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viernes, 10 de enero de 2020

CROQUETAS DE PIMIENTOS CARAMELIZADOS Y CABRALES

Croquetas. Tal vez el mejor finger-food del mundo. Si acaso el más nuestro, que no es poco. Las croquetas son ese bocado que te catapulta de inmediato a la infancia, a mi desde luego, de cuando mi madre o mi abuela preparaban una generosa bandeja de bechamel y a hurtadillas le pegaba un "buen viaje" por la noche. Siempre me pillaban. Pero valía la pena.

Ya se pueden hacer croquetas con cualquier relleno y para todo tipo de paladares o intolerancias. Pocas sorpresas se pueden hacer ya, pero eso no quita a que dominemos su proceso. Yo te dejo algunos trucos para que la bechamel te salga sin grumos, con personalidad y bien trabajada. Luego tú le añades lo que te pida el cuerpo. En esta ocasión un buen queso Cabrales pululaba por mi nevera, amén de un bote de pimientos asados caramelizados de mis amigos de IBSA y voilá, emerge así un tándem perfecto, plagado de sabor y matices. Te invito a que pruebes esta mezcla, hitchcookian@. O la que tú elijas. Ya sabes: tu cocina, tus reglas.

¡Mandiles arriba!


Ingredientes

  • 1 litro de leche 
  • 90-100 g de harina de trigo
  • 90-100 g de aceite de Oliva Virgen Extra (o mantequilla, o mitad y mitad)
  • 75-100 g de buen queso Cabrales (según la potencia que os guste)
  • 2 cucharadas de Pimientos Asados Caramelizados IBSA 
  • Sal y pimienta negra recién molida
  • 1 lámina de gelatina (truco para moldear con más facilidad)
NOTA: Estas cantidades son para unas 50 croquetas (depende de tamaño), puedes variar cantidades.

Para el rebozado
  • 2 huevos batidos
  • Pan rallado o Panko (si te va el toque oriental)
  • Aceite de Oliva Virgen Extra para freír 

LA BECHAMEL

Lo primero de todo es preparar la bechamel de las croquetas. Sin miedo. Pero con bíceps.

Ponemos una sartén al fuego con el aceite de oliva y la mantequilla (si es que la usamos). Añadimos la harina y removemos bien hasta crear una roux (una pasta).

NOTA: Te recomiendo que tamices la harina al echarla con un colador, así te resultará más sencillo que no te salgan grumos en la masa.

Turno de la leche. ¿Servir caliente o fría? Mejor caliente pero tampoco te vuelvas loc@. Lo importante es ir echando poco a poco e ir batiendo continuamente con unas varillas (pero que no dañen la sartén!!!) a fuego moderado. Que vaya cogiendo cuerpo y espesando. Salpimenta al gusto.

Esto te llevará un rato, esa es la verdad, y echarás brazo, pero es LA FORMA de crear una bechamel untuosa y perfecta. 

Cuando tengamos la bechamel apártala del fuego y añadimos el queso Cabrales desmenuzado. Lo vamos integrando en la salsa. Hacemos lo mismo con los pimientos caramelizados bien picados. NOTA: Aquí las medidas son a ojo, según mande y disponga tu paladar. 

TRUCO: Ponemos una lámina de gelatina neutra en agua fría unos 5 minutos y luego la añadimos a la bechamel. Mezclamos bien. Esto nos ayudará a moldear las croquetas más adelante.

Vertemos la masa en  una fuente o bandeja y la tapamos bien con papel film. La metemos en la nevera y la dejamos enfriar como mínimo 3 horas, pero mejor toda la noche.

MOLDEANDO

Sacamos la masa de la nevera para que se atempere un poco. Preparamos dos platos en cadena: uno con los huevos batidos y otro con pan rallado. NOTA: En algunos casos verás que también se usa harina al comienzo del proceso, puedes hacerlo, para asegurarte el sellado pero que no sea en exceso, para que la capa no sea excesivamente gruesa.

Nos untamos ligeramente las manos con aceite de oliva y vamos dando forma con las manos y moldeando las croquetas (alargadas, redondas... a tu albedrío) Las pasamos por huevo y luego por el pan rallado, que queden bien cubiertas. Así hasta terminar con toda la masa.

CONSEJO: Aprovecha para ir haciendo tuppers y congelando las que no vayas a consumir al momento. 

Calentamos aceite de oliva Virgen Extra (aquí no escatiméis, la diferencia es aplastante) y vamos friendo las croquetas. IMPORTANTE: el aceite tiene que estar muy caliente (180-200º) y debe cubrir como el 80% de la croqueta. Si tenéis freidora este cálculo que os ahorráis...

Sacamos las croquetas a papel absorbente para eliminar el exceso de grasa y servimos calientes, con algo de verde como decoración. 

¡Que aproveche, hitchcookian@s!

lunes, 14 de octubre de 2019

RABAS EMPANADAS Y MAYONESA CÍTRICA

Receta fácil, vertiginosa y de lo más socorrida. Te puedo asegurar que este plato te sacará de más de un apuro en cualquier convite o aperitivo que te quieras marcar en casa para dejar a tus comensales con la mandíbula inferior a ras de suelo. Las hemos comido mil veces en bares y tascas, ahora es el momento de hacerlas en nuestras cocinas. Te garantizo, hitchcookian@, que estas RABAS son un delicia, y el empanado acepta todo lo que tu imaginación culinaria quiera. 

Además viene acompañada de una mayonesa de cítricos que va niquelada para todo tipo de pescado, pero para "dipear" es una salvajada. No hay excusas, nada de congelados, nada de ultraprocesados, vamos a animar nuestros platos con materia prima de la buena, que por aquí nos sobra. Yo te muestro ideas, tú tienes que lanzarte a por ellas. Llegó tu momento... ¡mandiles arriba!


Ingredientes (2 personas):

  • 300 g de rabas o calamares frescos
  • 100 g de harina 
  • 200 g de pan rallado 
  • 2 huevos batidos 
  • Sal y pimienta negra molida
  • Ajo en polvo 
  • 1 cucharada de pimentón picante o dulce
  • Aceite para freír 

Para la mayonesa cítrica 

  • 1 huevo L 
  • 250 g de aceite de oliva suave o de girasol
  • Sal
  • Limón y lima y su ralladura 
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Lo primero de todo es limpiar bien las rabas o los calamares (según tu elección). Tu pescadero puede hacerse cargo de esta tarea, dependerá del grado de confianza que tengas con él y su nivel de simpatía. Es IMPORTANTE quitar cualquier resto que nos arruine el bocado: éste tiene que ser limpio.

