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viernes, 28 de abril de 2017

NAVAJAS A LA PLANCHA CON PICADA DE AJO Y PEREJIL (Aperitivos marinos)

Hoy os traigo una receta de lo más sencilla y sugerente de marisco. Estas navajas tenían una pinta fantástica en la pescadería y parecían estar seduciéndome para llevármelas a casa. Dicho y hecho.

Son un producto sensacional para sorprender en un aperitivo o en un entrante, en la comida o en la cena. Son de lo más versátiles en la mesa. Lo único que debemos tener en cuenta para "mimarlas" como es debido es meterlas en agua con sal en cuanto lleguemos a casa con ellas, para evitar que se deshidraten (su concha no se cierra del todo)

Por lo demás vamos a prepararlas de un modo fácil y sano, o sea, a la plancha y acompañada de una buena picada de ajo, perejil y limón. Ingredientes cotidianos para sacar un plato fuera de lo normal. ¡Mandiles arriba! 

Navajas a la plancha con ajo y perejil

Ingredientes (4 -6 personas)

  • 1 kilo de navajas 
  • 2 dientes de ajo
  • Aceite de Oliva Virgen Extra
  • Un manojito de perejil fresco
  • Sal
  • 1 limón (zumo y ralladura)
Tiempo: 5 minutos + 30 minutos para lavar las navajas

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Lavar las navajas

Lo primero de todo es tomarse la vida con calma. Así que vamos a lavar bien las navajas para eliminarles cualquier resto de arena (nada más desagradable que ese "crujido" en boca)

Las navajas se lavan en agua de mar, por aquí de eso tenemos más bien poco, así que hay que fabricarla. Ponemos en una cacerola 1 litro de agua y una cucharada de sal (esa es la proporción por si añadís más líquido). Removemos bien con unas varillas para disolverla.

Colocamos las navajas EN VERTICAL. Podéis o atarlas o las colocáis en un tarro (más sencillo) Sumergimos las navajas en el agua fría con sal y dejamos unos 30 minutos.

Pasado el tiempo las enjuagamos bien y las secamos.

La picada de ajo y perejil

A mortero limpio para eliminar estrés. O si no tenéis tanto, usad la batidora. En mortero añadimos los dientes de ajo (sin el "filetillo" central) y los majamos bien. Incorporamos el perejil (bien lavado y secado a conciencia, y sin los tallos, solo las hojitas) y machacamos. Sacando bíceps. 

Añadimos el aceite de oliva Virgen Extra hasta obtener una pasta, que no quede demasiado líquida. Por último añadimos el zumo de limón y removemos bien. Reservamos.

Las navajas

En una plancha ponemos un poco de aceite a fuego vivo. Vertemos con mimo las navajas y dejamos que se abran. Las cocinamos durante 1 minuto o 1 minuto y medio, pero NO MAS TIEMPO, corremos el riesgo que se sequen y queden chiclosas. 

Sacamos las navajas y las disponemos en un plato. Regamos en dos líneas con la picada de ajo y perejil y para culminar rallamos por encima un poco de cáscara de limón, sólo la parte amarilla, ya sabéis... 

¡Que aproveche, hitchcookian@s!

Navajas a la plancha con ajo y perejil

lunes, 11 de julio de 2016

PEZ ESPADA A LA CORDOBESA (Un amor por revelar)

Hoy os traigo una receta de lo más sencilla y deliciosa. Muchas veces (más de las que nos creemos), lo simple es el acierto. Y aquí tenéis una prueba de ello. Un pez espada dará buena cuenta de este plato aderezado con una salsa de tomate y cebolleta (adquiridos de mi frutería predilecta Tropicana) y coronada con ajo y perejil frito. 

Esta receta tiene muchos elementos positivos: es muy rápida de preparar, tiene una buena carga de nutrientes (el pescado contiene grasa Omega 3 y el tomate aporta muchas vitaminas y minerales), no hay que enloquecer con los ingredientes y es una idea estupenda para lo más pequeños de la casa al tratarse de un pescado sin espinas. Eso sí, es fundamental hacerse con un buen aceite de oliva Virgen Extra para garantizarnos un éxito en boca. Nuestro oro líquido marcará la diferencia.

Para la ocasión rindo un homenaje cine-culinario a mi buen amigo José Manuel Montes y su cortometraje "Un amor por revelar". Le debía este plato, ya que tuve la oportunidad de colaborar en la producción de su pequeña gran obra. Su viaje a las entrañas de Córdoba me ha sugerido esta receta, y misión cumplida. Sin más, os dejo con este maravilloso plato. ¡Mandiles arriba!

Pez espada a la cordobesa

Ingredientes (2 personas)

  • 2 filetes de pez espada 
  • 2 tomates 
  • 1 cebolleta mediana 
  • 2 dientes de ajo
  • Perejil fresco
  • Sal, Pimienta negra y Aceite de Oliva Virgen Extra
Tiempo

  • 20 minutos



Ponemos una sartén al fuego con un poco de aceite de oliva. Rehogamos la cebolleta picada en brunoise (finamente) y el tomate picado. Dejamos unos minutos para que se vayan ablandando y cogiendo sabor. Ponemos a punto de sal y les damos libertad para que vayan cocinándose sin prisa.

Picamos los dientes de ajo y el perejil. En otra sartén con otro chorrito de aceite de oliva, freímos el ajo y el perejil hasta que cojan color pero sin llegar a quemarse.

Por último salpimentamos los filetes de pez espada por ambas caras y calentamos una plancha con un poco de aceite. Los cocinamos por los dos lados a fuego vivo. NOTA: Mejor que sean filetes "gorditos", ya que si son muy finos pueden quedarnos demasiado secos. Y no debemos pasarnos en su cocción, así que vigilantes como halcones en la plancha.

Para emplatar disponemos el pescado en el centro del plato, trazamos una línea gruesa con el tomate y la cebolleta pochada y por encima la picada frita de ajo y perejil y su aceite. Opcionalmente podemos rallar algo de corteza de limón o naranja. 

Y no hay más. Tan sencillo y delicioso como parece. ¡Que aproveche, hitchcookian@s! 

Cortometraje ideal para degustar esta película 
UN AMOR POR REVELAR
(José Manuel Montes, 2015)


Trailer Oficial "Un amor por revelar"

Tenía esta deuda pendiente. Y las deudas se pagan o se cocinan. The Hitchcock: cocinando a cine lento tuvo el placer de participar como "mecenas" en la producción de este cortometraje diseñado en su integridad por José Manuel Montes, así que no podía por menos que rendirle un culinario homenaje a esta pequeña pieza romántica y mágica llamada "Un amor por revelar".

