Mostrando entradas con la etiqueta Pasta. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Pasta. Mostrar todas las entradas

lunes, 27 de marzo de 2017

SPAGHETTI CON ALCACHOFAS Y PESTO DE ESPINACAS Y NUECES

Volvemos a tener ante nosotros un nuevo Free Meat Monday. Y lo vamos a cumplir a rajatabla con un espectacular y diferente plato de pasta. Para la ocasión tiramos de los detalles de Nueces de California para confeccionar una salsa pesto original a base de espinacas y nueces. La clásica lleva albahaca y piñones, pero os aseguro que esta variante le llega a la altura.

Todo ello además viene secundado con unas maravillosas alcachofas. Y os intento relatar una forma sencilla de limpiarlas para así ahorrarnos tirar de "las de bote". La diferencia, como casi siempre, es abismal, así que os animo encarecidamente a que os lancéis a prepararlas vosotr@s. 

Una receta sencilla, sana, vegetal y llena de sabor. Pues al lío... ¡Mandiles arriba! 

Spaghetti con alcachofas y pesto de espinacas y nueces

Ingredientes (4 personas)
  • 300 grs de Spaghetti 
  • 6 alcachofas medianas
  • Agua 
  • Sal
  • 1 limón
  • Aceite de Oliva
Para el pesto de espinacas y nueces
  • 100 grs de espinacas
  • 60 grs de nueces 
  • 1 diente de ajo
  • 50 grs de Queso Parmesano rallado 
  • Aceite de Oliva Virgen Extra
  • 1 poco de zumo de limón
Tiempo: 30 minutos

------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Las alcachofas

Lo primero de todo es ir "tuneando" nuestras brillantes y hermosas alcachofas, aquí presentes. Preparamos un bol con agua fría y el zumo del limón para, según las vayamos limpiando, caigan en el baño y no se oxiden. Todo mimo es poco...


Les cortamos el tallo y con ayuda de una puntilla (o cuchillo pequeño y afilado) recortamos la parte más gruesa de la base. Quitamos las hojas exteriores hasta que veamos la base amarilla. Cortamos después la punta de las alcachofas para quedarnos con el corazón. Lo partimos en cuatro trozos y eliminamos los pelillos que veremos en el interior. 


Salteamos las alcachofas troceadas en una sartén con un poco de aceite de oliva y sal. Alrededor de 4-5 minutos, para que cojan color. Añadimos entonces un vaso de agua y dejamos cocer a fuego medio durante 8-9 minutos con tapa. Luego cocemos unos minutos más ya destapadas,  o hasta que se haya evaporado todo el líquido y veamos que estén tiernas.



El pesto de espinacas y nueces

Pelamos el ajo y lo cortamos por la mitad. Le retiramos el germen interior. Lo trituramos con la batidora.

Añadimos las espinacas - bien lavadas y secas - y trituramos un poco más.

Incorporamos las nueces y vuelta a la batidora. A mí me gusta que se note cierto crujiente del fruto seco, así que lo trituro pero no demasiado. Pero ahí ya, a vuestro juicio culinario...Rallamos un buen queso Parmesano en la pasta creada y exprimimos un poco de limón.

Por último vamos añadiendo Aceite de Oliva Virgen Extra - nuestro oro líquido - en la mezcla y vamos removiendo hasta obtener un pesto cremoso. La cantidad os la irá pidiendo el cuerpo, debe quedar únicamente a vuestro gusto.

NOTA: Es importante que vayáis probando según añadáis ingredientes para dar con el toque perfecto.





Resultado final del pesto de espinacas y nueces
La pasta y montaje final

Ponemos un cazo con abundante agua (SIN ACEITE, por favor) y lo llevamos a ebullición. Una vez que añadamos la pasta es el momento de incorporar la sal. Si lo hacemos antes retrasaremos el hervor. Dejamos cocer según nos recomiende el fabricante. Pero siempre recordar que terminaremos de cocinar la pasta en la sartén con la salsa, así que bajad un par de minutos de la recomendación.


Escurrimos ligeramente la pasta y la echamos en una sartén caliente. Añadimos un poco del agua de cocción (como 50 ml) y salteamos junto a las alcachofas. Añadimos el pesto de espinacas y nueces y removemos bien para que se impregnen bien los spaghetti. 



Servimos enseguida en platos hondos y rallamos si se quiere un poco más de queso Parmesano y decoramos con unas hojitas de albahaca o espinaca.

¡Que aproveche, hitchcookian@s! 