Ahora toca SECAR a conciencia el pescado para que el empanado "agarre" bien y nos ahorremos además chisporroteos innecesarios en la sartén o freidora.

Una vez hecho eso, salpimentamos al gusto. En este punto podemos añadir más especias secas como ajo en polvo, o jengibre y le damos un toque más oriental,  un poco de comino... Tú mandas. 

Batimos los huevos y disponemos otros platos con la harina (puedes añadir y mezclar un poco de pimentón picante o dulce) y el pan rallado. Vamos a ir pasando las rabas por la harina, luego por el huevo batido y por último por el pan rallado. Nos aseguramos que se "pegue" bien. 

Con la sartén o freidora a fuego vivo, vamos a ir friendo por tandas el pescado y sacamos a papel absorbente para eliminar el exceso de grasa.

Por último preparamos la mayonesa. Vierte el huevo en un vaso alto, añade sal y vete vertiendo el aceite en hilo mientras dejas que trabaje la batidora. Por último añade el limón y la lima exprimidos. A la hora de presentar coloca las rabas en un bol acompañados con la mayonesa cítrica a la que rallamos un poco de la piel del limón y la lima.

¡Que aproveche, hitchcookian@s!  


sábado, 31 de agosto de 2019

CUSCÚS DE VERDURAS CON FALAFELS Y SALSA DE YOGUR

Hoy te traigo un tándem de lo más vistoso y funcional, que te podrá solucionar una comida o una cena, o simplemente te hará quedar de lujo ante el comensal de turno. Se trata de un combo de cocina marroquí donde el cous-cous y los falafels (dos clásicos bocados magrebíes) unen sus fuerzas en un plato completo, sano, divertido y apto para cualquier paladar.

Puedes preparar la sémola de trigo con sus verduras por un lado y usarlo de comida, sin añadidos. Puedes hasta llevártelo en un tupper al tajo, se mantendrá en óptimas condiciones. Y puedes preparar un snack o entrante con los falafels y la salsa de yogur para dipear. O puedes combinarlo todo y sacarte una receta de órdago. Tú mism@, hitchcookian@. 

Toca viaje al país vecino y a dejarnos seducir por su gastronomía de sabores y olores. Ha llegado el momento de lanzarse a la cocina, así que ya sabes lo que toca... ¡Mandiles arriba! 


Ingredientes (4 personas)

Para el cous-cous
  • 250 g de cous cous 
  • 250 g de caldo de verduras (o agua)
  • 1 calabacín pequeño 
  • 2 zanahorias 
  • 1 cebolleta
  • 1 pimiento verde 
  • 1 tomate
  • Menta fresca 
  • Limón 
  • 1 cucharada de Ras-Al-Hanout 
  • Sal, pimienta negra y Aceite de Oliva Virgen Extra
Para los falafels 
  • 200 g de garbanzos 
  • 1 trocito de cebolla roja
  • 2-3 dientes de ajo
  • 1 cucharadita de comino molido
  • 1 cucharada de harina de garbanzos 
  • Cilantro, menta y perejil fresco
  • Sal y pimienta negra 
  • 1 cucharadita de Salsa Harissa (opcional) 
  • Aceite para freír  
Para la salsa de yogur
  • 1 yogur natural 
  • 1 pepino picado
  • 1 limón
  • Menta y cilantro fresco
  • Sal, pimienta blanca y aceite de oliva 
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ELABORACIÓN

Preparamos el cous-cous
  1. Calienta el caldo de verduras hasta que hierva con una cucharada de Ras-Al-Hanout. Agrega el cous-cous, integra con cuidado, tapa el recipiente y deja que absorba el líquido 5 minutos. 
  2. Limpia y trocea todas las verduras en brunoise (trocitos pequeños) 
  3. Pon una sartén con aceite de oliva y sofríe el diente de ajo picado. Añade la cebolla, el pimiento y las zanahorias. Echa un poco de sal para "que suden" y cocina durante 10-12 minutos. Incorpora el tomate troceado. Salpimenta al gusto.
  4. Vierte el cous-cous cocido y saltea todo 1 minuto. Apaga el fuego.
  5. Espolvorea menta fresca y el jugo de limón. Usa la ralladura si quieres un toque más cítrico. 
Preparamos los falafels 
  1. Pon a remojo los garbanzos la noche anterior.  NOTA: No, no valen los cocidos de bote.
  2. Cuela los garbanzos, sécalos bien y ponlos en un robot de cocina, picadora, Thermomix, lo que tengas ocupando hueco en la encimera. 
  3. Ahora se trata de jugar con los sabores y texturas: cebolla roja, ajo, comino, hierbas frescas, la harina para amalgamar, toque de picante... Tu paladar, tus normas. Ya lo sabes. 
  4. Tritura todo bien hasta conseguir una pasta, húmeda pero moldeable. 
  5. Vete formando "pelotas" del tamaño que más te gusten. NOTA: En este plato los falafels son acompañamiento, así que son de menor tamaño. Para tomar como entrante, los suelo hacer más grandes, y generalmente aplanados. 
  6. Calienta abundante aceite en una sartén honda o freidora. 
  7. Vete friendo por tandas durante 30-40 segundos a fuego alto. Saca a papel absorbente. 
Preparamos la salsa
  1. Poco misterio en esto. Se trata de coger todos los ingredientes y mezclarlos bien. Eso sí, es conveniente dejar el pepino picado sobre un colador para que suelte el agua y así la salsa no quede líquido o aguada por culpa de eso. 
MONTAJE

Coge un bonito plato hondo. Agrega el cous-cous aromatizado con hierbas y Ras-Al-Hanout. Coloca encima 2-3 falafels bien dorados y riega con una generosa capa de salsa de yogur. 

¡Que aproveche, hitchcookian@s! 

jueves, 4 de julio de 2019

PASTEL DE CARNE CON PURÉ DE PATATAS (El diablo sobre ruedas)

Vuelven las cine-recetas al blog. Tras un parón o un descanso, acometo esta chifladura gastrocinéfila para vuestro deleite, quien lo tenga. En esta ocasión nos vamos a los años 70 para construir un Pastel de Carne frío ("meatloaf") comparado con la monumental opera prima de Steven Spielberg, "El diablo sobre ruedas". Todo un duelo de sabores, matices, violencia, locura...

