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miércoles, 25 de mayo de 2016

SALMOREJO CORDOBÉS (Con y sin Thermomix)


Días de calor se combaten con recetas frías, refrescantes, sabrosas y completas. Aquí el Salmorejo Cordobés tiene un protagonismo esencial en nuestras mesas. Es una crema maravillosamente cremosa que sacia todos los paladares. Si bien en principio se trataba de un alimento "humilde", el tiempo le ha hecho evolucionar por grandes maestros de los fogones pero sin perder su alma, hasta convertirlo en un aperitivo de lujo. Un manjar entre manjares.

La receta original (tal y como nos habla la Cofradía del Salmorejo Cordobés) reside en una materia prima de calidad. Lo suyo sería emplear pan telera - pan típico de Córdoba - pero en el día a día igual no nos resulta muy asequible. Aún así podemos obtener un plato delicioso y plagado de sabor si cuidamos bien los ingredientes. 

Aquí os muestro dos formas para conseguir un resultado de órdago. Con y sin Thermomix. Dependiendo de los cachivaches que tengáis en las encimeras. El salmorejo es un plato nuestro y todo un orgullo culinario. No hay gaznate que no agradezca un buen sorbo de él en tiempos de solana. Sin más nos ponemos con este plato a cámara rápida. ¡Mandiles arriba! 


Ingredientes (4 personas)
  • 1 kg de tomates maduros (tipo pera o rama)
  • 200 grs de miga de pan blanco
  • 1 diente de ajo
  • 100 ml de Aceite de Oliva Virgen Extra 
  • Sal
  • 2 huevos cocidos
  • Jamón serrano (mejor si es ibérico)
Tiempo
  • 20 minutos



Con Thermomix 

Lo bueno para los privilegiados con Thermomix (me incluyo) es que no hay necesidad de pelar los tomates. Su potencia acabará con cualquier resto y lo integrará en la mezcla.

Echamos en el vaso los tomates troceados, la sal y el ajo. Batimos 30 segundos Velocidad 5.

Añadimos la miga de pan y trituramos 30 segundos a velocidad 5. Luego subimos a 2 minutos velocidad 10.

Programamos velocidad 5 y vamos vertiendo el aceite por la tapa con el cubilete puesto boca abajo. Así hasta terminar con todo el líquido. Pasamos a una fuente o jarra y a la nevera.

Sin Thermomix. 

Pelamos los tomates y los echamos en un vaso alto para batir. Añadimos el diente de ajo y batimos todo hasta que nos quede sin grumos ni trozos.

Incorporamos el aceite, el pan y la sal. Vuelta a la batidora. Trituramos todo con calma, sin prisa, hasta que consigamos una crema homogénea.

Metemos en el frigorífico.

Cocer los huevos 

Sacamos los huevos para que estén a temperatura ambiente. Los echamos en un cazo y cubrimos con agua. Llevamos a ebullición. Contamos 10 minutos desde el primer hervor. Sacamos y refrescamos.

Emplatado

Servimos en vasos individuales y espolvoreamos huevo cocido picado y unas tiras de jamón ibérico (yo no tenía del bueno-bueno pero me hizo el apaño) Añadimos unas gotitas de aceite de oliva Virgen Extra en crudo y listo. Coged la cuchara y a disfrutar. ¡Que aproveche, hitchcookian@s!

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viernes, 6 de mayo de 2016

BRUSCHETTA CAPRESE CON TOMATE ASADO (A tostas con la vida)


La "brusquetta" consiste en una rebanada de pan tostada y aromatizada con ajo. Aquí lo llamamos "tosta o rebanada", en Francia "tartine", en Inglaterra "sandwich abierto"... Los ingredientes que luego la coronen dependerán del lugar de origen, de la materia prima, de la cultura o simple y llanamente de los gustos de cada cual. Siempre me quedaré con ésta última...