Spaghetti con alcachofas y pesto de espinacas y nueces

miércoles, 9 de noviembre de 2016

TROFIE CON ALMEJAS (Trofie Alle Vongole)

Sé que últimamente os tengo un poco (bastante, demasiado...) olvidados, pero eso lo arreglo yo ahora mismo con una receta de órdago. Para todos los amantes de la pasta - que sé que somos un buen puñado - os traigo un plato clásico pero con ciertos toques distintivos. El icónico "Alle Vongole"  (almejas) cobra vida en nuestra cocina acompañado de matices picantes y aromáticos.

Para la ocasión tiro de Trofie - que compré en el Mercado Di Fiori en Roma -  que es una pasta corta, fina y rizada. Ni qué decir tiene que podéis emplear el tipo que más os plazca o que tengáis por la despensa a la espera de un futuro culinario a la altura. Completamos la receta con toques de peperoncino, jengibre y especias para dar personalidad a este clásico universal de la cocina italiana. 

Es una receta muy sencilla, que lleva cierto tiempo por la espera de la almeja sumergida en agua para que suelte la posible arena que contenga, pero que merece mucho la pena. Si encima cueces la pasta en caldo de pescado casero (que no es obligatorio) tendrás un plato 100% marítimo. ¡Mandiles arriba!


Ingredientes (4 personas)

  • 1 kg de almejas
  • 380 grs de Trofie (o la pasta que quieras)
  • 2 dientes de ajo
  • 1 trocito de jengibre fresco
  • Guindilla seca (Peperoncino) 
  • Perejil fresco
  • Vino blanco (de buena calidad)
  • Sal, pimienta negra y Aceite de Oliva
  • Orégano, albahaca, comino en grano, tomillo... 
  • Agua o caldo de pescado para cocer la pasta
Tiempo
  • 20 minutos + 2 horas de reposo de las almejas en agua
Lo primero de todo será poner las almejas en un bol con agua fría y dejarlas reposar tranquilamente para que vayan soltando un poco la arenilla. Nada más desagradable que masticar granos crujientes en la boca. Nos interesa muy poco tirando a nada. Recomiendo unas 2 HORAS.


En una sartén amplia calentamos un poco de aceite de Oliva (unas 2-3 cucharadas) y freímos ligeramente los dientes de ajo picados, la guindilla, el jengibre y las especias secas. Añadimos vino blanco y las almejas escurridas y cocinamos hasta que se abran. Espolvoreamos perejil fresco.






Sacamos las almejas y, con cuidado extremo de no quemarnos, vamos sacando la carne de cada una, reservando algunas íntegras para decorar. 

Devolvemos las almejas a la sartén, salpimentamos y cocinamos brevemente a fuego bajo. 


Por otro lado cocemos la pasta en abundante agua caliente con sal (SIN ACEITE) durante 10 minutos en el caso de la pasta Trofie. Vertemos la pasta en la sartén y un poco del agua de cocción y mezclamos bien todos los ingredientes. Apartamos del fuego.

Servimos la pasta en platos hondos, disponemos algunas almejas enteras por encima, espolvoreamos un poco más de peperoncino y perejil fresco. ¡Que aproveche, hitchcookian@s! 


martes, 9 de febrero de 2016

PENNE RIGATE CON NUECES Y POLLO (Garofalo vs Nueces de California)

Hoy nos visitan dos buenos amigos de la cocina de The Hitchcook: pasta Garofalo y Nueces de California. Y vamos a mezclar ambos talentos culinarios en un plato muy completo, sencillo, sabroso y aromático. Y todo, cómo no, a cámara rápida.

Las nueces son una fuente de salubridad espléndida. Tienen una poderosa cantidad de antioxidantes, proteínas y fibra, y además "son el único fruto seco con una cantidad significativa de AAL, los ácidos grasos Omega-3 de origen vegetal, que el cuerpo necesita pero no puede producir" como nos apuntan en la web de Nueces de California. 

Por su lado la Pasta Garofalo posee una calidad y textura asombrosa de pasta seca de trigo, que mantiene todas sus propiedades nutricionales gracias a su minucioso y artesano proceso de elaboración. 

Como veis contamos con un dueto de protagonistas de lo maás beneficiosos para la salud y para colmar nuestros paladares y arreglarnos una comida rápida con un resultado espectacular. No hay excusas, si te gusta la pasta aquí tienes un caballo ganador. ¡Mandiles arriba!


Ingredientes (2 personas)

  • 150 grs de Penne Ziti Rigate Garofalo
  • 50 grs de Nueces de California
  • 200 grs de pollo (pechuga o contramuslo)
  • 100 ml de leche evaporada 
  • Ralladura de naranja 
  • Tomillo fresco
  • 2 dientes de ajo
  • Queso Parmesano rallado
  • Sal, pimienta negra y Aceite de Oliva
  • Agua para cocer la pasta
Tiempo
  • 20 minutos

Duelo de ingredientes de primerísima calidad..