La historia - como todas las grandes historias - parte de una historia de amor imposible de primeras, y que poco a poco, va mutando en un encuentro ineludible. Las calles de la Córdoba nocturna, los callejones, las esquinas,  los épicos puentes o los rincones secretos, son testigos (tal vez cómplices) de ese paseo de la pareja protagonista: Mickey, un apocado joven con un defecto en un ojo - que le hace ver la mitad de la realidad en negativo - y Cate, una turista inglesa de vacaciones -. Un viaje de conocimiento y descubrimiento. Conocimiento por cómo indagan en las vidas de cada uno a lo largo de la madrugada cordobesa y de descubrimiento para ella, casi como una ruta turística privada a través de los misterios y memorias de la ciudad.

Ese amor que surge por su conexión cinematográfica inicial, va cobrando forma, levantándose como un emblemático monumento, a cada paso que dan, a cada copa que comparten, a cada confidencia que se hacen. A la memoria nos vienen obras como "Antes del amanecer", "La gran belleza" "Breve encuentro" y hasta reminiscencias woodyallenescas por sus pinceladas mágicas. 

En este cortometraje nos vamos a topar con un fragmento en las vidas de dos seres solitarios, que entrelazan sus destinos (sin saber qué será de ellos más allá de la noche compartida) para encontrar un poco de calor humano, de compañía, un hombro amigo sobre el que descansar las penas y las ilusiones. Y mientras tanto, la ciudad observa silenciosa el devenir de su romance.

Nuestra receta evoca a Córdoba, tercer personaje principal de "Un amor por revelar". En sus entrañas se aglutina todo el deambular de esta pareja noctámbula. Tomemos el pescado como el mapa de la ciudad, que sirve como escenario o laberinto. En su alfombra (o carne) se trazan caminos marcados a fuego en la plancha que nos catapultan a esos pasadizos y callejuelas que serpentean por la localidad. La irregularidad del propio pez espada también nos hace pensar en esos caminos de adoquinado agreste, abombado, por cuyos rostros han pasado millones de suelas. Y su color tostado, brillante, como lo es el suelo a la luz tenue de las farolas.

Mickey y Cate comienzan su aventura por separado, como la cebolleta y el tomate. Cada uno por su lado hasta que un encuentro forzado les hace intercambiar las primeras palabras. Él, dulce como la cebolleta, sin un sabor demasiado fuerte, tierno en su forma de hablar y de mostrar sus sentimientos. Ella representa la fantasía, la tentación, el rojo pasión del tomate. En los compases iniciales ambos se nos presentan esquivos, algo nerviosos, marcando las distancias... Pero cuando toman la decisión de vagar por la inmensidad de la noche (o a lanzarse al vacío de la sartén) la tensión va desapareciendo, dejando hueco a la unidad. Un pochado a fuego lento que va mezclándoles, en sabor y en emociones.

El ajo y el perejil nos otorgan ese punto de secretismo, de oscurantismo, que sobre todo invade a Mickey y su coqueteo con sustancias que le hagan sobreponerse al fallecimiento de su madre. Un lado oculto que trata de mantener lejos de Cate, sin saber que ella es final y realmente la droga que necesita para salir a flote y ver la realidad en su entera composición.

Al final, Mickey obtiene un mundo en color. Nada "negativo" se encuentra ya en su visión. Y explota el amanecer sobre Córdoba y su Mezquita, llenando la pantalla de una paleta de colores infinita. Nuestro plato florido, así como la flor decorativa, se asemejan a las macetas que bailan en los balcones. Y la salsa de tomate y cebolleta cruza el Guadalquivir (el pez espada como elemento marítimo o al menos, acuático) como lo hace el Puente Romano. 

"Un amor por revelar" es una estupenda comedia romántica, o un romance de trazos cómicos, que se sirve de unos decorados naturales estupendamente fotografiados y plasmados. Pocas veces se habrá indagado en la noche cordobesa como lo hace José Manuel Montes. Y el resultado final es un óleo lleno de texturas, matices, sabores y olores perfectamente trazado. Y todo, como nuestra receta, sin prisa, disfrutando de cada paso, deteniéndonos a respirar el aliento de una ciudad única...

viernes, 13 de mayo de 2016

ATÚN CON ALIÑO ASIÁTICO Y CHIPS DE AJO

La receta que os traigo hoy es todo un ejercicio de emplatado y de ganarte al personal por los ojos. Una mezcla de colores, de texturas, de aromas, se dan cita en los albores de un plato con tintes asiáticos. Totalmente inspirada en una idea del chef Jaime Olivier, esta maravilla con el atún como protagonista indiscutible, os va a fascinar. Primero por la mezcla de sabores (jengibre, ajo, pescado, soja, cilantro, lima...) y segundo, y más importante, porque es facílisma de ejecutar.

Se trata de un plato rápido e ideal para amantes de las fragancias exóticas. No hay que macerar el pescado (como en otras recetas de este corte), no hay que enloquecer con ingredientes complicados de conseguir, no hay que invertir más tiempo del necesario. Como veis todo son virtudes, así que no tenéis excusa para poneros a prueba y degustar esta impresionante y vistosa receta. Porque la comida entra por la vista. Y hoy lo vamos a demostrar. ¡Mandiles arriba!


Ingredientes (2 personas)

  • 2 filetes de atún rojo (previamente congelado)
  • Semillas de sésamo
  • Aceite de oliva 
  • Cilantro fresco 
  • Sriracha (salsa picante china)
Para el aliño asiático

  • 3 cucharadas de Salsa de soja
  • 1 cucharada de Aceite de sésamo
  • 1 cda de jengibre fresco rallado 
  • 1 cda de ajo picado
  • 1 lima exprimida
  • Cilantro fresco
Para los chips de ajo

  • 3 dientes de ajo laminados 
  • Aceite de oliva 
Tiempo

  • 10 minutos 


Una vez que tengamos los filetes descongelados (es importante congelarlos para evitar el anisaki, ya que el pescado va prácticamente crudo) los cubrimos por ambas caras con semillas de sésamo o ajonjolí. Reservamos.

Laminamos los dientes de ajo con el cuchillo o ayuda de la mandolina (teniendo extremo cuidado para no llevarnos por delante yemas de dedo) Ponemos una sartén al fuego con 2-3 cucharadas de aceite de oliva y freímos los ajos hasta que queden bien dorados y crujientes. ¡Pero sin que se quemen! Sacamos los ajos a un plato.