Aquí te muestro el paso a paso de esta receta para que puedas lanzarte a esta odisea. Sé que hoy en día encender un horno es casi un castigo, pero merece la pena que lo probéis. Siempre se puede ir uno a otra habitación mientras se va escribiendo-horneando esta cine-receta. 

Además servimos una cama de puré de patatas casero. Nada que ver con los copos esos que inundan algunas despensas. Es vital que os lo preparéis vosotr@s, notaréis la inmensa diferencia. Ya no sólo de sabor, también de textura y de aroma. 

Pues sin más nos vamos a esa inhóspita carretera del demonio para tratar de sobrevivir a las continuas   embestidas de ese camión encolerizado. ¿Te subes, hitchoockian@? Entonces, ya sabes... ¡Mandiles arriba!



Ingredientes (4 personas)


Para el pastel de carne
  • 1 kg ternera picada
  • 150 g de mortadela de Bolonia picada
  • 1 rama de apio picado
  • 4 dientes de ajo picados
  • 2 Cebolletas picadas
  • Perejil fresco picado
  • 2-3 Huevos
  • ½ vaso de leche
  • ½ vaso de pan rallado
  • 1 cda de Salsa de soja y otra de kétchup
  • 1 cda de Salsa Inglesa (Perrins)
  • Tomillo, Orégano, Sal y pimienta
  • Salsa Barbacoa (la que más te plazca, yo usé a la cerveza negra)
Para el puré de patatas
  • 1 kg de patatas para cocer, harinosas (tipo Kennebec o Monalisa)
  • 50 g de mantequilla 
  • 60-70 ml de leche
  • Sal, pimienta negra y aceite de oliva Virgen Extra
Tiempo: 80 minutos
Película comparada: "El diablo sobre ruedas" (Steven Spielberg, 1971)

Tras la receta tienes la comparación cinematográfica, hitchcookian@...

Elaboración


En una sartén con un poco de aceite de oliva, sofreímos las cebolletas, el ajo y el apio. Todo troceado muy menudo. Dejamos que se cocinen 10 minutos a fuego moderado.

Mientras tanto en un bol grande añadimos la carne picada, la mortadela (o jamón York o bacon, si no tienes), las especias secas y frescas, la leche, el ketchup, la salsa de soja, la salsa inglesa, el pan rallado y los huevos. Mezclamos todo a conciencia. 

Vertemos las verduras sofritas y removemos para que se integren bien con el resto. 

Precalentamos el horno a 180º. Que vaya cogiendo calor sofocante esta carretera...

Nos hacemos con un molde tipo plum-cake y lo untamos de mantequilla o aceite, con el fin de evitar que se nos pegue el pastel durante el horneado.

Echamos de base una capa de salsa barbacoa. Volcamos toda nuestra mezcla dentro y aplanamos bien la superficie con ayuda de una espátula. Untamos la capa superior con más salsa barbacoa. Metemos al horno cubierto con papel de plata (sólo la parte de arriba, para que no se nos haga demasiado o se seque) y horneamos durante 50-60 minutos.

Mientras tanto...


Añadimos las patatas a una olla con agua (2 litros más o menos) y ponemos a cocer.


Cuando rompa el hervor bajamos para que cueza a fuego moderado (no a borbotones) durante 25-30 minutos, aunque dependerá del tamaño de las patatas. Se sabrá su punto cuando metamos una brocheta o el tenedor y notemos que están blandas. 

Las pelamos, con extremo cuidado de no acabar en urgencias con quemaduras, y las pasamos o bien por un pasa-purés o por una prensador de patatas, incluso un tenedor nos valdría. El toque más o menos rústico se lo tendréis que dar vosotr@s. 

Le añadimos sal, pimienta negra, mantequilla y leche. Darle la untuosidad que os plazca. Pero es altamente recomendable que lo hagáis todo con la patata aún caliente.

NOTA: El puré lo podéis preparar cuando vayáis a servir el pastel ya frío. Será mejor.

Terminamos...

Pasado el tiempo de horneado, sacamos el molde y dejamos enfriar. NOTA: No lo metáis caliente en la nevera. Esperad, sed pacientes, tomaos vuestro tiempo... Llevará como 1 hora.

Colocamos un plato hondo y hacemos una base con una buena cantidad de puré de patatas. Servimos encima unas rodajas del pastel, echamos un hilo de aceite de oliva Virgen Extra alrededor y decoramos con unas hojas frescas de perejil.

¡Que aproveche, hitchcookian@s! 

Película ideal para degustar este plato
DUEL
("El diablo sobre ruedas" - Steven Spielberg, 1971)


En 1971 un desconocido director que respondía al nombre de Steven Spielberg, perpetró para la televisión americana una obra de sencilla apariencia que encerraba un monstruoso duelo a muerte entre un hombre de negocios y un camión diabólico. El film era "El diablo sobre ruedas", la primera muestra del innegable talento de un cineasta por explotar. No podíamos ser menos que dotar a su comparación gastro-cinéfila de un portentoso "meatloaf", de rasgos oxidados, temible.

Hablamos de thriller agónico y asfixiante, que pese a estar rodado a plena luz del día en exteriores, nos adentra en los miedos más oscuros del ser humano. Huir para sobrevivir, tratar de comprender lo incomprensible, batirse en duelo con la locura en estado puro. Todo confeccionado con una estética apabullante y un pulso narrativo a la altura de muy pocos, esta obra de la carretera se nos antoja un ejercicio de suspense y terror imprescindible. Amén de ser el trampolín definitivo para que el bueno de Spielberg arrancase su prolífica e icónica carrera.

Empieza la caza...

Nuestra receta es un clásico americano, un contundente “meatloaf”, que en nuestra alocada mente, se materializa en ese asesino del asfalto, monumental y letal. Pisaremos el acelerador, trataremos de escapar, de refugiarnos, de pedir auxilio… Nada nos servirá, una vez que encendamos los motores-fogones, nuestro destino estará escrito. Y sólo de nosotros dependerá sobrevivir a la implacable voracidad de ese diablo sobre ruedas.

