El pescado
1. Pedimos a nuestro gentil pescadero que nos deje preparadas las lubinas. Bien limpias y abiertas como un libro. Si no es majo... cambiar de pescadero.
2. Salpimentamos el pescado y untamos una fuente (o la bandeja) de horno con un poco de aceite. Colocamos las lubinas con la piel hacia abajo y regamos con otro hilo de aceite. Dejamos asar durante 10 minutos a unos 200º (un horno, un mundo, ya lo sabéis)
El sofrito
3. En una sartén calentamos aceite de oliva (unas 3-4 cucharadas) y añadimos el ajo fileteado y las guindillas. Lo sofreímos bien hasta que quede todo bien doradito y crujiente.
4. Apartamos del fuego. Dejamos templar un par de minutos y añadimos el vinagre de Jerez y el perejil picado.
5. Sacamos el pescado y lo rociamos bien con la mezcla anterior y lo volvemos a meter en el horno (ya apagado) para que se mantenga caliente.
La ensalada
6. Tan sencilla como aliñar bien nuestra rúcula y los tomatitos cherry (lavados y cortados por la mitad) con un buen aceite de oliva Virgen Extra, vinagre de Jerez, sal y pimienta. Mezclamos.
7. Ya sólo nos queda emplatar esta joya marítima. Pescado bien cubierto con el sofrito de ajo, guindilla y perejil. Acompañamos con nuestra ensalada y listos para zarpar. ¡Que aproveche, hitchcookianos!
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