En esta ocasión me he lanzado a preparar la clásica "insalata Caprese" pero de otra forma. Generalmente se toma fría, y aquí la vamos a preparar caliente o al menos templada. Cocinaremos el tomate en el horno y luego dejaremos que el queso se funda para lograr una combinación de sabores y texturas (la ternura de la cubierta con el crocante del pan tostado) fantástica y sorprendente. 

La receta además viene de la mano de The Rustik Bakery cuya gama de panes con masa madre son ideales para este tipo de preparaciones. Esta bruschetta podéis prepararla como aperitivo (anti-pasti) o como cena sana y completa. Vosotros decidís, que para eso mandáis... ¡Mandiles arriba! 


Ingredientes (2 personas)

  • 2 rebanadas de pan The Rustik Bakery 
  • 2 tomates 
  • 2 bolas de Mozzarella 
  • Albahaca fresca 
  • 1-2 dientes de ajo
  • Vinagre balsámico de Modena 
  • Sal, pimienta negra y Aceite de Oliva virgen Extra
Tiempo

  • 20-25 minutos 


Precalentamos el horno a 200º.


Lavamos y cortamos en rodajas los tomates. Echamos un poco de aceite de oliva en una bandeja de horno y disponemos las rodajas por encima. Salpimentamos los tomates y echamos otro chorro de aceite por encima. Los horneamos durante 15 minutos. 


Frotamos las rebanadas de pan con los dientes de ajo. Las tostamos en una plancha o sartén con un poco de aceite hasta que queden doradas y crujientes.

Sacamos los tomates del horno pero... ¡no lo apagamos aún! ¡Todavía le daremos uso!

Cogemos la "bruschetta" y vamos colocando una rodaja de tomate, otra rodaja de mozzarella y una hoja de albahaca. Así sucesivamente hasta llegar al otro extremo.

Metemos de nuevo en el horno 1-2 minutos para que el queso se funda ligeramente.

Por último decoramos con hojas de albahaca fresca y rociamos un hilo de vinagre balsámico por ---encima de cada una. Fácil, ¿no? Pues ahora os toca a vosotros. ¡Que aproveche, hitchcookian@s! 
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viernes, 22 de enero de 2016

FOCACCIA ITALIANA (Mamma Roma)

La foccacia es un pan aplanado muy característico de nuestro país vecino. Se trata de una mezcla muy parecida a la pizza pero con una esencia diferente. Lleva harina, sal, aceite, levadura... y luego la podemos condimentar con hierbas aromáticas y toda clase de productos. Yo aquí os dejo una versión sencilla para inspiraros. Luego ya tiráis de imaginación y de despensa.

En esta ocasión lleno de Italia la cocina y poso mi mirada cine-culinaria en Pasolini y en la grandísima Anna Magnani. Para la comparación rescato una obra maravillosa (y tal vez no muy conocida) llamada "Mamma Roma". Todo un retrato crudo y emocionante de la clase baja romana y de la lucha materna por otorgar a su hijo un futuro mejor. Nosotros intentaremos eso con nuestro "retoño" culinario. Veremos si lo conseguimos. ¡Mandiles arriba!

FOCACCIA ITALIANA
FOCACCIA ITALIANA

Ingredientes 
  • 500 grs de harina de fuerza
  • 325 ml de agua tibia
  • 7 grs de levadura
  • Polenta o remolino (para untar la bandeja, valdría un poco de aceite)
  • Sal y Aceite de Oliva Virgen Extra

Para los toppings 
  • Tomates cherry tipo pera
  • Aceitunas negras 
  • Cebolla roja 
  • Cebollino y orégano fresco (o cualquier hierba que os guste)
Tiempo
  • 1 hora y 45 minutos (contando tiempos de espera y horneado)
Película comparada
  • "Mamma Roma" (Pier Paolo Pasolini - 1962) ---- Tras receta

Pesamos todos los ingredientes y los vamos disponiendo en la mesa de trabajo para ahorrar tiempo. Mezclamos el agua tibia con la levadura en una jarra. 

En un bol amplio vertemos la harina y añadimos un poco de Aceite de Oliva y sal. Incorporamos el agua y la levadura y empezamos a mezclar bien con la cuchara. 