David Mann conduce ajeno a todo por una carretera cercana a la frontera de Méjico pisando el acelerador. El sol azota y la temperatura sube lo suficiente, y nosotros lo materializamos precalentando el horno a 180 grados. Pasa a un camión cisterna que tiene delante, el conductor del mismo parece molesto por el adelantamiento. La locura se desata…

Mann trata de despegarse del morro del camión y acaba por casi chocarse con un valla en su desesperado intento. No lo sabe, pero ya está inmerso en la creación de un “meatloaf” que le hará la vida imposible. Todo empieza a chisporrotear como las cebolletas, el ajo y el apio saltando en el aceite hirviendo de la sartén. Se cocina la tragedia.

La tensión aumenta. Mann llega a una cafetería de carretera. Cuando ve que el camión está allí estacionado empieza a sospechar de todos los presentes, que le toman por loco. No es de extrañar. Es como ese bol en el que se mezcla la carne picada con el resto de ingredientes, una suerte de  grupo de personajes-ingredientes que conforman una ristra de sospechosos. Todos son inocentes, todos son asesinos…

Mann vuelve a huir. Pero el camión sigue al acecho. Cada vez con más virulencia y más contundencia, ya que en esta ocasión toda su maldad (o relleno) se ha aglomerado en un molde para horno (tipo Plum-cake)la. Ahora es más fuerte que nunca, está más acorazado y es más despiadado su ataque. La capa de salsa barbacoa con la que cubrimos la parte de arriba del molde no hace sino remitirnos a la virulencia de cómo arrolla al coche de Mann en las vías del tren esperando ser arrollado. Pero logra zafarse… 

En un último intento de salvación, Mann se encierra en una cabina telefónica (u horno) para llamar a la policía. Para él son minutos de agonía. Para el pastel de carne son 60 minutos de cocinado. Durante los cuales embiste la caseta, trata de aniquilar al desgraciado Mann… El calor del horno desata su furia como nunca antes.

Pasado casi todo el metraje de este terrible telefilme, llega el momento de la verdad. El último duelo. Sacamos del horno a nuestro “monstruo” y esperamos que se enfríe. En esa tensa espera llega la gran confrontación. Sólo puede quedar uno. 

Cortamos en rodajas el pastel de carne (que es probablemente lo que quisiera hacer el camionero con Mann) y servimos acompañado con la salsa barbacoa. Con esa sangre derramada en el original y sorprendente final. La carretera de tonos ocres, amarillentos, es ese puré de patatas que se extiende bajo las ruedas de los vehículos. Una especie de alfombra de asfalto seca, árida, agreste, que manda nuestra mente al desértico paraje, donde apenas hay brotes verdes, salvo alguna hoja de perejil.  Hemos sobrevivido al enfrentamiento. 

"El diablo sobre ruedas" fue sin duda un hito en la televisión de los años 70. Está plagada de energía y dinamismo narrativo, y logra encerrarnos en ese coche sofocante, continuamente perseguido por el mal. Nosotros hemos tratado de condensar ese espíritu en un plato muy americano que ensalza las virtudes del villano y protagonista casi total: su forma, su aspecto, su grandiosidad, su violencia... y ese relleno que no se ve, como al conductor (si es que lo hay).  

Hemos vencido al diablo. Ahora toca devorarlo… que nos lo hemos ganado.

martes, 12 de febrero de 2019

BERENJENAS RELLENAS DE CARNE (Alguien voló sobre el nido del cuco)

Hora de retomar las cine-recetas y de volver a esas extrañas y peculiares mezclas gastrocinéfilas que tantos buenos ratos me han dado. Y lo hacemos con una receta clásica, fundamental, necesaria, sencilla en apariencia pero que esconde pequeños matices técnicos. Hablamos, cómo no, de unas berenjenas rellenas de carne. 

Ni qué decir tiene que aquí os muestro una de las opciones más básicas, pero que en vuestro saber hacer dejo la imaginación del relleno: de verduras, de atún, de quinoa salteada, de pollo, con bechamel, con varios tipos de queso... Realmente están de morirse de cualquier manera, lo único que tenemos que tener en cuenta es mimar bien el producto. Como siempre, vaya. 

Para la ocasión le he pedido al fallecido Milos Forman, que me preste su obra maestra "Alguien voló sobre el nido del cuco" para la comparación chiflada. Tras la receta encontraréis ese maridaje de cine y cocina para vuestro deleite. Sin más, nos despojamos de las camisas de fuerza, nos unimos a la cuadrilla de Jack Nicholson y gritamos como locos... ¡mandiles arriba!


Ingredientes (4 personas) 

  • 2 berenjenas grandes 
  • 300 g de carne de ternera picada 
  • 1 cebolla
  • 1 puerro (parte blanca, el resto para caldo)
  • 1 rama de apio
  • 1 zanahoria
  • 6 tomatitos cherry
  • Queso para fundir 
  • Cilantro o perejil fresco picado
  • Sal, pimienta negra y Aceite de Oliva Virgen Extra 
Tiempo: 40 minutos 

Película comparada: "Alguien voló sobre el nido del cuco" (Milos Forman, 1975)

Asando las berenjenas

Lo primero de todo será cortar longitudinalmente las berenjenas. Espolvoreamos sal sobre la "carne" y dejamos que suden durante 20 minutos para quitarles el amargor. Pasado ese tiempo las secamos bien con papel de cocina.

Precalentamos el horno a 180º.

Practicamos unos cortes en las berenjenas y rociamos con un poco de aceite de oliva virgen extra. Metemos a nuestras protagonistas en el horno y dejamos cocinar unos 20 minutos.


El relleno

Mientras tanto vamos adelantando trabajo. En una sartén con aceite sofreímos la cebolla picada, la zanahoria, el puerro y el apio. Unos 10-12 minutos serán suficientes.

Añadimos la carne picada y la cocinamos bien, a  fuego vivo. Salpimentamos en este momento, más tarde no servirá de nada. Por último incorporamos los tomates cherry y damos un último arreón a todo el conjunto para que se integren los sabores. 


Cuando tengamos las berenjenas asadas, vaciamos la carne con ayuda de una cuchara, y la incorporamos al relleno anterior. Mezclamos todo una vez más.


Ponemos el horno en modo "gratinador" y rellenamos las berenjenas con toda la mezcla. Coronamos con queso para fundir o queso rallado al gusto y las dejamos en el horno unos minutos. Sabréis que ya están cuando el aspecto del queso sea dorado y estéis salivando a más no poder.