En ese mismo aceite, que ya tendrá la fragancia del ajo, marcamos a fuego vivo los filetes de atún. Unos 15-20 segundos por cada lado. No se trata de cocinarlo, sólo de sellarlo.

Los sacamos del fuego y los cortamos en finas láminas o lonchas. Como veis en la foto la parte de dentro queda totalmente roja y tierna.

Para el aliño. Mezclamos todos los ingredientes en un bol pequeño y mezclamos bien. Probamos y rectificamos si hiciera falta hasta dar con nuestro sabor.

Ya sólo queda emplatar y ponerlo bonito. Así que vamos al lío. En un plato amplio - para que nos luzca bien el protagonista - disponemos las lonchas de atún. Regamos ligeramente con el aliño.

Colocamos con gracia y gusto - que sé que tenéis de sobra - los chips de ajo alrededor del plato y decoramos con unas hojitas frescas de cilantro. Si os va el picante - como es mi caso - podéis poner unas gotitas de Sriracha para "untar" el atún. ¡Que aproveche, hithcookian@s! 

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viernes, 20 de noviembre de 2015

JUDÍAS VERDES CON PURÉ DE PATATAS Y POLVO DE JAMÓN

Hoy vamos a dejarnos inspirar por Don Karlos Arguiñano para "darle una vuelta" a un clásico de toda la vida. Pocos hogares no habrán sucumbido a esta receta tradicional, tan deliciosa como sana, tan de la infancia. Nos invaden recuerdos de ver a nuestras madres o abuelas pelando judías y ahora es el momento de homenajear ese culinario "flashback" y mostrarlo de una manera distinta. En esta ocasión montamos un plato de judías verdes con puré aromatizado y lo decoramos y potenciamos con un fantástico polvo de jamón. No es cocina de vanguardia, es lo de siempre visto con otros ojos. Espero que lo disfrutéis. ¡Mandiles arriba!


Ingredientes (2 personas)
  • 500 grs de judias verdes 
  • 4 patatas 
  • 2 dientes de ajo
  • Taquitos de jamón ibérico  
  • Perejil fresco
  • 1 cda de pimentón dulce o picante (el mío, cómo no, de Candeleda)
  • Agua para cocer
  • Aceite de Oliva Virgen Extra
  • Sal y pimienta negra molida
Tiempo
  • 45 minutos
Primeros pasos: judías y patatas

Lo primero es limpieza del producto, así que vamos a ello, con esa paciencia materna que siempre hubo a la hora de pelar judías. Les cortamos las puntas (muy de peluquería) y las hebras de los laterales y las troceamos para luego cortarlas por la mitad. De ese modo nos queda una judía más fina y elegante a la hora de comer.

Las ponemos a cocer con agua. Cuando estén tiernas, las colamos y reservamos.

Lavamos las patatas y las ponemos a cocer con agua y sal durante 30 minutos. O hasta que veamos que están tiernas. NOTA: Para cocer las patatas partimos de agua fría (así se hacen al mismo tiempo) y siempre-siempre con un borboteo leve. Una cosa hecha.


El puré de patatas

Colamos las patatas, dejamos que se enfríen y las pelamos. Las troceamos y las trituramos por el pasapurés.


En una sartén, añadimos un 2-3 cucharadas de aceite de oliva y freímos los ajos laminados. Cuando estén dorados los retiramos. Apartamos del fuego la sartén e incorporamos el pimentón (de ese modo no se nos quemará, al no estar al fuego) Removemos y vertemos ese aceite aromatizado sobre las patatas machacadas. 

Añadimos perejil fresco picado y mezclamos bien. Salpimentamos y listo.


Ya sólo nos queda hacer el polvo de jamón. Ponemos en un plato un trozo de papel de cocina o papel de horno, colocamos encima las virutas o lonchas de jamón y cubrimos con otro trozo de papel. Lo cocinamos en el microondas durante 1 minuto y medio a máxima potencia. NOTA: Habrá que ir vigilando, la idea es que al atemperarse se quede crujiente.

Pasamos el jamón por la batidora o por el robot de cocina para obtener un polvo o una arena deliciosa. Ya lo tenemos todo, ahora queda montar la película.

Emplatado

Con ayuda de un aro de emplatar extendemos el puré de patata sobre la base, apretando bien por los lados para que mantenga la forma a la hora de desmoldarlo. Colocamos encima las judías verdes y espolvoreamos el polvo de jamón

Decoramos con las láminas de ajo frito y culminamos rociando un poco de aceite de oliva Virgen Extra por la verdura y el plato. Un plato de toda la vida, mostrado de una forma diferente. ¡Que aproveche, hitchcookian@s! 



sábado, 12 de septiembre de 2015

SALMÓN MARINADO CON AJO Y JENGIBRE CON ENSALADA DE FRUTAS (Amélie)

No me cansaré de decirlo: amo el salmón. Un pescado azul lleno de proteinas y virtudes nutritivas que, por si fuera poco, es de los más agradecidos de cocinar. En esta ocasión vamos a potenciar su protagonismo con un marinado de ajo y jengibre. Ni qué decir tiene que el consumo de jengibre en nuestra dieta es fundamental porque aporta un sinfín de propiedades beneficiosas: disminuye dolores reumáticos, migrañas, vértigos, mareos, es idóneo para resfriados y gripes y hasta tiene un punto de afrodisíaco. Nosotros vamos a prepararlo de una forma algo especial y a acompañarlo de una ensalada de frutas de lo más refrescante y vistosa. Un cóctel perfecto con una película de altura como "Amélie" ¿Se puede pedir más? Si acaso... ¡mandiles arriba! 


INGREDIENTES (2 personas)

2 rodajas o lomos de salmón, 2-3 dientes de ajo picados, 1 trocito de jengibre fresco, 1 cda de miel, 1 limón exprimido, Especias (comino, cilantro, hinojo, perejil, pimienta y tomillo) 3 cdas de Salsa de Soja, 1 cda de azúcar moreno

Para la ensalada de frutas:Papaya, mango, pepino, tomatitos cherry, cebolla roja, hierbabuena fresca, pipas peladas, Aceite de Oliva Virgen Extra, sal y pimienta blanca


Tiempo: 40 minutos + 30 minutos de macerado

Con esta receta participo en el Reto de Septiembre 2015 de CdM en el apartado Salado 

Marinado, primeros pasos

Picamos muy finamente el ajo y el jengibre. NOTA: Para pelar el jengibre lo más útil y rápido es pelarlo con ayuda de una cucharilla de café. Si lo haces a cuchillo, corres el riesgo de llevarte más jengibre del que te gustaría. Con cuidado y despacio ve raspando, verás que gran truco.

