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miércoles, 26 de julio de 2017

CREMA DE CALABAZA CON JENGIBRE Y HIERBABUENA

Tiempos de calor traen inexorablemente recetas para combatirlos. En esta ocasión blandimos la cuchara para hacer frente a las altas y crueles temperaturas para saborear una sencilla crema de Calabaza con el toque y la personalidad del jengibre.

El jengibre es un poderoso aliado para nuestra salud, ya que, entre otras virtudes ayuda a prevenir el estrés, a combatir migrañas y la congestión, es un anti-inflmatatorio natural... Los chinos sabían lo que se hacían en cuestiones medicinales. 

Pero más allá de sus propiedades nutricionales nos va a aportar un peculiar sabor y aroma a la calabaza, que se mezcla fenomenal con el frescor de la hierbabuena, otorgándonos un plato de lo más completo, aromático y agradable en boca. ¿No me crees? Pues no te queda otra que prepararlo y contarme el resultado. Caliente o fría, esta crema hará tus delicias... ¡Mandiles arriba! 

Crema de calabaza y jengibre

Ingredientes 

  • 600 grs de calabaza limpia
  • 500 grs de caldo de verduras 
  • 1 puerro (parte blanca)
  • 1 cebolla mediana
  • 1 patata pequeña 
  • 1 trocito de jengibre fresco (al gusto)
  • Hierbabuena
  • Semillas de sésamo tostado
  • Aceite, sal y pimienta negra
Tiempo: 30-35 minutos

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Añadimos aceite de oliva a una olla y calentamos. Troceamos la cebolla y el puerro y los vertemos en la olla. Sofreímos durante 5-7 minutos.


Troceamos la calabaza, la patata pelada y el jengibre pelado con ayuda de una cucharilla de café. Los echamos en la olla y sofreímos todos los elementos otros 5-7 minutos. Salpimentamos al gusto.

NOTA: No hace falta trocear muy finamente, se trata que suden las verduras y saquen todo su sabor, ya que luego pasarán por la trituradora o el robot de cocina.

Cubrimos la olla con el caldo de verduras (o de pollo) y llevamos a ebullición. Cuando rompa el hervor, bajamos el fuego y cocinamos hasta que la calabaza y la patata estén tiernas. Alrededor de 20-25 minutos. Corregir de sal si hiciera falta...

Dejamos enfriar, que no se trata de abrasarnos a la hora de triturar. 

Pasamos el contenido de la olla a un robot de cocina o directamente lo trituramos con la batidora (luego convendría pasarlo por un chino para eliminar posibles hebras y demás) 

Servimos fría o caliente en bols individuales. Decoramos con hierbabuena fresca finamente picada y unas semillas de sésamo, aunque también puedes añadir pipas de calabaza peladas, unas gotas de leche evaporada o un poco de aceite de oliva virgen extra.

¡Que aproveche, hitchcookian@s! 

martes, 9 de mayo de 2017

ALITAS DE POLLO A LA PARMESANA



Ingredientes (2 personas)
  • 8-10 alitas de pollo partidas 
  • 1 trozo de raíz de jengibre fresco y picado (como 1 cucharada)
  • 1 manojo de albahaca fresca 
  • Queso Parmesano
  • Aceite de Oliva para freír el pollo
  • 1 cda de mantequilla
  • Sal y pimienta negra molida
Tiempo: 15 minutos

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Freír el pollo

Si compramos las alitas enteras (recomendación) las vamos a "tunear". Para ello las limpiamos de posibles restos de plumas y las secamos bien con papel de cocina.

Las partimos por la unión de la articulación con un cuchillo bien afilado y desechamos las puntas. NOTA: Pero no las tiramos, nos servirán perfectamente para animar un buen caldo de pollo casero.

Salpimentamos los trozos de pollo y ponemos abundante aceite a calentar en una sartén o freidora.  Si tenéis termómetro que el aceite esté a unos 170-180º. Las freímos por tandas unos minutos, hasta que cojan un buen color dorado. Al no ser piezas muy grandes no tardarán mucho en hacerse. Las vamos sacando sobre papel absorbente para eliminar el exceso de grasa.

La salsa 

Ponemos la mantequilla en una sartén. Añadimos el jengibre fresco muy picado (puedes sustituirlo por ajo picado) y dejamos que desprenda su aroma 1 minuto.

Acto seguido vertemos las alitas ya fritas, espolvoreamos albahaca fresca y abundante queso Parmesano recién rallado. Removemos bien para que el queso se funda sobre el pollo y coja todos los aromas de la albahaca y el jengibre.

Servimos calientes y rallamos más queso por encima, que para eso es el protagonista. 

¡Que aproveche, hitchcookian@s! 

jueves, 22 de diciembre de 2016

TOSTA DE CALAMARES CON CHALOTAS, GUINDILLA Y JENGIBRE

Lo que me gusta salirme de la rutina y probar nuevas fórmulas sin perder el norte. Yo soy de la opinión de que el "bocadillo de calamares" es algo insustituible - bien hecho, se entiende -. Pero me apetecía "darle una vuelta de tuerca" al concepto y hacerle viajar hasta la India, ese fabuloso lugar que tantas y tantas recetas inspiran mi cocina.


En esta ocasión mantenemos al protagonista total, los calamares, y lo animamos de especias y colorido. La cocina india basa todo su maravilloso potencial en las fragancias y los sabores con entidad propia, y en esas mezclas titánicas que catapultan tu nariz y tu paladar a otra dimensión. A otro mundo. A otra época.

