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INGREDIENTES (2 personas) 3-4 tomates verdes 1 huevo batido Harina de trigo Harina de maíz (Maizena) Sal y pimienta
Cayena Orégano y tomillo Hojas de perejil o cilantro
1-2 huevos batidos Pan rallado Un poquito de leche
Para la salsa sureña 1 trocito de cebolleta (parte verde) 1 rama de apio (con sus hojas) 1 cda de mostaza 2 cdas de kétchup 2 cdas de mayonesa Perejil picado 1 cda de pimentón 1 cda de ajo en polvo 1/2 limón exprimido Unas gotas de tabasco (opcional) Sal y pimienta
Tiempo: 30 minutos
Película comparada: TOMATES VERDES FRITOS (Al final de la receta) |
Hoy nos vamos a la América profunda. Un viaje culinario desde tierras leonesas (los maravillosos tomates son cortesía de mi buen amigo Goyo) hasta los parajes del sur estadounidense. Esta receta es un clásico de la cocina sureña (Nueva Orleans, Alabama...) y debo decir que es un espectáculo. Tiene un proceso divertido y muy sencillo, con el que podemos jugar a nuestro antojo: empanado, enharinado, salsa sureña... El resultado es una explosión de sabores, aromas, matices y crujientes que sorprenden al paladar. Si no los habéis probado, aquí os llega la oportunidad. Silencio... se cocina.
Viaje al Sur: la salsa
Lo primero que hacemos es la salsa, para que repose un poco en la nevera. En un vaso de batidora echamos todos los ingredientes (suprimiendo los que no nos gusten) y batimos bien hasta conseguir una textura más bien cremosa.
NOTA: La mayonesa conviene prepararla con un aceite suave o de girasol, si lo hacemos con uno más fuerte (de Oliva Virgen Extra) nos comerá mucho sabor, y en este caso no nos interesa.
NOTA: Si os queda un poco ácida (por el limón, que a mí me pasó) bastará con echarle una pizca de sal o azúcar y remover. No hay que pasarse para que no quede salada, lo mejor es ir echando pellizco a pellizco hasta eliminar la acidez.
El empanado
Supongo que existen muchas variantes: doble empanado, omitir el pan rallado... Pero yo he optado por una mezcla de varias corrientes por cuestiones puramente personales.
Primero, cortamos en rodajas los tomates.
La harina. En un bol echamos la harina de trigo y de maíz (a ojo, 150 grs de cada una más o menos), añadimos 1 cucharada de Pimentón de la Vera (el mío de Candeleda, como siempre), 1 cucharada de orégano y otra de tomillo, otra de cayena molida, sal y pimienta.
Huevo. En un plato batimos un huevo o dos huevos con un poquito de leche.
Pan rallado. En otro plato disponemos el pan rallado con cilantro o perejil picado. Lo mezclamos. Hecho esto ya tenemos todas nuestras herramientas listas.
El proceso es el clásico: pasamos la rodaja de tomate por la harina (lo sacudimos un poco para eliminar el exceso), luego por el huevo batido y terminamos con el pan rallado. Así hasta terminar con toda nuestra verdosa materia prima.
Ponemos una sartén con abundante aceite a calentar y vamos friendo por tandas los tomates verdes. Sacamos a un plato con papel absorbente para quitar el exceso de grasa.
Emplatamos
En un plato alargado disponemos una hilera de tomates verdes fritos, decoramos con una línea de la salsa sureña y espolvoreamos con un poco de apio troceado. Colocamos la salsa al lado para ir untando a gusto del comensal. Y ya está. Todo el Sur americano en la mesa. ¡Que aproveche, hitchcookianos!
Película ideal para degustar este plato
("Tomates verdes fritos" de Jon Avnet - 1991)
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Parecía inevitable la comparación. Mira que hay películas que narran (y con enorme acierto) las miserias y andanzas del Sur americano, pero en esta ocasión había que dejarse llevar por la inercia. Ya que existe una película que hace gala de nuestra receta, sería raro no fijarse en ella. Y ya no sólo por su título, sino porque además es un drama rural y costumbrista de muy alto calado y con unas interpretaciones femeninas sensacionales. Era obvio, había que hacer Tomates Verdes Fritos.