En un bol amplio echamos el zumo de limón exprimido, la salsa de soja, el azúcar, la miel (NOTA: Si ves que está muy espesa, puedes derretirla levemente en el microondas) y el ajo y el jengibre troceados. Incorporamos las especias (las mías vienen directamente de Alsacia, una mezcla estupenda para marinar y aromatizar pescados) y mezclamos muy bien  para integrar todos los sabores. Salamos ligeramente, con ojo, que ya lleva soja... 


En una bolsa de plástico hermética (de esas que sirven para congelar) vertemos el líquido del marinado. Introducimos dentro las rodajas o lomos de salmón y cerramos. Mezclamos bien para que el pescado se impregne bien del marinado por ambas caras. 


Lo dejamos reposar en la nevera mínimo 30 minutos. Cuanto más tiempo esté más se asentarán los sabores. Que os voy a contar ya que no sepáis...  

La ensalada de frutas

Usamos ese  tiempo  para preparar la ensalada o macedonia de acompañamiento. Como a mí me sobraron ingrendientes de mi receta de "Chuletón de tomate", decidí buscarles otro destino culinario, esta vez como "actor secundario". 

En un bol añadimos la papaya y el mango en dados, la cebolla roja en juliana, el pepino laminado y los tomatitos cherry (lavados previamente). Por otro lado preparamos una vinagreta con aceite de oliva, hierbabuena picada, zumo de 1 limón y sal al gusto. Vertemos sobre la fruta y removemos bien. 

Horneado del salmón

Precalentamos el horno a 180º (calor arriba y abajo) Sacamos la bolsa y depositamos las rodajas de salmón en una bandeja de horno. Les rociamos con todo el líquido del marinado. 

Horneamos durante 20-25 minutos (el tiempo dependerá de vuestro horno, como siempre). 

Sacamos con cuidado, ya que quemarnos no es una opción. 


Ya sólo nos queda emplatar. Salmón en el centro, rociamos con un poco del jugo de la bandeja y la ensalada de frutas alrededor para crear un bonito efecto visual. Terminamos decorando con unas hojitas de hierbabuena fresca y listo. ¡Que aproveche, hitchcookian@s!

Película ideal para degustar este plato
AMÉLIE
("Le fabuleux destin d'Amélie Poulain" 
de Jean-Pierre Jeunet, 2001)

El amplio abanico de colores fuertes y de múltiples ingredientes-personajes ha catapultado mi "no muy sana" mente a rebuscar entre el celuloide para dar con una obra acorde al virtuosismo pictórico que hoy tenemos. Me dejo llevar, a bote pronto, por el elemento puramente visual. Y así me topo de bruces con esa fábula maravillosa, tierna, cómica, romántica y apabullante que supuso "Amélie". 

A comienzos del siglo XXI Jean Pierre Jeunet (que en su saca cuenta con hallazgos como la rompedora "Delicatessen" o la envolvente "La ciudad de los niños perdidos") vuelve de Hollywood tras enfrentarse a Hollywood y "cerrar" la saga de Alien con su cuarta entrega (sobrante a todas luces). En su París natal encuentra el escenario idóneo para perpetrar un cuento de apariencia amable que encierra en su belleza visual, su vertiginoso montaje y su repertorio de personajes una historia deliciosa. 

"Amélie" fue un éxito de taquilla y crítica por muchas razones. Un personaje central empático (Amelie, una soñadora y solitaria camarera de Montmatre, espléndidamente interpretada por la por entonces desconocida Audrey Tatou) que hace las veces de ángel salvador de desconocidos sin mirar nunca por su propia felicidad. Una exquisita puesta en escena que hace relucir los parajes naturales de "la ciudad de la luz" como pocas veces habíamos visto en la pantalla. Una colección de secundarios cómicos que hacen de su rareza su mejor virtud para ganarnos el cariño. Y una historia romántica casi imposible, llena de magia, de fantasía, de genialidad, de sana locura... 

Nuestra receta intenta fijarse en las bases asentadas por Jeunet para encontrar ahí su comparación. A saber: gozamos de un personaje troncal (el salmón-Amelie) que juega el rol de protagonista absoluto en el plato-escenario. A su lado se conforma un universo de colores donde pululan un puñado de ingredientes secundarios que condicionan la existencia o destino de Amelie, es decir, que marcan el sabor final de nuestro salmón.

No podemos desligar nuestro pescado del abanico de personajes que, de una forma u otra, acaban por trastocar su aroma. Como Amélie jamás llegaría a ser quien es sin ese deseado hombre que rebusca bajo el fotomatón, sin ese poeta que hace rimas en paredes, sin el frutero cruel víctima de sus travesuras, sin su padre enloquecido por su gnomo viajero, sin su frágil vecino pintor, sin su mundo fantástico de lámparas vivientes.... Todos terminan por ser engranajes de su destino: que al final es encontrar el amor. Y en nuestra cabeza la papaya, el mango, el pepino o la hierbabuena terminan por ser elementos aromáticos y coloristas que hacen "mejor pescado" a nuestro salmón.

Jeunet nos cuenta la historia de esta enternecedora y bellísima persona desde su niñez. Desde que es un desangelado salmón sin cocinar, crudo, sin ninguna coraza... Es entonces cuando la existencia de Amelie empieza a verse salpicada de sucesos que guiarán su lugar en el mundo. Surgen así el ajo, el jengibre, la soja, el limón y las especias. Pequeños detalles, aparentemente insignificantes, que supondrán la base de su vida: cuidar de su padre, torturar al malvado frutero, devolver la caja de recuerdos a su dueño, perseguir a su caballero andante (o motorizado)...

Es entonces cuando el salmón se encierra, como Amelie, en su mundo de fantasía. Se introduce de lleno en una bolsa hermética cubierta de esos elementos. Se cierra al universo porque ella está al margen de él. Cuando por fin sale nos topamos con una chica que ya no es la misma, que su esencia ha cambiado (por todo el bien que ha ido realizando, parece que sabe su destino) y que su sabor vital ya es otro, porque ahora decide mirar por ella misma, invertir su benevolencia ajena en la propia. Su cocinado en el horno es esa cocción amorosa que supone la búsqueda incansable del amor. Es un proceso lento, temeroso, incluso tímido...  Ambos comparten bandeja (o ciudad) pero no se tocan, no se miran, se persiguen pero no se atreven a dar el paso...