De ahí que hayamos otorgado al clásico rebozado de harina un toque distinto con comino, cúrcuma o cilantro. Luego le damos toques crujientes con la chalota y el jengibre, un punto picante con la guindilla o el chile y frescor gracias a la lima y al tomate fresco.


Aprovechamos además unas buenas rebanadas de masa madre de los amigos de The Rustik Bakery para que nos haga de "cama" o de bandeja para exponer este fabuloso y aromático manjar. 

Así que ya sabes, si quieres sorprender, fantasear o directamente probarte en nuevas fórmulas, aquí tienes una oportunidad de lujo. Te aseguro que el resultado es espectacular. Palabra. Y ahora sí, hagamos lo de siempre y... ¡mandiles arriba! 

(Puedes seguirme, si te atreves, en Facebook o Twitter)


Ingredientes (4 tostas)

Para los calamares
  • 1 kg de calamares limpios y cortados 
  • 4 rebanadas de pan The Rustik Bakery
  • 85-90 grs de harina de trigo
  • 1 cdita de comino molido
  • 1 cdita de pimentón picante
  • 1 cdita de cilantro molido (coriandro)
  • 1 cdita de cúrcuma
  • Sal y pimienta negra
  • Aceite de oliva
Para las verduras
  • 3 chalotas (o cebolla roja y 2 dientes de ajo)
  • 90 grs de raíz de jengibre picado o triturado
  • 8 hojas de lima keffir (u hojas de curry) 
  • Chili flakes (guindilla seca, al gusto)
  • Aceite de oliva
Para terminar el plato
  • 2 tomates maduros 
  • Cilantro fresco picado
  • Zumo de lima
Tiempo: 30 minutos

En un bol echamos la harina, las especias, sal y pimienta negra molida. Mezclamos todo bien. NOTA: Aquí puedes experimentar si te apetece, quitar algún i tngrediente, lanzarte con algo de canela y darle un puntito dulce, añadir guindilla molida...


Si el pescadero es majo - que entiendo que sí - os habrá limpiado bien el calamar. Vuestra tarea será la de lavarlo y secarlo bien con un trapo, para luego cortarlo en rodajas o trozos gruesos.

Pasamos cada pieza por la mezcla especiada de harina y los embadurnamos bien. Reservamos.

En un wok o sartén amplia, calentamos 2-3 cucharadas de aceite de oliva y freímos ligeramente las hojas de lima keffir y la chalota a fuego medio. Incorporamos el jengibre picado muy finamente y los chili flakes (guindilla seca). Cocinamos todo hasta que se tuesten y desprendan bien su aroma.

Sacamos a un plato con papel absorbente para eliminar el exceso de grasa.


En el mismo wok o en una freidora con abundante aceite caliente, vamos friendo por tandas los calamares durante 3-5 minutos. NOTA: Importante no arremolinarles, así no bajamos la temperatura del aceite y nos aseguramos que se nos doren por igual.

Por último toca integrar todos los procesos, así que mezclamos con cuidado los calamares ya fritos con la chalota, el jengibre y la guindilla. 


Pasamos por la sartén las rebanadas de The Rustik Bakery para tostarlas. Disponemos los calamares sobre cada una y terminamos esta gran obra con un poco de tomate troceado, cilantro fresco picado y un poco de zumo de lima por encima.

¡Que aproveche, hitchcookian@s! 


jueves, 24 de noviembre de 2016

ROTI DE POLLO CON CEBOLLA CARAMELIZADA

Hoy os traigo una receta muy sencilla que aúna dos grandes fuerzas culinarias: Nutrave e Ibsa (Bierzo), que me han suministrado la materia prima para confeccionar este plato ideal para cenas a cámara rápida. Intentamos sacar el máximo partido a grandes productos. Prueba conseguida.

El roti de pollo es muy jugoso y viene fantásticamente preparado para su elaboración. Todo el trabajo te lo dan hecho, tú sólo tienes que idear qué salida le darás. Y la cebolla caramelizada te ahorrará un trabajo costoso y que requiere paciencia. Estamos hablando de obtener una gran receta en esos momentos en los que el tiempo apremia y quieres comer bien, pero estar poco en la cocina.

Acompañamos esta pequeña joya de un arroz basmati con jengibre. De esa forma ya obtenemos una foto final vistosa, nutritiva y muy aromática. Poco esfuerzo, gran resultado. ¡Mandiles arriba!



Ingredientes (2 personas)

  • 2 rotis de pollo Nutrave
  • 5 dientes de ajo
  • 1/2 vaso de Vino de Oporto
  • Hierbas aromáticas: orégano, tomillo...
  • Cebolla caramelizada IBSA BIERZO
  • Arroz basmati
  • Jengibre fresco
  • Sal, pimienta y aceite de oliva Virgen Extra 
Tiempo

  • 25 minutos


 Nutrave Ibsa Bierzo

Precalentamos el horno a 200º. Si tiene ventilador, se lo ponéis. Si no, con calor arriba y abajo.

En una bandeja de horno echamos una pizca de aceite de oliva. Salpimentamos los rotis de pollo y los disponemos en la bandeja.

Regamos con el vaso de vino de Oporto (puedes usar un Pedro Ximénez o un Jérez...) y espolvoreamos nuestras hierbas aromáticas. 

Chascamos los dientes de ajo y los echamos enteros y con piel en la bandeja. 