Presentamos nuestros plato con un poco de perejil o cilantro fresco picado por encima. ¡Que aproveche, hitchcookian@s! 

Película ideal para degustar este plato

ONE FLEW OVER THE CUCKOO'S NEST
("Alguien voló sobre el nido del cuco" de Milos Forman - 1975)


Volvemos a la locura de las comparaciones gastro-cinéfilas y lo hacemos con una obra que es, tal vez, el mayor escaparate de la demencia: "Alguien voló sobre el nido del cuco" del todopoderoso Milos Forman ("Amadeus", "Hair", "Man on the moon"...) Una película demoledora, plagada de metáforas, de puñetazos al estómago, de dignidad humana, de frustraciones y de libertad más allá de las jaulas mentales de cada ser. Una obra cómica, emotiva, dramática, brutal, esperanzadora...

Toda ella soportada por un elenco sobresaliente en el que destaca de manera brutal un Jack Nicholson que hace gala de una de sus mejores interpretaciones; un delincuente socarrón, mordaz, canalla, provocador... que enreda al sistema para no acabar en la cárcel sino en un centro psiquiátrico, escenario de su nueva condición de "alma libre" que desatará las correas de los desdichados enfermos. Y que pondrá contra las cuerdas a la temible enfermera (gloriosa Louise Fletcher) y a un sistema que trata de imponer el bien y el mal a su antojo. Él cambiará la vida de todos y de todas. Él es un soplo fresco en un mundo de normas, horarios y disciplina totalitaria.

Nuestra receta primero se encierra fotográficamente en una habitación blanca, de paredes acolchadas, asemejándose a las habitaciones y a la blanquecina-enfermiza decoración del psiquiátrico. Es ahí donde nuestros personajes-berenjenas se ven atrapados, en la pura rutina, deseando salir al exterior de la mesa y respirar aire puro.

La comparativa con "Alguien voló sobre el nido del cuco" encuentra un buen apoyo en el propio concepto en sí de la receta y el relleno. Las cabezas de los personajes están inicialmente sometidas a un protocolo feroz, pero la llegada de Murphy (Nicholson) supone una ruptura que poco a poco va llenando sus mentes con todo tipo de acciones: fiestas, salidas en barco, sexo, juegos con apuestas... Un sofrito de nuevas ideas, de nuevos ingredientes, de nuevos conceptos vitales, de nuevas mezclas de sabores y texturas para afrontar la cruda realidad.  

Asimismo nos topamos con el terrorífico elemento del orden institucional que supone una lobotomía. Un proceso radical para aplacar a los descarriados y borrarles mentalmente de la tierra. Nosotros hacemos lo propio al practicar esos cortes en la piel de la berenjena, la despojamos de su esencia para luego "abrasarla" en el calor del horno. 

Y al final nos encontramos con un elenco que simboliza la libertad y la represión: berenjenas abiertas en canal, con un relleno que tan pronto las puede dejar tendidas en una cama de psiquiátrico como puede motivarlas a romper con todo, libertarte con una almohada, levantar una fuente de agua y atravesar una ventana para huir, para vivir de nuevo, tal y como hace el indio en los últimos fotogramas de la película. El frescor de las hierbas de la receta nos recuerda ese tono de esperanza por encima de todo, por encima de nuestras mentes tan picadas como la carne.

"Alguien voló sobre el nido del cuco" consiguió 5 óscars del momento. Ese abanico de premio avala una obra que se sale de los rangos establecidos, y sobre todo, del cine de los 70. Pocas veces se ha igualado esa altura de miras hacia un sistema enfermo que robotiza a sus inquilinos para manejarlos a su antojo. Nuestra receta ha pretendido meterse en ese centro psiquiátrico, jugar con los elementos atroces y con los coloristas para otorgar a unas simples berenjenas el don de la libertad.

miércoles, 5 de diciembre de 2018

QUINOA CON VERDURAS Y HUEVO EN FLOR

Hoy os traigo un plato a cámara rápida espectacular. Por todo. Por su sencillez, por su vistosidad, por su múltiples beneficios, por su sabor y por su velocidad de preparación. Como veis tiene virtudes, pero sin duda alguna la mejor de todas es... cuando la pruebes, estás condenad@ a repetirla una y otra vez. Ya lo aviso...

La protagonista es la quinoa, que lleva ya un tiempo en nuestras cocinas. Y es lógico. Tiene una buena cantidad de propiedades, proteínas, fibra y vitaminas que nos ayudan. Para los Incas era una planta sagrada, no es un cereal es una semilla, ¿y acaso podemos poner en duda lo que pensaban en Los Andes hace 5.000 años? No creo, ¿verdad? Sólo podemos cocinarla como es debido y arroparla con verduras y un huevo en flor que ya es el remate de la majestuosidad.

¡Mandiles arriba! 


Ingredientes (2 personas)
  • 160 g de quinoa 
  • 6 ramilletes de brocoli 
  • 6 ramilletes de coliflor 
  • 2 zanahorias 
  • 1 puñado de guisantes congelados 
  • 2 huevos 
  • Agua para la cocción
  • Aceite de Oliva Virgen Extra 
  • Sal y pimienta negra 
  • Escamas de guindilla (Chili flakes) 
  • Salsa de soja (opcional) 
Tiempo: 25 minutos 

Cosas de verduras 

Cortamos unos ramilletes de brócoli y coliflor.
Pelamos las zanahorias y las cortamos en bastoncillos, cuadrados, medias lunas, rodajas... Como más te plazca o te seduzca. 

Ponemos una sartén al fuego con un poco de buen aceite de oliva Virgen Extra y salteamos las verduras unos 8-10 minutos. Añadimos los guisantes en el último momento y salpimentamos. 

La quinoa en escena 

Enjuagamos bien la quinoa con ayuda de un colador bajo el agua. Es IMPORTANTE este paso para eliminar la saponina

Pasamos la quinoa bien escurrida a la sartén y la sofreímos con las verduras unos 3 minutos. 

Es el momento de echar el líquido. Para una perfecta cocción las medidas son 3 partes de agua o caldo por 1 de quinoa. Removemos ligeramente y dejamos que hierva durante 2 minutos. Luego tapamos la sartén y cocinamos 15 minutos. 