Y al final Amélie alcanza la madurez emocional tan ansiada. El cocinado concluye y la idealista y romántica chica parisina alcanza su fabuloso destino. El salmón queda perfectamente cocinado, su color rosado inicial (que ejemplificaba su timidez o miedo sentimental) es ahora una coraza, pues ya está preparada para cabalgar a lomos de la Vespa del chico y perderse en la vida a su lado. Una metáfora deliciosa de un viaje sin línea de meta. Ni un beso. Sólo una sonrisa. Sólo un salmón feliz paseando por los edificios e ingredientes vivos de la ciudad más romántica del mundo.

lunes, 31 de agosto de 2015

POLLO A LA PLANCHA CON LOMBARDA

No es ningún secreto que una de mis webs favoritas en esto de la cocina es Gastronomía & Cía. En sus fabulosos entresijos encontré esta receta (aquí te dejo la versión original) y enseguida me puse manos a la obra para acometer la "invasión". Este pollo con lombarda es un plato fantástico, lleno de virtudes para la salud y muy recomendable para amantes de la cocina sana y sabrosa (supongo que todos/as) Se aromatiza con ajo, se incorporan especias, y en mi caso, le di un "toque" distinto al freír el pollo con un aceite de mostaza que le dio una potencia fantástica. Lo dicho, un recetón muy fácil de preparar y que hará las delicias de aquellos que quieran formar parte de él. Hoy hay una gran cena a cámara rápida, así que ya sabes... ¡Mandiles arriba!

INGREDIENTES (2 personas)
2 pechugas de pollo
250 grs de col lombarda
2 dientes de ajo
40-50 ml de caldo de pollo o agua
1 cdita de tomillo
1 cdita de cúrcuma
Aceite de Mostaza (o de Oliva)
1 cda de Jugo de Carne
Sal, pimienta y Aceite de Oliva Virgen Extra
Brotes tiernos para decorar

Tiempo: 25 minutos
Ella, la lombarda...

Cortamos la col en juliana (en tiras amplias). Ponemos a pochar los dientes de ajo picados en una sartén con aceite de Oliva. Mejor calidad el aceite, mejor resultado. Añadimos la lombarda y rehogamos removiendo de vez en cuando.

Pasados 10 minutos añadimos el tomillo y la cúrcuma. Removemos. Y enseguida incorporamos el caldo de pollo o el agua (según lo que tenga a bien disponerte tu despensa)

Tapamos y dejamos cocinar hasta que quede tierna y el líquido se haya evaporado. Salpimentamos al gusto, o sea, al tuyo.

NOTA: En este punto se podrían añadir piñones o pasas (o manzana) y los tostaríamos ligeramente. En mi caso no tenía, así que tuve que prescindir de ello... Una lástima.

Él, el pollo...

Limpiamos y cortamos las pechugas en trozos grandes (como de 1-2 dedos). Los salpimentamos bien.  Los untamos ligeramente con el jugo de carne. 

En una sartén echamos un poco de aceite de Mostaza (un aceite maravilloso y muy aromático que yo encontré en la gran tienda de Sabores del Mundo) y calentamos. Incorporamos los filetes de pollo y los hacemos a la plancha hasta que nos queden jugosos por dentro y dorados por fuera.

Emplatado



Hacemos una "cama" con nuestra lombarda rehogada con ajo y especias. Sobre ella disponemos 3 filetes de pollo aromatizados con el aceite de mostaza, regamos un poco de la salsa que nos haya quedado en la sartén y decoramos con unos brotes tiernos (de rábano, de cebolla, de ajo...)

¡Que aproveche, hitchcookian@s!

jueves, 27 de agosto de 2015

SPAGHETTI CON TOMATE Y MOZZARELLA (Cocina básica)

Pasta, pasta, pasta. Nunca nos cansamos de comerla y de prepararla. Tan fácil, tan manejable y tan agradecida. En esta ocasión vamos a tirar de elementos básicos pero que sacarán todo el sabor italiano a un plato sencillo y profundamente aromático. La clave, como siempre: utilizar ingredientes de primera calidad. En mi caso la Pasta Garofalo es la elegida, hay diferencia, creedme. Y la mozzarella Galbani, que también es de alta gama. Pues venga, que no hay tiempo que perder y los estómagos ya rugen. ¡Mandiles arriba!

INGREDIENTES (2 personas)
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120-130 grs de Spaghetti (Garofalo)
12-15 tomatitos cherry (rojos y naranjas)
1 Mozzarella fresca
1-2 dientes de ajo
1 guindilla (opcional)
Perejil fresco o Albahaca fresca
Queso Parmesano rallado
Agua
Sal, pimienta y Aceite de Oliva Virgen Extra

Tiempo: 15 minutos

Este plato vamos a tardar en prepararlo lo que se tarda (más o menos) en cocer la pasta Garofalo, que personalmente es mi favorita. El tiempo es de 11 minutos. Vamos a ello. Primero ponemos la pasta a cocer en abundante agua con sal y SIN NADA DE ACEITE, nunca me cansaré de repetirlo ;) 


Pelamos y picamos los ajos (no tiene que ser un corte muy fino, a mi me gusta encontrarme trozos) y los echamos en una sartén con 2 cucharadas de buen aceite de oliva. (NOTA: En este punto se añadiría la guindilla o chile, si es que os va la caña) 


Cortamos por la mitad los tomateros cherry y los añadimos a la sartén. Salteamos unos minutos a fuego vivo. Luego añadimos un poco de agua para ayudarles a que se cocinen perfectamente. (NOTA: El agua puede ser de la propia cocción de la pasta)


En este momento añadimos la pasta a la sartén. No hay que colarla en exceso, todo el líquido que provenga de la olla de la cocción nos vendrá bien. Así que con una espumadera o unas pinzas vamos "trasladando" los spaghetti a la sartén. Removemos bien para integrar los sabores.

Añadimos la Mozzarella troceada con las manos y salteamos ligeramente para que se derrita y se mezcle bien con todos los ingredientes. Espolvoreamos perejil o albahaca fresca.

