolizan ese nuevo reto vital y culinario. Esa odisea que se abre frente a él. Desconocida. Ilusionante. Indecisa...

Su mente se va ablandando como la calabaza en el microondas y va eliminando todo atisbo de maldad para dejar paso a la fantasía navideña. La nueva mente de Jack se llena de ingredientes (ajo, cebolla, verduras, Parmesano...) que se amalgaman con su esencia - la calabaza - para ir dando forma a una nueva visión de la Navidad. Se disfraza de Santa Claus - gracias al rebozado del pan rallado y el huevo batido - para ir sembrando la felicidad (a su modo) a lo largo del mundo.

Sin embargo, todo su empeño, todo su estudio, toda su ilusión se ven truncados por su propia naturaleza. Su destino es "dar miedo", así que cuando pasa por el viaje de la freidora su apariencia benévola y cruda, se vuelve oscura, dorada, crujiente, amenazante... Y se resquebraja, tal y como nos muestra la foto con esa croqueta abierta y desnuda. Una comparación que también se encuentra con la historia de otros dos protagonistas: su novia zurcida Sall y el malvado profesor (una suerte de Doctor Frankenstein) que la fabricó. Un inventor que fue tejiendo piezas o ingredientes hasta dar con la forma adecuada, muy parecido al proceso de la elaboración de la croqueta. 

"Pesadilla antes de Navidad" es un cuento macabro que extrapoló las virtudes del cine de Burton (vistas en piezas como "Bitelchús", "Eduardo Manostijeras" o "Sleepy Hollow") Los escenarios son góticos, los árboles se retuercen en el horizonte, los personajes son pintorescos y asociales, las historias sombrías y hay una continua lucha entre la naturaleza de uno mismo y su ruptura. El "es lo que soy" con "lo que quisiera ser". Nuestras croquetas querían ser diferentes... y esa es la magia que tiene la cocina y el cine: que puedes ser quien quieras. 


martes, 10 de noviembre de 2015

SPAGHETTI GAROFALO ALL'ARRABBIATA (El cabo del miedo)

Hoy nos ponemos "furiosos" con esta Salsa All'arrabbiata (es decir, "enfurecida") que os llenará el paladar de intensidad y potencia. Esta salsa - originaria de Roma - tiene la peculiaridad de su toque picante, otorgado por el peperoncino (guindilla). Es una receta muy sabrosa, muy fácil y con una carga de intensidad elevada. Obviamente podéis rebajarla hasta donde gustéis, pero este plato tiene personalidad propia, no se la quitéis demasiado. Nos hacemos con unos buenos productos (yo en este caso siempre tiro de Pastas Garofalo, por calidad y resultado) y nos ponemos manos a la obra. ¡Mandiles arriba!

SPAGHETTI GAROFALO ALL'ARRABBIATA
INGREDIENTES (2 personas)

160 grs de spaghetti Garofalo, 1 bote de tomate seco en aceite de oliva, Peperoncino (guindilla), Perejil fresco, Orégano, Aceite de Oliva Virgen Extra, Queso parmesano, Sal y agua para cocer

Tiempo: 15 minutos
Película comparada: "El cabo del miedo" (Tras receta)


La receta es increíblemente fácil y rápida. Así que vamos a tardar lo que tarden en cocerse los spaghetti o la pasta que hayáis escogido para protagonizar el plato.

Ponemos a cocer los spaghetti en agua con sal y SIN UNA GOTA DE ACEITE. Si le echas aceite evitarás que luego la salsa se adhiera bien a la pasta. Dejamos que se cocinen hasta que estén al dente.  Para ello lo mejor siempre es probarlo.

La salsa

Ponemos en un vaso de picadora o en la Thermomix los tomates secos (y escurridos del aceite), 2 cdas de orégano y un puñado generoso de peperoncino. Ahí la cantidad tendrá que ser un poco a vuestro gusto por el picante, pero contad que este plato tiene que tener "carácter". 

Lo trituramos bien hasta obtener una pasta. 



Añadimos el aceite de oliva Virgen Extra. NOTA: Al ser tomates secos en aceite, hay que ir midiendo el nivel de aceite que le echemos para no pasarnos. Probad, probad y probad...

Aceite de Oliva en acción... 
Una vez que tengamos la salsa preparada la vertemos en un bol amplio. Añadimos los spaghetti ligeramente escurridos (el agua nos vendrá bien) y empezamos a mezclarlo en el bol. Espolvoreamos perejil fresco picado y removemos bien con ayuda de unas pinzas grandes.