NOTA: Tiempos orientativos, hay que estar al loro para encontrar el punto justo. El grano debe quedar transparente menos por los bordes y soltar el germen blanco.

IMPORTANTE: La textura debe ser al dente, como la pasta. Nada de granos blandurrios...

El huevo en flor 

Mientras la quinoa y las verduras van a su ritmo preparamos el último toque del plato.

Ponemos un poco de papel film en un vaso o bol pequeño y cascamos el huevo dentro. Lo ponemos a punto de sal y pimienta y cerramos como si fuese un saquito. NOTA: Podemos atarlo con cordón de cocina para asegurarnos que queda perfectamente sellado.

Introducimos los huevos en agua hirviendo (pero no a borbotones) y dejamos que se cocinen unos 3-4 minutos. NOTA: La clara debe quedar cuajada y la yema líquida. Retiramos del fuego y con cuidado abrimos el papel film.

Servimos la quinoa con las verduras un plato hondo y coronamos con el huevo en flor. Rompemos la yema ligeramente para que salga su oro líquido y le damos vida con un poco de chili flakes y un chispazo de salsa de soja

¡Que aproveche, hitchcookian@s! 

miércoles, 28 de noviembre de 2018

BOCATA DE CALAMARES Y ALIOLI (Quinqui Stars)

A propósito del estreno el próximo viernes 30 de noviembre de la película "Quinqui Stars" (Juan Vicente Córdoba) he decidido crear este icónico y archiconocido Bocadillo de Calamares (bocata-calamares, mejor dicho), para jugar como siempre entre lo culinario y lo cinéfilo. No se me ocurría nada más quinqui para tan especial ocasión...

La obra - que pude ver en un pase privado, gracias a la generosidad de mis estimados César Martínez y Pedro García Ríos, responsables de la productora Dexiderius, y del propio director - nos lanza de lleno al universo de lo quinqui a través de la música y el cine, para tratar de comprender la realidad de hoy en día y su influencia artística. Parte documental, parte ficción, seguiremos las huellas de El Coleta en su cruzada por cavar en ese mundo de los 70 y 80. 

Tenía que ser un bocata-calamares animado con un alioli casero el que pudiese rendir un homenaje a la película. Y aquí te muestro cómo convertir este emblema en una realidad. Más abajo tienes la cine-receta para tu deleite. ¿Hay hambre? Pues hazte quinqui que vamos a trapear un poco en la cocina, hitchcookian@s... ¡Mandiles arriba!



Ingredientes 
  • 500 g de calamares frescos 
  • 30 g de mezcla de harina de trigo y harina de garbanzo  (o Harina especial fritura)
  • Aceite de oliva Virgen Extra
  • Pimentón dulce
  • Sal 
  • Limón (opcional) 
  • Pan de bocatín,  minichapata, integral, baguette... Tú eliges.
Para el alioli 
  • 1 huevo 
  • 90-100 g de aceite de girasol o aceite suave 
  • Sal (1/2 cucharadita más o menos)
  • Un chorrito de zumo de limón o vinagre de vino blanco
  • 1-2 dientes de ajo, tu paladar manda
El alioli, paso al frente

Ni qué decir tiene que podéis hacerlo en mortero, para lo cual necesitaréis paciencia, músculo y un poco más de paciencia si acaso. La opción más rápida - y menos purista - es trabajarlo todo en batidora. Vamos a ello. 

Cascamos el huevo en un vaso alto y añadimos el ajo (sin el solomillo central) sal y limón. Bajar el brazo de la batidora hasta el fondo y empezar a darle caña. Vamos echando el aceite poco a poco, en hilo, para que vaya emulsionando. Se prueba de sal. ¿Bien? Pues se reserva...

Los calamares, los protagonistas 

Si tu pescadero es amable y se presta a limpiarte los calamares, mejor que mejor. Tarea que te ahorras. Lo importante de esto es que el producto sea de buena calidad y esté nítido para asegurarnos una fritura y un bocado perfectos.

De no tener un pescadero gentil, toca limpiarlos en casa. Vital vaciarlos por dentro, separar los cuerpos de los tentáculos y retirar todo resto de suciedad. 

Cortamos en anillas gruesecillas y las secamos a conciencia. El resto del calamar puede quedar en el banquillo para futuras elaboraciones de arroz, pasta... 

Mezclamos las harinas en un bol con un poco de pimentón dulce. Salamos al gusto los calamares y los embadurnamos bien. Luego los tamizamos o sacudimos para eliminar el exceso harinoso con ayuda de un colador.

Calentamos un cazo con abundante aceite de oliva Virgen Extra (por favor os lo pido) y vamos friendo por tandas las anillas de calamar rebozado. Las vamos sacando a papel absorbente para quitar el máximo de grasa posible. 

Montaje del director 

Partimos el pan que hayamos elegido y untamos ligeramente con alioli. Ponemos una primera capa de calamares fritos (se les puede añadir limón ahora), otra cucharada generosa de alioli y coronamos con unas cuantas anillas más. El número depende de tu hambre...

¡Que aproveche, hitchcookian@s! 

Película ideal para degustar este plato
QUINQUI STARS
(Juan Vicente Córdoba, 2018)


El bocata-calamares es todo un emblema de Madrid. Es uno de esos mordiscos clásicos, inmortales, asequibles y potentes... de esa clase que te llenaban el buche en una noche toledana y que casi siempre compartías en comandita, charlando con los carrillos llenos y una cañita al lado para bajar. Diablos, hablamos de uno de los mejores bocados del planeta. Y había que posar la mirada en una obra que definiese ese concepto, esa época, ese estilo de comerse la vida... Emerge así la obra Quinqui Stars de Juan Vicente Córdoba - director de Aunque tú no lo sepas y A golpes - para terminar de componer un bocadillo que es historia viva de nuestra sociedad, de nuestra historia.

Quinqui Stars evoca al Madrid periférico de finales de los años 70 y principios de los 80 y se sumerge - o te sumerge - en una época de cambios sociales, políticos, económicos y urbanísticos para esbozar una juventud en constante lucha por su supervivencia. 

Todo ello viene narrado en un maridaje de documental y ficción, por El Coleta. Rapero, cronista, poeta callejero, actor, y aquí haciendo las veces de cineasta en ciernes. De detective de lo quinqui...