Cuando la masa se compacte (y nos sea ya difícil seguir trabajándola con la cuchara) la pasamos a la encimera espolvoreando un poco más de harina. Ahora toca trabajar con las manos (bien limpias, por supuesto) la masa, como si fuera una pizza. 

Estiramos, recogemos, estiramos, recogemos... Así durante 10 minutos, ni más ni menos. 



Pasado ese tiempo la cubrimos con el propio bol para crear humedad (también nos valdría un paño humedecido) y dejamos reposar durante 40 minutos.


Pasado el tiempo la masa será muy moldeable. Echamos un poco de polenta o "semolino" (sémola) sobre la base de nuestra bandeja de horno y estiramos la masa hasta que cubra bien toda la superficie. 


Hacemos unas hendiduras con los dedos y colocamos los tomates partidos por la mitad, la cebolla roja en juliana, las aceitunas negras y las hierbas picadas. Tapamos con un trapo húmedo y dejamos reposar unos 45 minutos.

Precalentamos el horno a 200º. 

Horneamos unos 20-25 minutos. Pasado ese tiempo sacamos la bandeja y dejamos reposar 10 minutos más. Para finalizar rociamos un poco de Aceite de Oliva Virgen Extra por encima y a disfrutar de este maravilloso plato italiano. ¡Que aproveche, hitchcookian@s!

FOCACCIA ITALIANA

Película ideal para degustar este plato
"MAMMA ROMA"
("Mamma Roma" de Pier Paolo Pasolini - 1962)

En esta ocasión viajamos cine-culinariamente a "la bota" vecina para intentar entablar una comparación a la altura de semejante plato. Todo este recital clásico de ingredientes y técnicas necesita un espejo cinéfilo a la altura, que irradie protagonismo, que sea inconmensurable, contundente, inolvidable... La focaccia en mi alocada y fantasiosa mente es la gran Anna Magnani. 

La Magnani fue una de las personalidades  cinematográficas más potentes que ha dado el extenso cine italiano. Una actriz de raza (como se suele decir), implicada, descomunal, airada y contenida, un rostro inolvidable... En 1962 se dejó seducir por un joven Pasolini para configurar esta hermosa y dura película: "Mamma Roma". Segunda cinta del cineasta, y todo un drama social cargado de intensidad y emociones del "post-neorrealismo" italiano. Dura, directa, desnuda...

Para los que no hayáis visto "Mamma Roma" os diré que es una desgarradora historia de la marginalidad de la capital, un descenso a los barrios bajos de la sociedad italiana, una radiografía cruda y sin tapujos de las miserias humanas y los deseos por escapar de la decadencia y obtener, si acaso, un futuro mejor. Pasolini - que también fue ensayista, poeta y escritor - empezaba a asomarse al panorama cinematográfico de forma plausible. "Mamma Roma" se enclava entre su maravillosa ópera prima "Accatone" y su obra cumbre "El evangelio según San Mateo", y ya daba muestras de su esencia como cineasta diferente, inconformista, polémico. A su lado se erigía una veterana Anna Magnani poniendo rostro y personalidad a Mamma Roma - toda una madre coraje -; una antigua prostituta - de lengua mordaz y atractiva - que trata de emprender a toda costa una nueva y próspera vida en compañía de su hijo Ettore. 

Pasolini configura un devastador cuadro de la depresión del proletariado en tiempos en los que la política se desprendía de todo contacto con la sociedad. Una crítica feroz, marxista, con esa visión tan peculiar y característica del cristianismo que siempre acompañó su filmografía. "Mamma Roma" es un zarpazo que duele, que nos encoge el estómago, que entristece, pues la válvula de escape a la miseria, no es más que una fantasía, una meta inalcanzable para los más desfavorecidos.

Nuestra receta empieza su conexión con la nacionalidad del plato-película, pero más allá nos topamos de bruces el emblema de la obra: la clase baja. La masa de la focaccia es una receta humilde, de ingredientes asequibles - agua, harina, levadura, sal -, muy del mundo obrero que refleja "Mamma Roma" en cada fotograma. Ese universo de desidia y mínima esperanza que obliga a los más necesitados a fantasear con la idea eterna de huir o de cocinarse un futuro más colorista.