El último revolcón...
Emplatado

Servimos en platos hondos, rallamos un poco de queso parmesano por encima y otro poco más de perejil para decorar. Agarramos el tenedor y a disfrutar. ¡Que aproveche, hitchcookian@s!

SPAGHETTI GAROFALO ALL'ARRABBIATA

Película ideal para degustar este plato
CAPE FEAR
("El cabo del miedo" de Martin Scorsese, 1991)

Dado que el término de la salsa en cuestión "arrabbiata" significa "enfurecida, enojada, rabiosa..." había que rebuscar en el colectivo cinematográfico obras que nos evocasen a seres violentos, vengativos, letales, con la cólera viajando a sus anchas por las venas. Hay mucho donde elegir, pero dado el elemento italiano del plato, enseguida mi mente se ha ido a dos de los ítalo-americanos más influyentes (De Niro y Scorsese) y a su séptima colaboración: "El cabo del miedo" 

Scorsese realizó en 1991(justo después de firmar una de sus obras cumbre "Uno de los nuestros") el remake del celebrado thriller psicológico "El cabo del terror" (1961) Una pieza de acoso y derribo por parte de un ex presidiario (Robert Mitchum) a su abogado defensor (Gregory Peck). En las manos de Scorsese la película goza (tal vez) de un guión más elaborado, de unas interpretaciones de altura (y el listón Peck-Mitchum estaba bien alto) y de un ritmo narrativo vibrante que mantiene la tensión y el pulso en todo momento.

La cámara de Scorsese se mueve frenética (como nunca antes en su filmografía) por entre las ruinas de una familia que se va despedazando - y uniendo - a medida que ven su día a día condicionado por la presencia del demonio: Max Cady. Un temible y vengativo ex convicto que, creyendo culpable de su encierro a su abogado de entonces (Nick Nolte), decide someterle a él y a su familia (Jessica Lange y la "lolitesca" Juliette Lewis) a una tortura psicológica y física insoportable. De Niro se gusta en la piel del villano - estuvo más de tres meses sometiéndose a una intensa preparación para muscular su figura -, lo hace temible, cada mirada es una cuchillada, cada sonrisa, cada gesto apacible - brillante la "seducción" de la adolescente - es un escalofrío. 

Nuestra receta italiana goza de la conexión Scorsese-De Niro por nacionalidad, pero más allá, intuimos que todo ese picante, esa explosión, esa potencia en boca que proporciona el peperoncino, se asemeja a la crueldad desatada de Cady. Su actitud de inicio - tanto en la película, como en el plato - goza de elementos tranquilos al principio, con cuenta gotas. Una calma tensa que poco a poco va cobrando la forma y el color de piel del diablo. Una piel hiper-tatuada...

El orégano o el tomate seco son ingredientes que "suavizan" la personalidad del psicópata. Cady tiene sed de venganza, pero irá graduando - casi como si echásemos aceite de oliva poco a poco - sus terroríficas intenciones. Primeros encuentros, conversaciones livianas, roces ardientes con la hija, van tejiendo el plan de Cady. No muestra su virulencia, la verdadera cara del terror. Sabemos que existe - porque ahí tenemos el peperoncino - pero aún no ha estallado. 

La familia Bowden - arremolinada en nuestros spaghetti - van "entrelazándose" para la bueno y para lo malo. La irrupción de Cady saca a relucir las miserias del matrimonio, la pésima relación con la hija adolescente, amantes, tensiones... Viven una situación extraordinaria que necesitará de su alianza para poder vencerla. De ese modo, cuando Cady saca a relucir su locura, la familia desestructurada debe aunar fuerzas, recomponerse, hacer piña. La "salsa all'arrabbiata" se mezcla con virulencia en el bol y el rojo sanguinolento (otorgado por el tomate seco y la guindilla) va tiñendo su apacible existencia. No hay vuelta atrás, hay que mirar a la cara del monstruo...

Y es ahí donde la familia-spaghetti se arrincona en una barcaza (o plato hondo) y es abordado por Cady, que se lanza sobre ellos como la salsa sobre la pasta. Cubriendo todas sus esperanzas de sobrevivir. Llueve Parmesano y perejil, la barca zozobra en el río, un bocado y Cady se nos mete hasta las entrañas mientras se desata la cólera.

"El cabo del miedo" no es la mejor de las obras de Scorsese, pero es un ejercicio técnico interesante que goza de secuencias de gran profundidad y tensión. Nuestra receta trata de traer esa venganza explosiva a nuestro paladar y de hacernos "sufrir" con su acoso incesante. Pasta contra Salsa. De Niro contra Nolte. Empieza el duelo "arrabbiato"...