Jon Avnet se estrenó en el celuloide con su mayor éxito, a partir de ahí vinieron obras mucho más flojas y de menor hondura, entregadas claramente al consumo rápido y olvidadizo. Pero en Tomates Verdes Fritos supo crear una ejemplar historia de relaciones salpicadas por un asesinato, y configuró una gran radiografía sureña ambientada en Alabama. La fotografía es un arte sutil en el cine, y aquí hay un esfuerzo muy plausible por rodear cada fotograma de un paisaje cálido y esperanzador, sacando partido de los colores áridos y ocres. Tan características del sur de Estados Unidos...
Pero más allá del envoltorio, nos topamos con una maravillosa historia de personajes. La novela de Fannie Flagg se personifica en un cuarteto de actrices en estado de gracia: Kathy Bates (que venía de ganar el Oscar por "Misery"), la veterena Jessica Tandy (aquella madre sufridora de "Los pájaros"), Mary Stuart Anderson ("Benny and Joon") o Mary Louise Parker (la madre coraje de la gran serie "Weeds") conforman un abanico de personalidades marcadas por el amor, la amistad, la lealtad... y por unos sentimientos soterrados y pasionales (tratados aquí de una forma excepcionalmente sutil) que hacen de Tomates Verdes Fritos todo un ejercicio de dobles sentidos, subtexto, de leer entre líneas...
Nuestra receta se apoya en el título de la novela y la película, obviamente. Pero es que además el protagonismo del plato recae sobre el elenco actoral. Los tomates o las actrices conforman aquí la hilera de relaciones en la que se sustente la película. Una fila que hace las veces de línea espacio-temporal, pues la obra salta del presente (el asilo donde hablan Kathy Bates y Tandy) al pasado (con la historia de dos amigas durante La Gran Depresión). Sus vidas se entrecruzan o amontonan, tal y como representa nuestra disposición final.
La salsa sureña, que se muestra aquí como un latigazo, salpica el escenario de Whistle Stop (el pequeño pueblo de la América profunda) dándole ese toque dramático que respira la película. Está claro que su gran mensaje es de "verde" esperanza pero se permite la licencia de ahondar en temas más polémicos y susceptibles como la muerte, el asesinato, el racismo, el maltrato... Ahí es donde nuestro compendio de especias e ingredientes de la Salsa Sureña, cobra su esplendor. El toque picante, el ajo, el apio, la mostaza, el pimentón... elementos de sabor duro que logran suavizarse con la candidez de la mayonesa o las hierbas frescas y aromáticas.
Tomates verdes fritos es una peli-receta magnífica, que parte de seres aislados y que aparentemente nada tienen en común, para ir poco a poco "empanando" sus vidas. Su inocencia inicial desaparece a medida que la harina, el huevo y el pan rallado van suministrándoles una coraza emocional y vital, que les hará vaciar sus miedos y plantar cara. Y ya sin el temor de una herida abierta, esos tomates fritos podrán enfrentarse a la salsa sureña sin mostrar una pizca de ese verdor inicial... Tan sólo el apio nos da muestras de lo que una vez fueron y jamás volverán a ser.
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Gran peli y mejor libro. En cuanto a los tomates tengo que probar esa salsa sureña ya :)
ResponderEliminarBesos
He visto Tomates Verdes Fritos media docena de veces y siempre descubro algo nuevo ,me encanta el papel de Kathy Bates ,como va cambiando con cada visita que hace a la anciana desconocida .
ResponderEliminarSiempre he tenido curiosidad por saber que se cocinaba en aquella olla ¿ ? jeje .
Probare los tomates
Muy buen análisis de la película. El libro es menos sutil en las relaciones. En esta ocasión me gustaron los dos, y la receta de tomates verdes fritos me la llevo como oro en paño. Felicidades por haber sacado la esencia¡¡¡ Besos¡¡¡
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