Un sub-mundo crudo, despojado de sabor y de ilusión. Los ingredientes-personaje son una amalgama de elementos sin potencia por sí solos, que malviven vilipendiados por la clase alta y son continuamente vapuleados o manoseados - como nosotros con la masa -. Hacemos con ellos lo que queremos: los estrujamos, los moldeamos a nuestro antojo, los aplastamos contra la encimera social. Y ellos se dejan, se resignan a vivir en el bol (como una jaula de cristal) mientras crecen en su interior las bacterias de la esperanza y les hinchan de ilusión, hasta doblar su volumen.

Las fantasías de Mamma Roma son abandonar su trabajo de calle, salir de la pobreza, otorgar a su hijo un mañana lejos de los bajos fondos, tener una vida decente, cómoda, un deseo materno universal... Pequeños destellos de color que se coronan sobre ella (la masa) en forma de vistosos tomates, cebollas, aceitunas y un verde esperanza otorgado por el aceite de oliva. Poco a poco irá haciendo la proeza  de lograr algunos de sus objetivos vitales, pero la presencia de su antiguo chulo así como la personalidad compleja de su hijo, irán sembrando de trabas su duro camino. El horneado irá endureciendo el carácter de esta madre luchadora e incansable, y acabará convertida en una focaccia: endurecida por fuera pero compasiva y esponjosa por dentro. 

"Mamma Roma" es una delicia de película, contundente e intimista, que contó con el huracán Magnani en todo su esplendor interpretativo. No dejéis pasar la ocasión de haceros con esta obra de Pasolini y de cocinar esta focaccia en las profundidades de vuestro horno. Todo olerá a Italia, todo sabrá a Italia, todo será Italia...

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viernes, 2 de octubre de 2015

CALAMARES EN SALSA AMERICANA

La salsa americana es una de esas delicias que invitan a untar pan sin parar. Se trata de un preparado que lleva su buena dosis de preparación (flambeados, cocción lenta...) pero que merece la pena aprender a ejecutar para darle personalidad a algunas recetas de pescado. En esta ocasión vamos a preparar un clásico que nos servirá como plato principal o como aperitivo. Lleva su tiempo, aunque eso siempre debería ser sinónimo de diversión. Arrancamos, ni sin antes... ¡mandiles arriba!


INGREDIENTES

700 grs de calamar, 200 grs de cebolla (1 cebolla grandecita), 1-2 dientes de ajo, 1 cdita de harina, 200 grs de tomate natural triturado, 1 cda de concentrado de tomate, 1/2 vaso de aceite de Oliva, 1 cda de azúcar, 1/2 vaso de vino blanco, 1 vaso de agua, 1 chupito de Brandy, Sal y pimienta

Tiempo: 60 minutos


Como estoy convencido que tenéis a mano un gentil pescadero, pedirle amablemente que os haga el trabajo sucio de limpiar los calamares (y que os reserve la tinta para futuras elaboraciones como un Cuscús Negro o un Arroz negro)

Con el calamar limpio, troceamos el cuerpo en aros y mantenemos las aletas y los tentáculos. Lo lavamos y lo secamos bien. 

Troceamos la cebolla finamente y el ajo y los sofreímos en una sartén con un par de cucharadas de aceite de oliva y sal, para que sude. 

Añadimos la cucharadita de harina y removemos para que no sepa a crudo. Vertemos el vino blanco y dejamos que cueza hasta que evapore el alcohol.

Seguidamente incorporamos el concentrado de tomate y el tomate triturado. Removemos. Momento del Brandy y (con cuidado extremo) "flambeamos". Dejamos que reduzca ligeramente.

Añadimos el azúcar, un poco más de sal y la pimienta negra molida.