Horneamos durante 20-25 minutos. A media cocción daremos la vuelta a los rotis y los empaparemos bien del vino de Oporto de la bandeja, para que vaya caramelizándose el exterior.

Salteamos un poco de arroz basmati cocido en una sartén con aceite y jengibre fresco muy picado. Salpimentamos al gusto, o sea, al tuyo.

Sacamos el roti del horno y lo cortamos en rodajas gruesas. Colocamos en un plato el arroz salteado con jengibre y en el centro el roti. Cubrimos generosamente con la cebolla caramelizada y decoramos con los dientes de ajo asados.

¡Que aproveche, hitchcookian@s!

jueves, 27 de octubre de 2016

SALTEADO DE POLLO Y VERDURAS AL ESTILO THAI (Receta fácil)

Hoy vamos a ponernos exóticos (una vez más) y sobre todo, raudos. La vida suele pasarnos por encima a una velocidad de vértigo y no siempre tenemos tiempo para perdernos en la cocina. Así que hay que tirar de imaginación y nevera para sortear buenas recetas y vencer al reloj.

Esta plato a cámara rápida es una solución perfecta. Y lo mejor es que puedes tirar de ingredientes de aprovechamiento para confeccionarla. Yo te propongo (que es lo que habitaba en mi frigorífico) un poco de pollo y verduras variadas, bien aderezadas con jengibre fresco, cilantro y salsa de soja. Pero, insisto como siempre, deja que tu paladar y tu despensa hablen por ti y guíen tus manos en los reinos de la cocina. ¿Te apuntas? Pues nos vamos ya. ¡Mandiles arriba! 


INGREDIENTES (2 personas)

  • 1 pechuga de pollo o 2 contramuslos deshuesados 
  • Jengibre fresco (1 buen trozo)
  • Judías verdes 
  • Champiñones Portobello
  • 1 cebolleta 
  • 1 zanahoria 
  • 1-2 dientes de ajo
  • Salsa de Soja
  • 1 cda de Maizena y otra de azúcar 
  • Cilantro fresco
  • Cebolleta china (opcional para decorar)
  • Aceite de girasol
Tiempo

  • 15 minutos


Lo primero de todo la "mise en place", es decir, apañamos los ingredientes para su uso. Cortamos la cebolla y la zanahoria en juliana, cortamos en cuartos los champiñones (previamente pasados por agua y bien limpios y secos), picamos el diente de ajo y cortamos en bastoncillos el jengibre fresco.

Por otro lado cortamos en tacos o en tiras el pollo. Todo listo para empezar.

En un wok o sartén (mejor el wok para este tipo de preparaciones) calentamos un par de cucharadas de aceite de girasol. Añadimos el ajo y dejamos que se cocine 1 minutos, que suelte su fragancia. Introducimos los tacos de pollo con un poco de sal y removemos bien. Necesitamos que vaya cogiendo color y se vaya haciendo por dentro.

Incorporamos la cebolla, la zanahoria, la judía verde, el champiñón y el jengibre. Y salteamos todo el conjunto a fuego vivo sin dejar de menear o remover el wok. 

Turno del azúcar y la salsa de soja. Removemos todo bien para impregnar los ingredientes.

Por último diluimos la Maizena en un poco de agua o caldo que te sobre y lo vertemos en la mezcla. Le damos un golpe de calor para espesar la salsa y apagamos el fuego. 

Espolvoreamos por encima cilantro fresco picado y un poco de cebolleta china (o un poco de puerro), para aportar frescor y crujiente en el plato.

Servimos en caliente el salteado que bien puede ir acompañado de arroz cocido, nooddles o fideos chinos. ¡Que aproveche, hitchcookian@s!

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lunes, 13 de junio de 2016

CALAMARES A LA PLANCHA CON JENGIBRE Y CILANTRO (Healthy dinners)

Un nuevo lunes sin carne nos trae otro plato a cámara rápida. Y en esta ocasión vamos a degustar la sencillez en todo su esplendor con estos calamares a la plancha acompañados de arroz cocido.

Por estas cocinas ahora se ha impuesto la ley #sinfructosa y nuevos retos se avecinan. De ahí que en este plato haya hecho unas leves variaciones sustituyendo el ajo por el jengibre y el perejil (que nada tiene que ver con la fructosa) por el cilantro para acompañar ese toque exótico. 

El resultado es una receta de lo más sana, saciante y veloz que te resolverá cualquier cena. Toda una delicia marítima con aromas diferentes y que hace gala de una extremada sencillez. ¡Mandiles arriba!

Calamares a la plancha con jengibre y cilantro

Ingredientes (2 personas)

  • 4 calamares pequeños
  • 150 grs de arroz basmati + agua
  • 1 trocito de jengibre fresco
  • Cilantro fresco picado
  • Sal, pimienta negra y Aceite de Oliva
Tiempo

  • 20 minutos


El calamar.

Si nuestro pescadero es amable, que entiendo que sí, nos podrá limpiar el calamar. Pero si resultase que no está por la labor, la faena de limpieza toca hacerla en casa. No es complicado, pero lleva cierto tiempo para garantizarnos el mejor resultado posible del plato.

Les retiramos las cabezas y cortamos los tentáculos. Los vaciamos bien por dentro y les retiramos la piel exterior. Los lavamos bien y, lo más importante, los secamos a conciencia. De ese modo se nos freirán sin soltar agua. 

El arroz.

Lavamos el arroz con agua fría. Lo echamos en una olla y cubrimos de agua. Rociamos con un chorrito de aceite de oliva y llevamos a ebullición. Dejamos cocer a fuego fuerte unos 4 minutos y luego bajamos la potencia y tapamos la olla durante 8-9 minutos. 