Limpiamos el pollo y lo cortamos en trozo de bocado. Los salpimentamos generosamente (o al gusto, que yo soy un apasionado de la pimienta). Picamos finamente los ajos y los sofreímos ligeramente en una sartén con un poco de aceite. 

Cuando saquen su perfume a relucir añadimos el pollo y lo salteamos a fuego vivo. Que vaya cogiendo color. Incorporamos las nueces ligeramente troceadas. 


Sacamos las hojitas de tomillo de la rama y las añadimos a la sartén, que vayan soltando su aroma. En ese punto incorporamos la leche evaporada, la ralladura de la naranja y dejamos cocinar todo el conjunto suavemente unos minutos. 


Cocemos en una olla con abundante agua y sal (NADA DE ACEITE) la pasta hasta que esté al dente.


Pasamos los penne rigate directamente de la olla a la sartén con ayuda de una espumadera y añadimos si fuese necesario, algo del agua de cocción a la salsa. Mezclamos todos los ingredientes con suavidad, dejando que se relacionen entre ellos, que se conozcan, que se fusionen con naturalidad...


Servimos en platos hondos, espolvoreamos un poco de Parmesano rallado y decoramos con una ramita fresca de tomillo (ligeramente humedecida en aceite de oliva). Y no hay más. Una receta fantástica y sencillísima que te sacarán de más de un apuro. 

¡Que aproveche, hitchcookian@s! 

miércoles, 16 de diciembre de 2015

SPAGHETTI CON LANGOSTINOS Y CHIRLAS (La dolce vita)


Hoy nos toca pasta. Y cuando toca pasta siempre hay que pensar en salsas y condimentos para darle vida y llenar de sabores nuestro paladar: pesto, boloñesa, pommodoro, napolitana... Cualquiera es ideal para engrandecer un buen plato de pasta. En esta ocasión tiramos del mar para confeccionar este plato tremendamente aromático. Langostinos y chirlas dominan el cartel de esta cine-receta.

Como no podía ser de otra forma, aquí usamos Pasta Garofalo para garantizarnos calidad. Que no se trata de desmerecer un producto tan fresco como el marisco que tenemos. He optado por Spaghetti, pero con esta salsa nos valdría cualquier tipo de pasta seca o fresca: farfalle, tagliatelle, casarecce, penne, rigatoni... Yo os doy la idea, vosotros la hacéis propia. 

Para la ocasión le he pedido al gran Fellini que me preste su obra "La dolce vita" para realizar la comparación gastro-cinéfila. Ese toque picante y el protagonismo de nuestros dos mariscos simbolizan perfectamente una de las joyas del cine europeo y mundial. ¡Mandiles arriba!

SPAGHETTI DE LANGOSTINOS Y CHIRLAS

Ingredientes (2 personas)
  • 180 grs de spaghetti Garofalo 
  • 250 grs de langostinos crudos 
  • 250 grs de chirlas
  • 20 tomatitos pera (o 2-3 tomates maduros)
  • Perejil fresco picado o albahaca fresca
  • 2 dientes de ajo
  • Peperoncino (guindilla)
  • Caldo de pescado (cabezas, huesos, espinas...)
  • Sal, orégano, pimienta negra y Aceite de oliva
Tiempo
  • 30 minutos
Película comparada
  • "La dolce vita" (Federico Fellini - 1960) ---- Tras receta


El caldo o fumet de pescado

Lo primero de todo es dar sabor a la pasta. Por supuesto que podemos cocerla con agua y sal (NADA DE ACEITE) pero en esta ocasión, al ser muy marítimo el plato vamos a potenciar su sabor aprovechando las cabezas de los langostinos, una cabeza de cabracho que deambulaba por el congelador, un poco de verdura y perejil. 

Pelamos los langostinos y ponemos a sofreír en una olla las cabezas y las cáscaras con un poco de aceite. NOTA: Yo suelo añadir un chorrito de Brandy para flamearlo pero no es obligatorio.

Ponemos las chirlas en un bol con agua y sal para que suelten la tierra.

Añadimos las verduras (cebolla, puerro, apio, nabo... lo que tengáis) y unas hojas de perejil fresco. Echamos la cabeza de pescado (o los huesos de rape, por ejemplo) y cubrimos de agua. Salpimentamos y dejamos hervir suavemente durante 30 minutos. NOTA: Hay que ir desespumando para eliminar las impurezas que van saliendo a flote.

