Lo fundamental, en la mayoría de casos, es la materia prima. Así que vamos a hacernos con los servicios de un simpático pescadero y que nos seleccione dos buenas piezas. Que nos las limpie bien y que nos deje a nosotros la parte creativa.
Ingredientes preparados para la creación... |
Nos metemos en faena. Colocamos una sartén al fuego con un poco de aceite de oliva. A fuego medio-alto. Depositamos con cuidado las dos doradas y dejamos que se tuesten ligeramente. Salpimentamos al gusto...
Añadimos los ajos troceados (en trozos grandes) y dejamos que se cocinen. NOTA: En este punto podemos añadir una cayena o chili picado. Damos la vuelta al pescado e incorporamos los tomatitos cherry partidos por la mitad y el perejil fresco.
Vertemos medio vaso de agua y tapamos la sartén. Dejamos cocer todo el conjunto unos 5 minutos, hasta que el pescado se haga bien y la salsa espese. NOTA: Podéis introducir un cuchillo en la carne del pescado para ver si está al punto una vez pasado el tiempo de cocinado.
En el tiempo que lleve hacerse el pescado lo aprovechamos para tostar en una sartén unas rebanadas de pan (chapata pequeña en mi caso) con un poquito de aceite de oliva Virgen Extra.
Ya sólo nos queda emplatar esta joya marítima. Servimos la pieza de pescado en un plato grande, rociamos con la salsa y acompañamos con el pan tostado. ¡Que aproveche, hitchcookian@s!
Película ideal para degustar este plato
LA MUJER PIRATA
("Anne of the Indies" de Jacques Tourneur, 1951)
Como en esta ocasión la cosa huele a mar y su protagonista absoluta es una mujer, mi mente alocada ha encontrado en "La mujer pirata" el espejo ideal para la comparación.
Película de aventuras en toda regla. Una epopeya pirata que conjuga los grandes elementos del género: drama, acción y romance. "La mujer pirata" es un entretenimiento puro, contundente y original, intensa y emocionante. Tiene todos los ingredientes para atarnos al palo mayor y dejarnos atónitos con un espectáculo cinematográfico de una altura inusitada.
No es de extrañar que englobe tantos elogios, puesto que tras la cámara se encuentra el genial Jacques Tourneur. Un artesano francés afincando en Hollywood, que sacó a la luz piezas de renombre como "Regreso al pasado", "Yo anduve con un zombie", "La mujer pantera" o la maravillosa obra que veía una y otra vez en mi infancia "El halcón y la flecha". En esta incursión en el cine de aventuras, se lanza por primera vez al color, y tiñe la pantalla de una maravillosa paleta que no hace otra cosa sino engrandecer la historia y vestirla de un toque onírico magnífico. No hay más que fijarse en los cielos, en el color del océano...
Su cámara se muestra certera y directa a la hora de narrar la acción y las andanzas de Anne (Jean Peters). Una bucanera, cuyo padre adoptivo Barbanegra, le ha educado entre la calaña marinera. Lejos de mostrarnos una heroína a la usanza, Tourneur plasma una figura femenina llena de crudeza, de tosquedad y ansias de venganza. Su odio hacia los ingleses por matar a su hermano, será el motor de revancha que moverá a esta inusitada protagonista por los mares más violentos.
Nuestra receta tiene como elemento fundamental la dorada, que aquí nos hace las veces de "mujer pirata". Y su protagonismo en el plato es total. Sobre sus espaldas (o espina dorsal) se sustenta todo el desarrollo de la historia-receta y su presencia en todo el proceso es absoluta. Desde la preparación, el cocinado y la presentación. En ningún momento sale de escena, como Anne.
Su apariencia inicial no da grandes muestras de sus verdaderas intenciones. Sólo a medida que la venganza se va haciendo más latente y su rabia crece a fuerza de introducir elementos: la traición amorosa, la muerte del hermano... que en nuestra alocada mente se simbolizan como el ajo, el tomate, el perejil. Ingredientes vitales que van bañando a la protagonista, impregnándola de motivaciones y de deseos por acabar con el enemigo común.
La cocción lenta de los jugos que suelta el propio mar (o el pescado) van hirviendo la sangre en sus venas, hasta que finalmente se ve preparada realmente para llevar a cabo su cruel cometido. Un cocinado vital, que nos conduce a bordo de un barco de bucaneros, a lo largo de un viaje existencial, sensual, romántico, emocionante, despiadado...
La "dorada pirata" concluye su odisea en el plato y su imagen final nos evoca la dureza del personaje en ese pan tostado y a ese planteamiento colorista de Tourneur. El azul del plato oceánico, el rojo del tomate sangriento, el verde del perejil, la salsa marítima y el pescado listo para la última batalla. Una obra por descubrir. Una receta por preparar. Os llegó el momento, piratas...
Una materia prima tan fresca como el redactado de la receta elaborada con ella.
ResponderEliminarSalud!