Preparación. 

Por otro lado pelamos el jengibre (con ayuda de una cucharilla de café) y lo picamos finamente. Hacemos lo propio con el cilantro. Reservamos.

Ponemos la plancha o sartén a calentar con un poco de aceite. Cuando coja temperatura incorporamos los calamares (cuerpos, tentáculos y aletas) salpimentados al gusto y dejamos que se cocinen a fuego vivo. Necesitamos que tomen color. 

Añadimos el jengibre picado y salteamos todo el conjunto. 

Emplatamos los calamares con el jengibre por encima y espolvoreamos cilantro fresco. Acompañamos con el arroz cocido y terminamos regando con un hilo de buen aceite de oliva Virgen Extra por todo el escenario. ¡Que aproveche, hitchcookian@s! 


sábado, 30 de abril de 2016

CURRY DE VERDURAS CON GARBANZOS Y PAN PAPADUM (El guateque)

La cocina hindú es una de mis preferidas puesto que soy un amante confeso de las especias, de las fragancias y de los sabores exóticos. Me encanta combinarlos y probar nuevas fuentes de inspiración para recetas. En esta ocasión me dejo llevar por mi tendencia más vegetariana y preparar un curry de verduras de lo más variopinto y sabroso, que viene con paso a paso para que no te pierdas.

El curry es una mezcla de varias especias (comino, canela, cardamomo, etc) Cuando los ingleses se toparon con este sabor quedaron maravillados y decidieron que lo mejor era comercializarla en la denominada Compañía de las Indias. Para no complicarse la vida con la variedad de mezclas (Garam Masala, Korma...) llamaron a todas "curry". Una vez popularizado en gran parte del planeta, cada país o cada cocina la ha ido adaptando a los gustos culturales. 

Lo maravilloso del curry es su sabor, su potencia, su perfecta armonía de aromas. Cualquier plato destaca con una buena y calculada dosis de especias. Y en el caso de hoy, vamos a dar personalidad a un variado grupo de verduras y legumbres especiándolo con gracia. Además se pasan por aquí Blake Edwards y Peter Sellers para dejarnos su "guateque" y compararlo con la receta. Espero que disfrutéis de este pequeño caos gastronómico. ¡Mandiles arriba! 

Ingredientes (4 personas)
  • 100 grs de garbanzos cocidos
  • 1 cdita de semillas de comino
  • 1 cdita de semillas de hinojo
  • 1 cda de jengibre fresco rallado 
  • 1 cebolla morada
  • 300 grs de calabaza
  • Maíz dulce 
  • 80 grs de guisantes congelados 
  • 1 calabacín cortado en rodajas 
  • 300 grs de tomates 
  • 1 cda de Garam Masala 
  • 1 cdita de cúrcuma 
  • 2 cdas de yogur natural sin azúcar 
  • Sal y aceite de Oliva 
  • Cilantro fresco 
  • Papadums (pan hindú especiado)
Tiempo
  • 30 minutos + 12 horas de reposo (si usamos legumbre seca)
Película comparada 
  • "El guateque" (Blake Edwards, 1968)


    Los garbanzos

    Lo primero de todo será dejar los garbanzos durante toda la noche en agua fría. Es preferible usar legumbre seca y rehidratarla que tirar de productos envasados. Pero si no tenéis tiempo o si preferís el camino rápido, no hay problema, usad garbanzo ya cocido. Importante colarlo y enjuagarlo para eliminarle todo el líquido de conservación.

    Si habéis optado por poner en remojo los garbanzos, al día siguiente los escurrimos y los onemos a cocer. Volvemos a escurrirlos de nuevo y reservamos. 

    El curry

    Ponemos una sartén amplia al fuego con un par de cucharadas de aceite. Rehogamos las semillas de hinojo y comino para que vayan soltando toda su fragancia.


    Añadimos la cebolla picada y el jengibre. Sofreímos hasta que la cebolla se dore ligeramente.


    Agregamos todas las verduras (calabacín en rodajas, calabaza troceada, maíz escurrido, el tomate en trocitos, los guisantes...) y los garbanzos escurridos. 

    Incorporamos también el Garam Masala, la cúrcuma y 60 ml de agua. Ponemos a cocer y cuando suba el hervor bajamos el fuego y dejamos cocinando unos 20-25 minutos. 


    Por último añadimos el yogur, sazonamos y removemos para integrar los ingredientes. Servimos en bols individuales y acompañamos con Papadums (pan hindú, te dejo aquí un link muy chulo para prepararlo en casa). ¡Que aproveche, hitchcookian@s! 


    Película ideal para degustar este plato
    THE PARTY
    ("El guateque" de Blake Edwards, 1968)

    Las primeras ideas que me han venido a la mente a la hora de la comparación cine-culinaria han sido de colorido, de aglomeración, de "batiburrillo" de ingredientes en una sartén y de fragancias elegantes y divertidas. Todos esos aromas exóticos iban personificándose en una comedia, de productos variopintos, dispares, entretenidos... 

    No es raro, entonces, que enseguida haya encontrado en "El guateque" la imagen idónea para dar con el espejo. La palabra "curry" ya me evocaba a elementos de la cocina india. Y ahí es donde emerge el personaje creado por el enorme Peter Sellers: un torpe actor hindú que todo lo que toca lo convierte en desastre, es decir, en comedia. 