Turno de los calamares, que son el verdadero protagonista. Los incorporamos a la escena junto al vaso de agua. Dejamos cocer a fuego bajo unos 30 minutos con la tapa puesta y luego otros 15 minutos más destapado para que reduzca la salsa y los calamares estén muy tiernos.

Servimos los calamares en platos de barro acompañados de arroz blanco cocido. Cogemos un buen trozo de pan y nos ponemos un vinito fresco. ¡Que aproveche, hitchcookian@s! 

NOTA: Si queréis podéis triturar la salsa para no encontrar trozos de cebolla o ajo... Vosotros mandáis en vuestra cocina, ya lo sabéis.



domingo, 9 de noviembre de 2014

TOMATES VERDES FRITOS (Green Fried Tomatoes)

INGREDIENTES (2 personas)
3-4 tomates verdes
1 huevo batido
Harina de trigo
Harina de maíz (Maizena)
Sal y pimienta

Cayena
Orégano y tomillo
Hojas de perejil o cilantro

1-2 huevos batidos
Pan rallado
Un poquito de leche

Para la salsa sureña
1 trocito de cebolleta (parte verde)
1 rama de apio (con sus hojas)
1 cda de mostaza
2 cdas de kétchup
2 cdas de mayonesa
Perejil picado
1 cda de pimentón
1 cda de ajo en polvo
1/2 limón exprimido
Unas gotas de tabasco (opcional)
Sal y pimienta


Tiempo: 30 minutos
Película comparada: TOMATES VERDES FRITOS (Al final de la receta)

Hoy nos vamos a la América profunda. Un viaje culinario desde tierras leonesas (los maravillosos tomates son cortesía de mi buen amigo Goyo) hasta los parajes del sur estadounidense. Esta receta es un clásico de la cocina sureña (Nueva Orleans, Alabama...) y debo decir que es un espectáculo. Tiene un proceso divertido y muy sencillo, con el que podemos jugar a nuestro antojo: empanado, enharinado, salsa sureña... El resultado es una explosión de sabores, aromas, matices y crujientes que sorprenden al paladar. Si no los habéis probado, aquí os llega la oportunidad. Silencio... se cocina.

Viaje al Sur: la salsa

Lo primero que hacemos es la salsa, para que repose un poco en la nevera. En un vaso de batidora echamos todos los ingredientes (suprimiendo los que no nos gusten) y batimos bien hasta conseguir una textura más bien cremosa. 

NOTA: La mayonesa conviene prepararla con un aceite suave o de girasol, si lo hacemos con uno más fuerte (de Oliva Virgen Extra) nos comerá mucho sabor, y en este caso no nos interesa.

NOTA: Si os queda un poco ácida (por el limón, que a mí me pasó) bastará con echarle una pizca de sal o azúcar y remover. No hay que pasarse para que no quede salada, lo mejor es ir echando pellizco a pellizco hasta eliminar la acidez. 

El empanado

Supongo que existen muchas variantes: doble empanado, omitir el pan rallado... Pero yo he optado por una mezcla de varias corrientes por cuestiones puramente personales. Primero, cortamos en rodajas los tomates. 

La harina. En un bol echamos la harina de trigo y de maíz (a ojo, 150 grs de cada una más o menos), añadimos 1 cucharada de Pimentón de la Vera (el mío de Candeleda, como siempre), 1 cucharada de orégano y otra de tomillo, otra de cayena molida, sal y pimienta.


Huevo. En un plato batimos un huevo o dos huevos con un poquito de leche.

Pan rallado. En otro plato disponemos el pan rallado con cilantro o perejil picado. Lo mezclamos. Hecho esto ya tenemos todas nuestras herramientas listas. 

El proceso es el clásico: pasamos la rodaja de tomate por la harina (lo sacudimos un poco para eliminar el exceso), luego por el huevo batido y terminamos con el pan rallado. Así hasta terminar con toda nuestra verdosa materia prima.

Ponemos una sartén con abundante aceite a calentar y vamos friendo por tandas los tomates verdes. Sacamos a un plato con papel absorbente para quitar el exceso de grasa.

