Ingredientes (4 personas)
1 kg de merluza (puede ser cualquier pescado: fletán, rape, lubina...)
250-300 grs. de langostinos
1 pimiento rojo
1 cebolla
Cilantro fresco
4-5 limas (o limón)
AOVE
Sal y pimienta
Fácil, fácil, fácil y mil veces fácil. Lo suyo es encontrarle el punto justo al aderezo para que el paladar se vaya de fiesta y no de urgencias.
Primero se le quita la piel a la merluza (yo he usado merluza en filetes). Se mira bien que no quede ninguna espina y se lava bien. Se seca y se deja en un bol.
Se pelan los langostinos (ojo con tirar las cabezas y cáscaras que son víctimas propicias para un buen fumet de pescado). Se lavan y al bol.
Se cortan o se trocean (al gusto) la cebolla y el pimiento rojo y al bol. Yo lo he hecho muy básico pero aquí entra la libertad del jefe de cocina, o sea, tú: tomate, pimiento verde, apio...
Se pica el cilantro sin usar los tallitos, sólo las hojas. Se exprimen las limas y se mezcla todo con el pescado. Que se empape bien. Se salpimenta y se le dice adiós.
Se cubre bien con papel film (haciendo que toque con la comida y apretando bien por los lados para hacer casi un efecto de vacío) y se deja reposar en la nevera como mínimo-mínimo una hora. Al servir se le rocía un hilo de aceite de oliva y que se abra la veda.
Película ideal para degustar este plato: "THE MISSION" de Roland Joffé (1986)
¿Por qué? Piensas en ceviche y piensas en Perú. Piensas en Perú y tu mente cinéfila se va como un disparo de cerbatana a "La misión". Esta enorme película de redenciones y espiritualidad, conjuga dos elementos en un mismo recipiente: el hombre de paz (Jeremy Irons) y el hombre de guerra (Robert De Niro). Visto de otro modo: la larga calma de un macerado y la potencia de los cítricos. Cuando ambas aúnan sus fuerzas ya puede venir Su Santidad, que el resultado será épico. Sobre todo si a este cúmulo de sensaciones le unes el suave susurro de Morricone y su oboe sobresaliendo ligeramente entre la la espesura de la jungla (puedes usar dos macetas de cilantro, para situarte más que nada) entonces nadie me podrá decir que no he cumplido mi culinaria misión...
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