    El tándem formado por Edwards-Sellers empezó a gestarse en 1962, con la primera de las múltiples entregas de "La Pantera Rosa", o lo que es lo mismo, con los primeros pasos del Inspector Clouseau. Esa alianza fue una de las más fructíferas en el terreno de la comedia de los 60 y 70. La mezcla de ambos talentos dio como resultado sketches antológicos y un sinfín de situaciones que hoy en día siguen siendo referente para la creación de gags visuales y de humor físico. Así que en 1968 decidieron conjugar sus fuerzas para desatarse y disfrutar (sin más) de los delirios humorísticos en todo su esplendor. Todo valía, todo era susceptible de risa, todo podía ser rodado, todo entraba en una película.

    "El guateque" es pura anarquía cinematográfica. Sin un guión claro, sin historia definida, sin apenas diálogos. Basa todo su potencial en la acumulación de situaciones, de desastres; un "crescendo" apocalíptico en manos de la estrella: Peter Sellers y su innumerable repertorio de muecas, gestos, torpezas. Un personaje precuela de otros iconos desesperantes como Mr. Bean.  Y creador de secuencias emblemáticas como el inicio de la cinta, donde el actor vuela sin querer un decorado multimillonario.

    La historia es simple: Hrundi V. Bakshi es un humilde y patoso actor indio que es invitado por error a una pomposa fiesta de altos ejecutivos de Hollywood. Una vez que cruza el marco de la puerta comienza la cuenta atrás para la sucesión infinita del caos que irá generando con cada una de sus apariciones. Poco a poco irá desatando involuntarias catástrofes para desesperación de los elitistas invitados. Y es que es un acierto provocar la cómica desdicha en un ambiente lujoso. Ese es el espíritu "guatequiano".

    Nuestra receta empieza su andadura comparativa con los acordes del citar que toca Sellers en los créditos iniciales. Todos los aromas y sonidos hindúes empiezan a pulular por el escenario de la encimera y a asentarse como protagonistas absolutos de la película culinaria. Las especias inundan de fragancias orientales la cocina. Algo así como la llegada de Bakshi a la fastuosa mansión del productor: su sola presencia destaca por encima de todos. Su piel tiznada (profundamente maquillada para la ocasión) es reconocible en todo ese baile de "hombres blancos". Imposible pasar desapercibido, imposible no llamar la atención. 

    Entonces empieza el revoltijo... Tomemos la olla o sartén como lugar de los hechos donde irán confluyendo todas las peripecias y personajes. Como he planteado, "El guateque" es un "crescendo" de acontecimientos, cuya línea de locura se puede observar en la "borrachera gradual" que va teniendo el maravilloso personaje del camarero: de un sorbito inocente a beberse el agua de los floreros. Inicialmente Bakshi sólo pasea timorato por los decorados, tratando de ser uno más. Pero poco a poco irá emergiendo su torpeza (el zapato que navega por la fuente, el lío del cuadro de mandos, la "discusión" con el pajarito Num-Num...) y los aromas hindúes empezarán a salir a la luz con el tueste de las semillas de hinojo y comino. 

    Enseguida se van sumando personajes a este "festín de la comedia". La cebolla morada, el jengibre y las verduras se arremolinan a esa mesa imposible donde tendrá lugar una cena rocambolesca (sillas enanas, pollos voladores, peleas entre el servicio...) Ese actor hindú empieza a no estar solo, sus meteduras de pata encuentran en los comensales las dianas perfectas para sus gafes dardos. Todos se van entremezclando en el desastre generado. Cocinando lentamente pero sobresaliendo los aromas del protagonista total con el Garam Masala y la cúrcuma. 

    Y ya llegamos al clímax. Los personajes herméticos de la farándula hollywoodiense (como lo puedan ser los guisantes, el calabacín, la calabaza...) se reblandecen con "el guateque" montado muy a su pesar. Su crudeza inicial ahora es una tierna capa gracias a los accidentes alocados del noble y torpe actor. El yogur termina por darnos ese elemento festivo de la película: la marea de espuma que tiñe de blanco todo el escenario. La paleta de colores que nos ofrece el plato - muy Bollywood - se asemeja a toda la explosión final donde elefantes pintarrajeados se mezclan con los vistosos trajes de los invitados, con el verde del jardín, con los muebles art-decó, con el agua de la piscina... Sale el sol. Termina la fiesta y apagamos el fuego. El caos de ingredientes amanece en la olla, revueltos, entremezclados unos con otros, absorbiendo los sabores de los demás... 

    "El guateque" es una gran comedia aunque puede adolecer - sobre todo para quienes no la hayan visto - de cierto ritmo lento. Pero ese tempo es provocado y medido para ir engrandeciendo la risa. Hay sketches mejores que otros, desde luego. Y el tiempo siempre es un enemigo cruel para ciertas películas. Pero en mi caso creo que este curry cinematográfico no pierde, sino que se hace más entrañable y más delicioso con el paso de los minutos. Es una fiesta culinaria. Es Sellers en todo su esplendor, para bien y para mal. Que empiece el caos, amigos...

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    lunes, 28 de marzo de 2016

    CREMA DE ZANAHORIA Y JENGIBRE

    Un lunes sin carne más llama a nuestra cocina. Y nosotros le abrimos la puerta. En esta ocasión nos vamos a dejar seducir, otra vez, por el toque maestro de Gonzalo D'Ambrosio para elaborar esta receta de cuchara magnifica, colorida, sencilla, aromática y sana. 