Somos testigos y/o copilotos de su odisea por sacar adelante su proyecto personal sobre la música en el cine quinqui de aquel entonces. Pero todo ese pasado se entremezcla con el presente de los/las herededores/as musicales que combaten la vida a rapeando y trapeando. Casi a modo de espejo: para comprender el hoy, hay que mirarse en el ayer.

Por un lado escuchamos los testimonios de los protagonistas de la época (José Sacristán, Enrique San Francisco, Daniel Guzmán, Mery Cuesta...) y multitud de imágenes de archivo audiovisual del momento clave, que otorgan entidad, certidumbre y base sólida a la película. 


Y por el otro se plantea el futuro del "nuevo sonido quinqui" - y cómo las brasas de todo aquello  vuelven a cobrar llamarada - personalizado en las figuras de las conocidas Trap Queens: Bea Pelea, La Blondie o el grupo feminista Ira Rap, para equiparar y potenciar - si cabe - la lectura actual, los problemas de la educación, el drama de la vivienda, los sueños heridos, la incansable voz que trata de hacerse oír en un mundo que no deja de taparse las orejas...


Nuestra receta trata de mostrarse como ese mordisco madrileño, de bolsillo fácil, de bar de chapa, de olor a barrio y que, por su simpleza - ojo, que no es fácil dar con la tecla - y su aspecto ya icónico, es parte ya de nuestra cultura. No sólo culinaria. Tal y como era el cine y la música quinqui, que mostraban mucho más contenido que lo presumible por su etiqueta.   

En Quinqui Stars todos los personajes se nos presentan en su faceta artista y luego en su perfil más íntimo. Algo así como nuestros calamares cuya esencia y aspecto más personal, queda recubierta o rebozada por una coraza emocional, musical, comprometida, reivindicativa; la imagen que se quiere proyectar al mundo...  

Vemos esa dualidad en el día a día de las trap Queens - delincuencia menor, volar del nido, grabar por tu cuenta... - para luego presenciar su fiereza en el escenario, cuyas letras hierven como el aceite caliente de la fritura, saltando sin parar en la olla de un local. Una explosión que las hace más fuertes e invulnerables. Por dentro sigue la ternura del calamar, o lo que es lo mismo, la emoción, la rabia, la frustración de la cruda realidad...


Un bocadillo de calamares podía ser la comida del día para los "perros callejeros" y "navajeros" del movimiento cinematográfico quinqui.  Y lo puede ser para El Coleta y su cuadrilla, siempre a la caza de material para completar su hazaña de documental - y con Carlos Saura en un imposible horizonte, casi a modo de Godot, al que se espera infinitamente -, porque es un bocado de verdad, para gente real. Es un bocado de la calle. Es un bocado de la vida. Pues siempre vivimos entre dos panes, entre dos realidades que nos oprimen: la que deseamos y la que es. 

Y que para la ocasión de Quinqui Stars se ha querido actualizar con ese reguero de alioli, que otorga - de nuevo - virulencia, fuerza, personalidad y furia al mordisco. Un ejemplo meridiano del rap quinqui o del mundo quinqui, sembrado de rimas que abofetean, que pican como el ajo y que, como no podía ser de otra forma, te dejan su sabor un tiempo... 


Quinqui Stars es una obra distinta, que te anima a descubrir o redescubrir ese movimiento, importante y necesario en el devenir de nuestra cultura. Se sazona con parte documental, con parte ficción, con estilos periodísticos, con material de archivo, con preguntas a las que debes responder, con dudas que debes plantear y sobre todo, con música. Esa vía de escape.

Nuestro homenaje gastronómico trata de asemejarse a todo eso - o al menos en parte - porque como decía el maestro Rafael Azcona: "ni bocadillo de anchoas, ni de tortilla, ni de salchichón. Nada: donde esté el de calamares que se quiten todos" 

Sin duda, un gran quinqui...

viernes, 11 de mayo de 2018

CALLOS A LA MADRILEÑA (El día de la bestia)

Vuelven las cine-recetas al blog, que os tenía un poco olvidad@s. Por buenos motivos, por suerte. Y lo hacen aprovechando las fechas de San Isidro para rendir un sentido y gastro-cinéfilo homenaje a la ciudad de Madrid. Nada mejor que unos Callos a la madrileña comparados con la poderosa "El día de la bestia" de Álex de la Iglesia para volver con más fuerza que nunca.

Los callos son un plato de origen humilde (aunque no se sepa a ciencia cierta su verdadera raíz) En el siglo XVI alcanza popularidad en la Cava Baja, el mercado de la Cebada y en el de San Miguel, que se sirven a los viandantes. Un plato caliente, hecho con las tripas de la vaca, que entonaba los estómagos y, seamos sinceros, alegraba cualquier alma. 


El que sea fanático de los callos, sabrá que los que preparaba su madre o su abuela no tienen comparación alguna. Pero la receta se ha popularizado y se ha hecho un hueco en el paladar, salvando reparos y juicios negativos. Y desde luego no hay Feria de San Isidro sin una caña bien tirada o un vermú y una tapita de callos a la madrileña al lado. Eso es así.

Yo os traigo una receta que funciona a la perfección, que lleva su tiempo porque este plato merece cada segundo que inviertas en limpieza y mimo.  Y nada mejor que dejarnos caer por la comedia de acción satánica triunfal de los noventa para comparar este incomparable bocado. Es el día de la bestia, es el día de los callos... ¡Mandiles arriba!

Ingredientes 
  • 500 g de callos bien limpios
  • 400 g de Morro de ternera troceado
  • Pata de ternera 
  • 2 cebollas
  • 2 morcillas asturianas 
  • 2 chorizos (picantes, opcional)
  • 2 dientes de ajo
  • 2 hojas de laurel
  • Pimentón dulce y picante
  • Harina
  • Agua
  • Clavos de olor 
  • Sal gorda
Para limpiar los callos
  • Callos, sal gorda, vinagre y agua 
Película ideal para degustación de este plato
  • "El día de la bestia" (Álex de la Iglesia, 1995)

Tienes la comparación gastro-cinéfila tras la receta...
LIMPIEZA DE CALLOS

Esta forma es muy sencilla y así nos aseguramos de quitar todo tipo de impurezas de los callos. Vamos a ir frotando los callos con sal gorda bajo el grifo de agua fría. Por ambas caras, sin prisa, exfoliando nuestra materia prima. Tranquilidad por el exceso de sal, se irá perdiendo con el agua.