EMPLATADO
A la hora de emplatar mejor usar un plato hondo (que es más italiano y queda más vistoso) Con ayuda de un tenedor largo o trinchador enrollamos la pasta y la disponemos en el centro del plato. Añadimos los tomates, rallamos un poco de Parmesano por encima y terminamos echando un hilo de Aceite de Oliva Virgen Extra para consumar la obra. ¡Que aproveche, hitchcookian@s! 


jueves, 6 de agosto de 2015

MILHOJAS DE PATATA, TOMATE Y HUEVO CON VINAGRETA DE ACEITUNAS (Receta de aprovechamiento)

Receta de aprovechamiento en toda regla para una cena a cámara rápida de altura. ¿Qué hacer cuando te sobra una patata cocida, un tomate grande y un huevo? Pues echarle imaginación... y fabricar una ensalada original en un momento. Hay ciertas ocasiones en las que te pasas preparando comida y siempre queda algún ingrediente pululando por la cocina, sin destino, sin meta, asolado... Ese fue mi caso, y había que darle una misión digna. El resultado, improvisado 100%, fue una original "milhojas" aderezada con una sencilla y refrescante vinagreta de aceitunas verdes (casi un "tapenade"). Hagamos que esos ingredientes "desterrados" cobren protagonismo una última vez. ¡Mandiles arriba! 

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INGREDIENTES (2 personas)
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1 patata grande cocida
1 huevo cocido
1 tomate grande
1 paquete de aceitunas sin hueso
1 diente de ajo picado
1 cdita de tomillo
1 cdita de romero
1 chorrito de vinagre de vino
Sal y Aceite de Oliva Virgen Extra


Tiempo: 5 minutos (o 20 minutos si debes cocer los ingredientes)

La gracia de esta receta está en sacar el máximo partido a elementos desechados o sobrantes. Y darle una vuelta a la presentación para que luzcan en escena. O sea, en el plato.

Ingredientes cocidos. 

En mi caso ya tenía una patata cocida de una ensaladilla. Pero si queréis cocerla, no es más que ponerla en agua fría con una pizca de sal, llevar a ebullición y bajar el fuego. NOTA: Las patatas deben cocer a fuego moderado, un leve burbujeo, para que no se rompan ni se deshagan. Dependiendo del tamaño estarán más o menos tiempo, para asegurarnos pincharemos con un cuchillo en la carne y calibraremos la textura deseada.

Lo mismo sucede con el huevo cocido. 10 minutos en agua hirviendo con un poco de sal. Sacamos, refrescamos y pelamos. 

Lavamos el tomate y lo cortamos en rodajas grandes. Como de 1-2 cm de grosor.

Vamos alternando los ingredientes para crear la "milhojas" de huevo, tomate y patata. 

Vinagreta de aceitunas. 

Es una especie de "tapenade" (paté de olivas) aunque yo lo preparé de una forma algo más tosca, ya que no era para untar en pan sino para aliñar una ensalada. En una picadora colocamos las aceitunas verdes sin hueso, añadimos un poco de romero, de tomillo, un diente de ajo y una pizca de sal. Trituramos parcialmente, dejando ver trocitos de aceitunas. 

Añadimos un buen aceite de Oliva Virgen Extra, un chorrito de vinagre y removemos bien. Probamos el punto de sal y regamos la "milhojas" con la vinagreta. 

Decoramos con unas hojas de rúcula y listo. Hemos conseguido darle un papel protagonista a unos ingredientes-actores cuyo teléfono había dejado de sonar hace mucho tiempo. Qué gusto da hacer recetas de aprovechamiento y no tirar nada. ¡Que aproveche, hitchcookian@s! 



lunes, 27 de julio de 2015

DORADA EN SARTÉN CON AJITOS Y TOMATE (La mujer pirata)

Volvemos a los fogones con energías recuperadas e ideas en la sesera. Para la reentrada en la órbita culinaria vamos a preparar una fantástica dorada (aunque podría servirnos una lubina perfectamente) con una salsita de lo más sencilla y sabrosa. Elementos frescos y que combinan a la perfección para secundar a esta actriz del mar en un peliculón que se rueda en poco tiempo y que se devora en menos aún. Tiempos marítimos, tiempos de cocinar. ¡Mandiles arriba!

DORADA EN SARTÉN CON AJITOS Y TOMATE
INGREDIENTES (2 personas)
2 doradas limpias
8-10 tomatitos cherry
3-4 dientes de ajo
Perejil fresco
Cayena (opcional)
1/2 vaso de agua
Sal, pimienta y Aceite de Oliva
Pan tostado (para acompañar)

Tiempo: 15 minutos

Película comparada: "La mujer pirata" (Tras receta)

Lo fundamental, en la mayoría de casos, es la materia prima. Así que vamos a hacernos con los servicios de un simpático pescadero y que nos seleccione dos buenas piezas. Que nos las limpie bien y que nos deje a nosotros la parte creativa.

Ingredientes preparados para la creación...
Nos metemos en faena. Colocamos una sartén al fuego con un poco de aceite de oliva. A fuego medio-alto. Depositamos con cuidado las dos doradas y dejamos que se tuesten ligeramente. Salpimentamos al gusto... 


Añadimos los ajos troceados (en trozos grandes) y dejamos que se cocinen. NOTA: En este punto podemos añadir una cayena o chili picado. Damos la vuelta al pescado e incorporamos los tomatitos cherry partidos por la mitad y el perejil fresco.


Vertemos medio vaso de agua y tapamos la sartén. Dejamos cocer todo el conjunto unos 5 minutos, hasta que el pescado se haga bien y la salsa espese. NOTA: Podéis introducir un cuchillo en la carne del pescado para ver si está al punto una vez pasado el tiempo de cocinado.

En el tiempo que lleve hacerse el pescado lo aprovechamos para tostar en una sartén unas rebanadas de pan (chapata pequeña en mi caso) con un poquito de aceite de oliva Virgen Extra.

Ya sólo nos queda emplatar esta joya marítima. Servimos la pieza de pescado en un plato grande, rociamos con la salsa y acompañamos con el pan tostado. ¡Que aproveche, hitchcookian@s!


Película ideal para degustar este plato
LA MUJER PIRATA
("Anne of the Indies" de Jacques Tourneur, 1951)

Puede que muchos/as no os hayáis dejado caer por esta superproducción épica. En esta chifladura cine-culinaria intento no sólo servir buenas recetas en la mesa sino también sembrar la curiosidad cinéfila por grandes obras del séptimo arte. De esa forma surgen piezas tan poderosas como desconocidas para el gran público a las que hay que prestar atención y no dejarlas escapar.

Como en esta ocasión la cosa huele a mar y su protagonista absoluta es una mujer, mi mente alocada ha encontrado en "La mujer pirata" el espejo ideal para la comparación.

Película de aventuras en toda regla. Una epopeya pirata que conjuga los grandes elementos del género: drama, acción y romance. "La mujer pirata" es un entretenimiento puro, contundente y original, intensa y emocionante. Tiene todos los ingredientes para atarnos al palo mayor y dejarnos atónitos con un espectáculo cinematográfico de una altura inusitada.