    Como bien sabréis los que seguís el blog, soy un amante del jengibre. Intento cocinarlo e incorporarlo a todos los guisos que puedo. Su sabor me fascina, pero si no os conformáis con eso, posee espectaculares propiedades para el organismo: es un antidepresivo natural, elimina vértigos y mareos, reduce dolores menstruales, disminuye las migrañas, es un gran aliado contra el cáncer de colon y de ovarios... En fin, un elemento culinario de altura que debería empezar a formar parte de vuestros recetarios. 

    Y si eso fuera poco, tenemos de actriz protagonista a la zanahoria. Toda una mina de nutrientes muy beneficiosos para la salud, que nos ayudan en dietas gracias a sus bajo contenido en calorías, que favorecen la formación de glóbulos rojos previniendo anemias, regulan trastornos digestivos, tienen propiedades antioxidantes y, como no, son recomendables para la vista (previenen cataratas y la degeneración macular) 

    Un dúo de lo más nutritivo y saludable se une en un bol para tu disfrute. No dejes escapar esta receta y date el gustazo de comer bien, que siempre tendrás tiempo de perderte. ¡Mandiles arriba!


    Ingredientes (2 personas)
    • 500 grs de zanahorias 
    • 20 grs de jengibre fresco 
    • 500-600 ml de caldo de verduras 
    • 1 patata medianita 
    • 1 cebolla pequeña 
    • Cebollino picado
    • 1 naranja exprimida
    • 1 cda de azúcar moreno
    • 1 yogur 
    • Jengibre en polvo
    • Sal, pimienta y Aceite de Oliva 
    Tiempo
    • 50 minutos 

    Pelamos las zanahorias y las picamos en rodajas finas. Reservamos alguna tira para freírla después y dar el punto crocante.

    Picamos las cebollas en juliana. En una olla amplia o sartén (que luego entre bien el líquido sin derramarse, que menuda gracia) añadimos un poco de aceite de oliva y vamos a ir sofriendo la cebolla y las zanahorias hasta que cojan algo de color.



    Incorporamos el azúcar y removemos.

    Añadimos el zumo de naranja para desglasar. Así que, con ayuda de una cuchara de madera, movemos bien la verdura y "rascamos el fondo". 

    Pelamos el jengibre con ayuda de una cucharilla de café y lo picamos finamente. Lo añadimos a escena y removemos. 

    Vertemos el caldo de verduras, que deberá haber permanecido caliente, y cubrimos todas las verduras. NOTA: Si hiciera falta algo más, podéis añadir algo de agua. 



    Por último echamos la patata pelada y troceada y llevamos a ebullición. Cuando rompa el hervor, bajamos el fuego, tapamos y dejamos cocer a fuego suave durante 40 minutos.

    Pasado el tiempo hay que triturar. Si tenéis Thermomix trabajo que os ahorraréis. Si no, podéis usar la batidora de mano y luego pasarlo por el chino para tener una crema suave y limpia. 

    Por último, calentamos abundante aceite (que luego nos seguirá sirviendo para futuras elaboraciones) y freímos 1 minuto las tiras de zanahoria y unos bastoncillos de jengibre fresco. 

    Para emplatar, servimos la crema en un bol, añadimos las tiras fritas de zanahoria y jengibre y terminamos con un poco de yogur mezclado con jengibre en polvo. Espolvoreamos cebollino picado y listo. ¡Que aproveche, hitchcookian@s! 

    miércoles, 24 de febrero de 2016

    ALITAS DE POLLO CON MIEL Y JENGIBRE (Fast Home Food)

    Estas alitas de pollo son una delicia y facilísimas de preparar. Tienen un toque dulzón increíble y todos los aromas del jengibre, la cebolla y la soja impregnadas en su jugosa carne. Toda esa mezcla de fragancias exóticas os van a dar un resultado espectacular. Creedme. 

    Hay que dejarlas macerar unas 2 horas para que absorban bien todos los sabores. Ese, tal vez, sea el único ""obstáculo", pero os garantizará el éxito. Además usamos jengibre en crudo (del que soy tan admirador) porque es una maravilla de la naturaleza en cuestiones medicinales y beneficiosas para la salud: es un antiinflamatorio natural, facilita la digestión, es anticancerígeno, disminuye las migrañas, ayuda eliminar vértigos y mareos... Todo un compendio de virtudes encerrados en una planta.

    Os animo encarecidamente a que incluyáis todo lo posible el jengibre en vuestra cocina. O, sin ir más lejos, en estas fantásticas alitas de pollo que devoraréis sin compasión. Es hora de meterse en faena, así que ya sabéis...

    ¡Mandiles arriba!

    ALITAS DE POLLO ASADAS CON MIEL Y JENGIBRE

    Ingredientes 
    • 10 alitas de pollo partidas
    • 1 cda de miel
    • 1 cda de Salsa de Soja
    • 1/2 cebolla
    • Jengibre fresco
    • 1 cda de agua
    • Sal y pimienta blanca
    • Salsa Barbacoa Casera
    Tiempo
    • 35 minutos + 2 horas de macerado

    Limpiamos las alitas de plumas y las partimos por la zona de unión del hueso. NOTA: No tires las puntas, te pueden servir para aromatizar un buen caldo de pollo casero. 

    En un bol amplio añadimos las alitas troceadas. Incorporamos pimienta blanca, sal, salsa de soja, la cebolla troceada y el jengibre. Mezclamos bien y dejamos reposar tapado en la nevera 2 horas, más o menos. Si puedes dejarlas la noche anterior, mejor que mejor.