Una vez los hayamos frotado bien los pasamos a una olla con agua limpia y sin sal, a la que añadiremos un chorrito de vinagre de vino blanco. Llevamos a ebullición y dejamos cocer los callos unos 10-12 minutos. Sacamos, secamos y los troceamos en tacos de unos 2x2 cm (tamaño de un bocado). Ya los tenemos más que listos para protagonizar el plato

ELABORACIÓN DE LA RECETA

Si realizamos la elaboración en olla tradicional nos llevará unas 4 horas y si usamos olla rápida unos 45 minutos. Así que calibrad vuestro tiempo y paciencia. Yo opté por la velocidad... 

En la olla añadimos como 1 litro de agua a la olla (habrá que ver luego si necesita más líquido) y echamos los callos, el morro, la pata, las hojas de laurel, el chorizo (que habremos desengrasado antes con una mínima cocción en agua), la morcilla, la cebolla con los clavos de olor insertados, los ajos y un poco de sal gorda.


Tapamos y cocinamos desde que sube la válvula unos 30-35 minutos a fuego lento.

Abrimos la olla y sacamos todo menos los callos, el morro y el caldo resultante.

Troceamos la carne de la pata, el chorizo y la morcilla. Reincorporamos todo a la olla.


EL ARREGLO

En una sartén sofreímos una cebolla bien picada con un poco de aceite de oliva. Por espacio de unos 10-12 minutos. Acto seguido incorporamos la harina (2-3 cucharadas) y mezclamos bien para quitarle el sabor a crudo. Por último añadimos los pimentones (dulce y picante, 3 cucharadas a repartir entre los dos, dependiendo de vuestros gustos) y removemos bien unos segundos. NOTA: Sin dejar de remover, que el pimentón se quema con mirarlo.


Enseguida vertemos el arreglo en la olla. La ponemos de nuevo al fuego, removemos todo y dejamos cocinar a fuego suave unos 20 minutos, para que los sabores se integren.


Servimos calientes en un plato de barro y ponemos pan en abundancia para mojar y remojar. Todo un manjar made in Spain para disfrutar con todos los sentidos. ¡Que aproveche, hitchcookian@s!

Película ideal para degustar el plato
"EL DÍA DE LA BESTIA" 
(Álex de la Iglesia, 1995)


Había ganas de embestir esta cine-receta. Los callos madrileños tienen, entre sus muchas virtudes, una personalidad y una potencia poca veces vista o catada. Su arsenal de picante y virulencia en forma de casqueria le hacen un plato contundente, frontal, que ataca sin miramientos al comensal...

Enseguida mi alocada mente se pone a maquinar la comparación cinéfila, y no puedo dejar de pensar en la magistral y rompedora "El día de la bestia". Una obra que nos estalló en la cara a mediados de los noventa, que nos descolocó, que nos impactó, que nos trajo a la primera línea de fuego a un cineasta de poderosa mirada, Álex de la Iglesia.

En su segunda acometida como director - y tras pedir paso con la más que notable "Acción mutante" - se lanzó a bocajarro con una comedia de acción satánica, que radiografiaba un Madrid nocturno, oscuro, pecaminoso, y que servía de escenario para la cruzada de tres peculiares guerreros: un sacerdote (Alex Angulo), un heavy (Santiago Segura) y un presentador esotérico (Armando de Razza). Este tridente hará lo indecible por evitar el nacimiento del anticristo en la noche de Navidad de 1995. Una suerte de "tres reyes magos" que aliarán sus virtudes para invocar al diablo, plantarle cara y mandarle de nuevo a lo más profundo del infierno.


De la Iglesia teje un entramado insano, demencial y profundamente divertido, con secuencias de alto voltaje y ya protagonistas del imaginario común (la huida por el cartel de Scheweppes de Gran Vía es abiertamente un icono de nuestro cine) La noche inunda la ciudad y hace emerger a los seres más retorcidos y cañís de las cloacas. "El día de la bestia" es una proeza de ritmo, narración, comicidad, crítica televisiva y que goza de un guión de lo más ingenioso en acciones y diálogo. No en balde arrasó en las taquillas de los noventa... Merecidamente, todo sea dicho de paso.


Nuestra receta rinde igualmente un tributo a la ciudad de Madrid. Los callos son uno de esos bocados que te llevan a la capital, a los barrios ocultos, a las tascas de siempre, a los aromas de antaño. Encuentra su primera conexión con la obra de De La Iglesia en el tono castizo que la envuelve. Pero yendo más allá nos topamos con todos los elementos de "casqueria" que pueblan la película. La tosca cocina del hostal, la importancia de la sangre, las entrañas de la bestia...


Y todo comienza como lo hacen los tres aventureros de medianoche, de manera cruda y maliciosa - el cura debe emprender una batalla por hacer el mal y ganarse al diablo - y poco a poco deberán "limpiarse" - como nuestros callos - de pecados y egoísmos por el bien de la humanidad. Y del plato. Luego su hazaña se cuece a fuego lento donde entran en escena elementos que tiñen de sanguinolencia el encuadre de la olla, como el pimentón o el chorizo. Las muertes empiezan a acumularse en el camino de los "Tres Caballeros", y el rojo cubre sus rostros y su pasado.


Tras resolver los enigmas, tratar con ouijas, encarar al diablo y dar y repartir a los fanatismos religiosos y las burlas televisivas, llega el encuentro final. El borboteo de la olla, de las tensiones y presiones a las que han sido sometidos los personajes-ingredientes encuentra en lo alto de las Torres Kio su escenario de batalla. El sofrito se entremezcla con el guiso, todo se nubla de violencia, de un tono infernal... Los personajes ya han vivido en una noche su gran andanza y se han cocinado por completo. Sólo queda mirar a la cara a Satán. Y evitar que el anticristo venga al mundo...


"El día de la bestia" es una fascinante película, trepidante e imaginativa. Con unas interpretaciones de altura y un sello único, que ha convertido a De la Iglesia en un referente del poderío visual de la industria española. Nuestra receta ha tratado de asemejar sus elementos de casquería a ese Madrid virulento y misterioso. Coge el tenedor como arma, cárgate de valor y emprende tu propia cruzada con estos callos. Ellos son la bestia...