No es de extrañar que englobe tantos elogios, puesto que tras la cámara se encuentra el genial Jacques Tourneur. Un artesano francés afincando en Hollywood, que sacó a la luz piezas de renombre como "Regreso al pasado", "Yo anduve con un zombie", "La mujer pantera" o la maravillosa obra que veía una y otra vez en mi infancia "El halcón y la flecha". En esta incursión en el cine de aventuras, se lanza por primera vez al color, y tiñe la pantalla de una maravillosa paleta que no hace otra cosa sino engrandecer la historia y vestirla de un toque onírico magnífico. No hay más que fijarse en los cielos, en el color del océano...

Su cámara se muestra certera y directa a la hora de narrar la acción y las andanzas de Anne (Jean Peters). Una bucanera, cuyo padre adoptivo Barbanegra, le ha educado entre la calaña marinera. Lejos de mostrarnos una heroína a la usanza, Tourneur plasma una figura femenina llena de crudeza, de tosquedad y ansias de venganza. Su odio hacia los ingleses por matar a su hermano, será el motor de revancha que moverá a esta inusitada protagonista por los mares más violentos.

Nuestra receta tiene como elemento fundamental la dorada, que aquí nos hace las veces de "mujer pirata". Y su protagonismo en el plato es total. Sobre sus espaldas (o espina dorsal) se sustenta todo el desarrollo de la historia-receta y su presencia en todo el proceso es absoluta. Desde la preparación, el cocinado y la presentación. En ningún momento sale de escena, como Anne.

Su apariencia inicial no da grandes muestras de sus verdaderas intenciones. Sólo a medida que la venganza se va haciendo más latente y su rabia crece a fuerza de introducir elementos: la traición amorosa, la muerte del hermano... que en nuestra alocada mente se simbolizan como el ajo, el tomate, el perejil. Ingredientes vitales que van bañando a la protagonista, impregnándola de motivaciones y de deseos por acabar con el enemigo común.

La cocción lenta de los jugos que suelta el propio mar (o el pescado) van hirviendo la sangre en sus venas, hasta que finalmente se ve preparada realmente para llevar a cabo su cruel cometido. Un cocinado vital, que nos conduce a bordo de un barco de bucaneros, a lo largo de un viaje existencial, sensual, romántico, emocionante, despiadado...

La "dorada pirata" concluye su odisea en el plato y su imagen final nos evoca la dureza del personaje en ese pan tostado y a ese planteamiento colorista de Tourneur. El azul del plato oceánico, el rojo del tomate sangriento, el verde del perejil, la salsa marítima y el pescado listo para la última batalla. Una obra por descubrir. Una receta por preparar. Os llegó el momento, piratas...

martes, 23 de junio de 2015

PESTO DE ENELDO

El pesto es una salsa típicamente italiana ideal para servir con platos de pastas, pescados, aves... El archi-conocido combina albahaca, piñones, ajo, Parmesano y aceite de Oliva. Vamos a darle una vuelta y mezclar otros ingredientes para ofrecer alternativas. El pesto de Eneldo es ideal para aderezar platos de pescado (aquí os dejo una propuesta de "Salmón con Pesto de Eneldo"), verduras y carnes. Un buen aceite de Oliva Virgen Extra terminará por culminar un peliculón culinario que os despertará la curiosidad y las ganas de prepararlo y combinarlo con la materia prima que más os plazca. ¡Mandiles arriba! 

INGREDIENTES

30 grs de eneldo fresco
50 grs de Aceite de Oliva Virgen Extra 
1 diente de ajo
Queso Parmesano rallado
30 grs de almendras crudas
Sal y pimienta

Tiempo: 5 minutos

Para empezar debemos decidir si queremos tirar de utensilios clásicos de la cocina como el mortero o "modernizarnos" y emplear herramientas batidoras o robots de cocina. Personalmente soy fan del mortero, y entre sus virtudes se encuentra...que libera estrés. Pack completo. Además, la palabra "pesto" viene del genovés "pestare", es decir, "machacar en mortero". Si queremos ser tradicionales... no nos queda otra. Nos ponemos.

Vamos a tostar las almendras. NOTA: también se puede preparar con avellanas o piñones (más clásico). Calentamos una sartén sin aceite y las vamos dorando ligeramente, vigilando que no se quemen. Buscamos un tostado ligero. Reservamos.


Picamos el eneldo finamente. Y lo echamos al mortero. Vamos incorporando el resto de ingredientes: el diente de ajo (sin el germen interior, que repite), el queso Parmesano recién rallado, las almendras, la sal y la pimienta. Trituramos con energía.

NOTA: Se puede sustituir el Parmesano por algún queso de oveja.

Añadimos un chorro bien generoso de Aceite de Oliva Virgen Extra y seguimos batiendo hasta conseguir una pasta homogénea.

El truco de cualquier salsa es vuestro paladar. Id probando hasta dar con el sabor y la textura ansiada. Si queréis que quede más espesa, echad menos aceite. Más ligero, más aceite.

Tapamos el pesto y lo guardamos en el frigorífico hasta que le toque salir a escena. ¡Que aproveche, hitchcookianos! 

martes, 5 de mayo de 2015

CABALLA AL HORNO CON PATATAS Y SAL DE VINO (Cena#81)

La caballa o verdel es un pescado azul especialmente carnoso y nutritivo, y dato importante, muy económico. Además hay que añadirle que es sano por su alto contenido en Omega 3. Con todo esto convenimos que la cena a cámara rápida de hoy es un platazo en casi todos los sentidos. Pocas excusas nos quedarán para hincarle el arpón a esta receta de mar, combinada con la tierra que ofrecen unas sencillas patatas, alegradas por el aroma de la sal de vino. Sin más... ¡Mandiles arriba!

INGREDIENTES (2 personas)
2 caballas o verdeles
4 patatas medianas
2 dientes de ajo
Agua
Vinagre
Perejil fresco picado
Sal de vino (puede ser normal)
Pimienta y Aceite de Oliva

Tiempo: 40-45 minutos

Las patatas.

Lavamos las patatas bien y ponemos una olla con agua a calentar con un poco de sal. Cuando aún esté fría, echamos las patatas y las dejamos cocer unos 30 minutos desde el primer hervor.

Concluido el tiempo, dejamos atemperar. Las pelamos y las cortamos por la mitad. NOTA: Podemos cortar ligeramente una de las puntas para que nos sirva de base y así la patata no baile en el plato.