    En un bol echamos la cucharada de miel y la cucharada de agua. Removemos y reservamos.

    Precalentamos el horno a 180-190º. Ahora vamos a fabricar un "rack" (rejilla para asar). En mi caso forré de papel de plata la bandeja del horno y coloqué la rejilla dada la vuelta sobre ella.


    En la rejilla colocamos las alitas de pollo. Vamos a ir pintando con ayuda de un pincel de cocina cada una con la mezcla de miel y agua. Esa "lacado" les dará luego un toque dulce y un aspecto vibrante.


    Las asamos durante 15 minutos.


    Pasado el tiempo las sacamos con cuidado, les damos la vuelta y volvemos a untar con la mezcla. Introducimos de vuelta en el horno y las asamos durante 20 minutos más.

    Y no hay más. Podemos servir nuestras alitas acompañadas con una buena salsa Barbacoa (tienes el link en los ingredientes) o una salsa de mostaza, o de yogur y menta... Todo casa a la perfección con estas sencillísimas y deliciosas piezas. ¡Que aproveche, hitchcookian@s! 

    lunes, 2 de noviembre de 2015

    RAJMA MASALA CON ARROZ BASMATI (El río)

    Hoy vamos a dejarnos ir por el río que diseñó Jean Renoir para descubrir y acercarnos un poco más a la maravillosa comida hindú. El Rajma (o judía roja seca) es un guiso vegetariano cargado de las más apasionantes especias y de fragancias típicas del país asiático. Hay comino, hay cúrcuma, hay cilantro, hay jengibre, hay Garam Masala... (te dejo aquí mi receta de esta fantástica mezcla de especias) para catapultarte a la cocina india sin moverte de tus fogones. Te lo cuento paso a paso, para que tú sólo disfrutes del trayecto...


    Así que déjate guiar por el cineasta francés (y por mí mismo, a modo de intermediario) y sorprende con este original, sano, aromático y apasionante plato. La mayoría de los ingredientes-personajes los puedes adquirir en tiendas especializadas (yo siempre te recomendaré Sabores del Mundo), te aseguro que sólo con entrar y aspirar profundamente, estarás viajando. ¡Mandiles arriba, hitchcookian@s!

    RAJMA MASALA CON ARROZ BASMATI
    INGREDIENTES (4 personas)

    350 grs de judías rojas (rajma)
    500 grs de tomates
    1-2 dientes de ajo
    1 cebolla morada
    Jengibre fresco
    1 cda de cúrcuma
    1 cda de comino en grano
    1 cda de Garam Masala
    750 grs de agua
    Cilantro fresco
    Sal, Aceite de Girasol

    Para el arroz basmati

    200 grs de arroz basmati
    1 cda de aceite de oliva
    Sal y agua

    Tiempo: 45 minutos 
    Remojo: 24 horas

    Película comparada: "El río" (Jean Renoir, 1951) - Tras receta

    Con esta receta participo en el Concurso de Top Chef La Revista y Claudia&Julia. 


    Las judías (rajma): actrices principales



    Ya que se tratan de nuestras protagonistas debemos darles el mimo que se merecen. Ponemos las judías o alubias rojas en remojo - con dos o tres dedos de agua - la noche anterior y dejamos que se vayan ablandando a su ritmo. NOTA: Si no tienes tiempo o el hambre te acucia, puedes usar de bote, pero asegúrate que sean de buena calidad, a fin de cuentas, son tu estrella...

    Al día siguiente las escurrimos y las ponemos a cocer en la olla exprés. El tiempo estimado serán unos 35-40 minutos desde que suba la válvula. Nos aseguramos que están tiernas y reservamos.

    La salsa: mezclando historias

    Vamos preparando todos nuestros ingredientes ("mise en place") para trabajar con mayor comodidad. Lavamos los tomates, pelamos el ajo, el jengibre (siempre con ayuda de una cucharilla de café, para limpiar bien la corteza sin llevarnos mucha carne por delante) y la cebolla morada en trozos grandes, picamos el cilantro y disponemos por separado las especias.

    Con ayuda de la Thermomix o de una trituradora, picamos los tomates, la cebolla, el ajo y el jengibre hasta obtener una consistencia homogénea. Salpimentamos al gusto, es decir, al tuyo.


    En una olla amplia echamos 1 cucharada de aceite de girasol y vertemos las semillas de comino. Las cocinamos hasta que "exploten" y saquen toda su fragancia. Incorporamos la pasta de tomate y removemos bien unos minutos para que vaya espesando la salsa. 


    Añadimos las judías cocidas, las especias (cúrcuma y Garam Masala), el agua (750 grs) y probamos el punto de sal. NOTA: Siempre es importante ir catando nuestros platos para corregir antes de que sea demasiado tarde y echemos a perder la creación.

    Llevamos a ebullición y dejamos que se cocine todo el conjunto a fuego lento durante 30-35 minutos. Sin prisa, que burbujee suavemente, dejad que la cocina se invada de aromas.


    Pasado ese tiempo espolvoreamos el cilantro picado y, con ayuda de un triturador de patatas - o con el dorso de la cuchara - vamos a ir aplastando ligeramente las alubias (sin romperlas del todo). De ese modo la salsa espesará y la judía soltará su sabor impregnando aún más el conjunto del plato.