Emplatamos

En un plato alargado disponemos una hilera de tomates verdes fritos, decoramos con una línea de la salsa sureña y espolvoreamos con un poco de apio troceado. Colocamos la salsa al lado para ir untando a gusto del comensal. Y ya está. Todo el Sur americano en la mesa. ¡Que aproveche, hitchcookianos!

   

Película ideal para degustar este plato


FRIED GREEN TOMATOES
("Tomates verdes fritos" de Jon Avnet - 1991)


Parecía inevitable la comparación. Mira que hay películas que narran (y con enorme acierto) las miserias y andanzas del Sur americano, pero en esta ocasión había que dejarse llevar por la inercia. Ya que existe una película que hace gala de nuestra receta, sería raro no fijarse en ella. Y ya no sólo por su título, sino porque además es un drama rural y costumbrista de muy alto calado y con unas interpretaciones femeninas sensacionales. Era obvio, había que hacer Tomates Verdes Fritos.

Jon Avnet se estrenó en el celuloide con su mayor éxito, a partir de ahí vinieron obras mucho más flojas y de menor hondura, entregadas claramente al consumo rápido y olvidadizo. Pero en Tomates Verdes Fritos supo crear una ejemplar historia de relaciones salpicadas por un asesinato, y configuró una gran radiografía sureña ambientada en Alabama. La fotografía es un arte sutil en el cine, y aquí hay un esfuerzo muy plausible por rodear cada fotograma de un paisaje cálido y esperanzador, sacando partido de los colores áridos y ocres. Tan características del sur de Estados Unidos...

Pero más allá del envoltorio, nos topamos con una maravillosa historia de personajes. La novela de Fannie Flagg se personifica en un cuarteto de actrices en estado de gracia: Kathy Bates (que venía de ganar el Oscar por "Misery"), la veterena Jessica Tandy (aquella madre sufridora de "Los pájaros"), Mary Stuart Anderson ("Benny and Joon") o Mary Louise Parker (la madre coraje de la gran serie "Weeds") conforman un abanico de personalidades marcadas por el amor, la amistad, la lealtad... y por unos sentimientos soterrados y pasionales (tratados aquí de una forma excepcionalmente sutil) que hacen de Tomates Verdes Fritos todo un ejercicio de dobles sentidos, subtexto, de leer entre líneas...

Nuestra receta se apoya en el título de la novela y la película, obviamente. Pero es que además el protagonismo del plato recae sobre el elenco actoral. Los tomates o las actrices conforman aquí la hilera de relaciones en la que se sustente la película. Una fila que hace las veces de línea espacio-temporal, pues la obra salta del presente (el asilo donde hablan Kathy Bates y Tandy) al pasado (con la historia de dos amigas durante La Gran Depresión). Sus vidas se entrecruzan o amontonan, tal y como representa nuestra disposición final.

La salsa sureña, que se muestra aquí como un latigazo, salpica el escenario de Whistle Stop (el pequeño pueblo de la América profunda) dándole ese toque dramático que respira la película. Está claro que su gran mensaje es de "verde" esperanza pero se permite la licencia de ahondar en temas más polémicos y susceptibles como la muerte, el asesinato, el racismo, el maltrato... Ahí es donde nuestro compendio de especias e ingredientes de la Salsa Sureña, cobra su esplendor. El toque picante, el ajo, el apio, la mostaza, el pimentón... elementos de sabor duro que logran suavizarse con la candidez de la mayonesa o las hierbas frescas y aromáticas. 

Tomates verdes fritos es una peli-receta magnífica, que parte de seres aislados y que aparentemente nada tienen en común, para ir poco a poco "empanando" sus vidas. Su inocencia inicial desaparece a medida que la harina, el huevo y el pan rallado van suministrándoles una coraza emocional y vital, que les hará vaciar sus miedos y plantar cara. Y ya sin el temor de una herida abierta, esos tomates fritos podrán enfrentarse a la salsa sureña sin mostrar una pizca de ese verdor inicial... Tan sólo el apio nos da muestras de lo que una vez fueron y jamás volverán a ser.