Un lunes sin carne más llama a nuestra cocina. Y nosotros le abrimos la puerta. En esta ocasión nos vamos a dejar seducir, otra vez, por el toque maestro de Gonzalo D'Ambrosio para elaborar esta receta de cuchara magnifica, colorida, sencilla, aromática y sana.
Como bien sabréis los que seguís el blog, soy un amante del jengibre. Intento cocinarlo e incorporarlo a todos los guisos que puedo. Su sabor me fascina, pero si no os conformáis con eso, posee espectaculares propiedades para el organismo: es un antidepresivo natural, elimina vértigos y mareos, reduce dolores menstruales, disminuye las migrañas, es un gran aliado contra el cáncer de colon y de ovarios... En fin, un elemento culinario de altura que debería empezar a formar parte de vuestros recetarios.
Y si eso fuera poco, tenemos de actriz protagonista a la zanahoria. Toda una mina de nutrientes muy beneficiosos para la salud, que nos ayudan en dietas gracias a sus bajo contenido en calorías, que favorecen la formación de glóbulos rojos previniendo anemias, regulan trastornos digestivos, tienen propiedades antioxidantes y, como no, son recomendables para la vista (previenen cataratas y la degeneración macular)
Un dúo de lo más nutritivo y saludable se une en un bol para tu disfrute. No dejes escapar esta receta y date el gustazo de comer bien, que siempre tendrás tiempo de perderte. ¡Mandiles arriba!
Pelamos las zanahorias y las picamos en rodajas finas. Reservamos alguna tira para freírla después y dar el punto crocante.
Picamos las cebollas en juliana. En una olla amplia o sartén (que luego entre bien el líquido sin derramarse, que menuda gracia) añadimos un poco de aceite de oliva y vamos a ir sofriendo la cebolla y las zanahorias hasta que cojan algo de color.
Incorporamos el azúcar y removemos.
Añadimos el zumo de naranja para desglasar. Así que, con ayuda de una cuchara de madera, movemos bien la verdura y "rascamos el fondo".
Pelamos el jengibre con ayuda de una cucharilla de café y lo picamos finamente. Lo añadimos a escena y removemos.
Vertemos el caldo de verduras, que deberá haber permanecido caliente, y cubrimos todas las verduras. NOTA: Si hiciera falta algo más, podéis añadir algo de agua.
Por último echamos la patata pelada y troceada y llevamos a ebullición. Cuando rompa el hervor, bajamos el fuego, tapamos y dejamos cocer a fuego suave durante 40 minutos.
Pasado el tiempo hay que triturar. Si tenéis Thermomix trabajo que os ahorraréis. Si no, podéis usar la batidora de mano y luego pasarlo por el chino para tener una crema suave y limpia.
Por último, calentamos abundante aceite (que luego nos seguirá sirviendo para futuras elaboraciones) y freímos 1 minuto las tiras de zanahoria y unos bastoncillos de jengibre fresco.
Para emplatar, servimos la crema en un bol, añadimos las tiras fritas de zanahoria y jengibre y terminamos con un poco de yogur mezclado con jengibre en polvo. Espolvoreamos cebollino picado y listo. ¡Que aproveche, hitchcookian@s!
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