    El arroz basmati: actor secundario

    Secundario pero fundamental en el desarrollo de nuestra historia. Es importante saber cocerlo en su punto justo para que la textura potencie cada bocado. Primero enjuagamos o aclaramos dos o tres veces el arroz en agua para quitarle cualquier tipo de impurezas. Colamos y escurrimos bien.

    Lo ponemos en una olla y cubrimos de agua. Añadimos un chorrito de aceite - o una nuez de mantequilla - y llevamos a ebullición a fuego vivo. 


    Cocemos sin tapar unos 4 minutos (hasta que se formen los huecos que veis en la foto). Bajamos el fuego, tapamos y dejamos cocer 10 minutos más.


    Emplatado: montaje final

    Al final son vuestros ojos y vuestro sentido del buen gusto los que mandan en la tarea de la presentación final. Yo os propongo usar un plato hondo. Cubrimos la base con el arroz basmati y "regamos" con cuidado y mimo con la salsa Rajma Masala. Decoramos con unas hojitas de menta o de cilantro frescas. Todo un hallazgo culinario - rico, fácil y sano - para los paladares más viajeros. ¡Que aproveche, hitchcookian@s! 


    RAJMA MASALA CON ARROZ BASMATI


    Película ideal para degustar este plato
    THE RIVER
    ("El río" de Jean Renoir - 1951)


    La receta que hoy nos ocupa goza de una obvia naturaleza india. Había que catapultar la mente al sur de Asia y rebuscar un espejo cinematográfico acorde con este Rajma Masala. Nuestro plato de hoy posee un espectacular cromatismo y textura plástica, y es ahí donde me he topado con el maestro Renoir y su primera incursión en el Technicolor: "El río". Una obra poética, dominada por los paisajes indios, por los cielos abiertos, por una paleta de coloridos infinita. Casi como un cuadro de su padre (Auguste Renoir), donde cada pincelada es vida, movimiento...

    "El río" supuso, como digo, la primera película en color del aclamado cineasta francés. El que fuera sumo hacedor de piezas fundamentales del séptimo arte como "La regla del juego", "La gran ilusión", "La bestia humana" o "Esta tierra es mía", encontró en la novela homónima de Rumer Godden el texto idóneo para adentrarse en la cultura, costumbres y belleza pictórica de la India. Renoir estaba fascinado con el país asiático y necesitaba el color para poder plasmarlo en la pantalla, para poder recrearse en los paisajes, en los escenarios naturales, en la viveza de sus telones de fondo. Un mundo aparte, cargado de símbolos, de tradiciones tal vez ajenas al mundo occidental, que Renoir pretendió a toda costa acercarnos a través de las bellísimas imágenes de su cámara. 

    La historia, tan sencilla como universal, nos cuenta el primer amor. Ese despertar romántico en el complicado universo de la adolescencia. Y lo hace a través de una joven inglesa, asentada en Calcuta junto a su familia, que descubrirá en la tierra de los aromas las virtudes y dramas de la vida. Renoir supo insuflar energía a las interpretaciones (noveles), a sacar el máximo partido de los escenarios, y a generar una fantasía narrativa impecable, usando recursos, dotando cada fotograma de sentido, cada detalle de emoción... Era Renoir, no era cualquiera. 

    Nuestra receta encuentra sus primeras conexiones en el paraje indio que gobierna el film. Los elementos que protagonizan el plato emanan aromas, fragancias, sabores de la India: la cúrcuma, el comino, el Garam Masala... Actores secundarios de la trama que dotan de olor y personalidad el conjunto final, tanto en nariz, como en boca, haciendo las veces de un buen vino. 

    La historia de "El río", como el cocinado de la judía roja (ojo al detalle, la protagonista es una adolescente pecosa y de cabellos pelirrojos) se nos cuenta a través de la protagonista. Seguimos secuencia tras secuencia sus andanzas y descubrimientos gracias a su voz en off y a su presencia omnipresente en la película. Nuestras alubias (o Rajma) llevan un proceso (o viaje iniciático) lento, pausado, el remojo y la cocción van ablandando su textura y abriéndoles los ojos a un mundo desconocido, gobernado por adultos, por emociones jamás vividas.

    Y es entonces cuando los universos paralelos (las amigas, una india y otra americana) empiezan a mostrar la diversidad de sabores y aromas (o civilizaciones y culturas) que se van dando cita en el escenario de la olla. Nuestra niña-Rajma empieza a vivir y a sentir la profundidad humana, donde convergen el amor, la pasión, la pérdida, la soledad. Latigazos que otorgan el comino explotando, la sensualidad de la cúrcuma, el ardiente deseo de la pasta roja de tomate, la mezcla de emociones del Garam Masala, que, a fin de cuentas, es una mezcolanza de especias. 

    Viajamos a lo largo del cocinado a fuego lento, dejándonos maravillar por la cámara de Renoir, que nos traslada a la viveza de la India con un abanico de colores de ensueño. Nuestra receta trata de reproducir la variedad de cromatismo: el verde del cilantro asemejado a los bosques, el blanco del arroz rocoso, a modo de empedrado de mercadillo; el rojo vibrante del guiso que serpentea y cruza por el plato como el personaje del río Ganges...

    Renoir nos hizo viajar y nos hizo cómplices de una historia humilde. Pero su gran virtud fue la de acercarnos a una cultura ajena y nos enseñó con toda la magia de su talento, un mundo colorista, casi sacado de un sueño. Su padre pintaba, él hacía cine... nosotros únicamente tratamos de usar su gran obra para ensalzar las cualidades de la cocina exótica y dejarnos llevar por el río de su maestría.