En una sartén con un poco de aceite, las doramos a la plancha unos 5 minutos por cada lado a fuego moderado (que no se quemen). 

El pescado.

Pedimos a nuestro gentil pescadero que nos limpie el pescado y saque los lomos de la caballa. Y así nos ahorramos tiempo y esfuerzo, que esto es a cámara rápida.

Caballa ya horneada
Precalentamos el horno a 200º y colocamos un poco de aceite en una bandeja de horno. Disponemos los lomos de caballa encima y los horneamos durante 5 minutos.

Sacamos el pescado de la bandeja, y echamos un chorrito de un buen vinagre en la bandeja para aprovechar los jugos que hayan soltado durante el cocinado. 

Culminación.

En una sartén con aceite doramos unas láminas de ajo con un puñado de perejil fresco. Apartamos del fuego cuando coja color (sin que se quemen, por supuesto) y vertimos los jugos de la bandeja con el vinagre mezclado. 

Inicio de sofrito...
En un plato amplio servimos los lomos de caballa y los regamos con el refrito de ajo y perejil. Acompañamos con las patatas a la plancha y espolvoreamos sal de vino por encima. Y a comer. ¡Que aproveche, hitchcookianos!

miércoles, 11 de marzo de 2015

SARDINAS AL HORNO CON COSTRA DE AJO Y ROMERO (Cena#76)


Siempre hay problemas para cocinar sardinas en casa. Sobre todo por el olor que desprenden y que, probablemente, hace que se arrimen a nuestra puerta todos los gatos del barrio. Para ello la mejor solución es prepararlas al horno. Más fácil, manchamos menos y, ya puestos, son más sanas. En esta ocasión os traigo una receta inspirada en una que vi en www.lacocinadelechuza.com. Me encantó su propuesta y he aquí mi "hitchcookiano" homenaje o versión a cámara rápida. Os aseguro un resultado espectacular y así ya tenéis otra idea para asaltar este sabroso pescado. ¡Mandiles arriba!

INGREDIENTES (2 patatas)
8-10 sardinillas abiertas y limpias
2 patatas
1 cebolla
2 dientes de ajo
Romero
Sal, pimienta y aceite
Panko (pan rallado japonés)

Tiempo: 20 minutos

Vamos precalentando el horno a unos 200º con calor arriba y abajo.

Preparando todo

Como nuestro pescadero es generoso y eficiente (o eso espero), nos habrá preparado ya las sardinas para cocinar nuestra receta sin tiempo que perder. Si no, os toca la ardua tarea de limpiarlas a conciencia, quitarle la cabeza y las espinas y lavarlas bien. Eso por un lado.

En una sartén con abundante aceite caliente, echamos las patatas cortadas en láminas (como para tortilla de patata) y la cebolla en juliana. Lo vamos a ir pochando todo unos 10 minutos vigilando que no se nos quemen.

Una vez listas las sacamos sobre papel absorbente para escurrir el exceso de grasa.

En un bol echamos los dientes de ajo muy picados, el romero picado y el Panko (podéis usar otro tipo de pan rallado, aunque éste le da una textura bastante crocante) Lo mezclamos todo.

Hora del horno

En una bandeja ponemos una "cama" con las patatas y la cebolla. Sobre ella disponemos las sardinas con la piel hacia arriba y espolvoreamos nuestra mezcla de pan rallado, ajo y romero por encima hasta cubrirlas por completo.

Metemos en el horno y dejamos cocinar unos 5-7 minutos. 

Sacamos con cuidado y emplatamos. Terminamos decorando con una ramita de romero fresco y listo. ¡Que aproveche, hitchcookianos!

miércoles, 8 de octubre de 2014

CALAMAR A LA PLANCHA CON AJO FRITO (Cena#57)

Hoy retomamos el mar para plantear un plato sencillo y clásico, al que hemos intentado dar una pequeña vuelta. Unos calamares deliciosos (que en la pescadería parecían gritar mi nombre) bien cubiertos de ajo frito y una ensalada aromática. Una combinación de sabores y texturas a cámara rápida, que os aseguro cumplen con su cometido para la cena. ¡Mandiles arriba!

CALAMAR A LA PLANCHA CON AJO FRITO
INGREDIENTES (2 personas)

2 calamares frescos (medianos)
4-5 dientes de ajo
Perejil fresco picado
Sal, pimienta negra y Aceite de Oliva

Para la ensalada
2 tomates
1 cebolleta
Alcaparras
Orégano seco
Aceite de Oliva, vinagre de Jerez y sal


Tiempo: 15-20 minutos
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El ajo frito

Tan sencillo como coger unos dientes de ajo, pelarlos y picarlos muy muy finamente. Para ello tirad de paciencia, cuidado o de trituradora, pero que queden unos trocitos pequeños, casi para hacer una "arena" con ellos.

En una sartén ponemos aceite de oliva (bastante cantidad, que cubra bien el fondo) y calentamos. Echamos el ajo (con el aceite todavía frío) y esperamos a que empiece a "chisporrotear". Lo freímos despacio, con calma, que vaya cocinándose sin quemarse. Una vez que tengamos el ajo bien frito, dorado y crujiente, lo sacamos a un plato con papel absorbente y reservamos.

La ensalada

Lavamos y secamos los tomates. Lo cortamos en trocitos o en cuartos, como os venga en gana. Cortamos la cebolleta finamente y echamos en un bol junto a los tomates. Añadimos unas alcaparras y aliñamos con un poco de orégano, aceite, vinagre y sal. Las cantidades dependerán de vuestros paladares, como siempre. Otra cosa lista.

El calamar

Nuestro pescadero, que entiendo que es simpático, nos habrá limpiado el calamar para liberarnos de tan tediosa labor. De todas formas nunca está de más darle un "remojón" en casa para limpiarlo bien y dejarlo perfecto para el cocinado. Separamos los tentáculos y secamos todo muy bien.

Le practicamos unos cortes al calamar con un cuchillo afilado para asegurarnos que se nos hace bien por dentro. Lo salpimentamos por ambas caras (tentáculos incluidos) 

Colocamos una plancha o sartén con un poco de aceite y calentamos. Incorporamos nuestros calamares y los vamos a ir haciendo a la plancha unos minutos por cada lado (a fuego vivo y vigilando que se nos queda bien marcado pero no quemado)

Emplatamos. Calamar doradito por un lado, colocamos por encima una buena capa de ajo frito y espolvoreamos perejil picado. En otra esquina disponemos la ensalada bien removida y no hay más. Tan sencillo, sano y delicioso como esto. ¡Que aproveche, hitchcookianos!