Colamos y reservamos. Esa será nuestra base para cocer la pasta.

La salsa

En una sartén con 2 cucharadas de aceite freímos ligeramente los dientes de ajo laminados. Enseguida añadimos los langostinos pelados, salteamos brevemente e incorporamos los tomates y un poco de agua, para ayudarles en la cocción.



Salpimentamos y añadimos un poco de orégano. Removemos con suavidad y dejamos reducir.

Colamos las chirlas y las incorporamos a la sartén. Tapamos y cocinamos a fuego suave hasta que se abran por completo. 


Cocemos la pasta (este paso lo podemos hacer previamente, calculando el tiempo de cocción) en el caldo de pescado hasta que nos quede al dente.

Incorporamos la pasta a la sartén directamente desde la olla (todo el líquido que caiga será bien recibido para mejorar la cocción y que se empasten los aromas) y mezclamos con cuidado. Espolvoreamos perejil fresco picado y listo. 

Emplatamos en platos hondos y regamos bien con la salsa. Opcionalmente podemos añadir un poco de peperoncino (o guindilla seca) por encima para catapultar aún más los sabores. Blandid el tenedor y a por ellos. ¡Que aproveche, hitchcookian@s! 

Película ideal para degustar este plato
LA DOLCE VITA
("La dolce vita" de Federico Fellini - 1960)

Huele a Italia. Huele a las calles romanas. A esas noches de donde se entremezclan seres de lo más variopintos por las venas de la Ciudad Eterna. En esta ocasión me he dejado llevar por el puro sentimiento italiano del plato para hallar un reflejo cinematográfico a la altura. Enseguida me asaltaron varios nombres, varias obras, pero viendo el toque "picante" de la receta, su maraña de pasta y el protagonismo de dos ingredientes por encima del resto, mi mente turbada se fue a "La dolce vita" de Fellini.

Primera colaboración del tándem Fellini-Mastroianni (luego vendrían joyas como "Fellini 8 1/2", "Ginger y Fred" o "La ciudad de las mujeres") que supuso todo un éxito de taquilla, premios y público. Aunque vino cargada de una buena dosis de polémica social. En España no se estrenó hasta 1980, y todo dado por la sátira descomunal de la burguesía y a la aristocracia, por la banalidad del star-system, por la hipocresía reinante en la sociedad, por la obscenidad humana... Dardos demasiado envenenados para una época de censura y falsedad.

"La dolce vita" se sitúa justo después de las obras más neorrealistas de Fellini como las mágicas y sublimes "La Strada" o "Las noches de Cabiria", y justo antes de piezas más simbolistas, visualmente arrolladoras y surrealistas como "Giulietta de los espíritus" o "Fellini 8 1/2". Ese punto medio en el que el autor de alma romana empieza a afilar su pluma y su cámara para desentrañar las miserias del hombre social. Para ahondar en esa falsa felicidad reinante, en ese escaparate de lujo que esconde auténticos despojos humanos. Su ojo clínico se cita en su ciudad, Roma, para embaucarnos en un viaje por sus entrañas más desconocidas. Esta película es el punto medio en la filmografía de Fellini y sirve para comprender su primera etapa, en la que se valía de la realidad para criticar aspectos deshonrosos de la sociedad y la burguesía italiana.

La película nos habla de Marcelo Rubin (el inconmensurable Mastroianni), un periodista de sociedad (aquí se acuña el término "paparazzi" - dado por el nombre del fotógrafo Paparazzo - y que hoy en día se asimila al reportero gráfico y entrometido del corazón) que se mueve sin ningún tapujo ni moralidad por la farándula de la nobleza nocturna cubriendo noticias mundanas y personalidades vacías, al tiempo que pasea su amor en relaciones esporádicas. Pero de pronto da con la gran primicia: la llegada a Roma de una popular estrella de cine (la voluminosa Anita Ekberg), a la que acompaña por diferentes fiestas y eventos de la alta sociedad, con el fin de obtener un poderoso artículo. 

Nuestra receta, como decía al principio, huele a Italia, a Roma. A esas fiestas de Via Veneto, a esa maraña de spaghetti serpenteando por las ciudad del plato y copada de personajes variopintos. La película está troceada en episodios diferentes - sin un hilo de conexión sólido - que nos dan muestras de un nuevo lenguaje cinematográfico, basado en experiencias salteadas, en retales de un cuadro que sólo podrá ser admirado por completo al finalizar la ejecución o cocinado.

En ese mundo limitado por los bordes del plato o de la sartén, se dan cita numerosos seres de la aristocracia romana, que en nuestra alocada mente mutan en tomatitos cherry (o pommodorini). Personajes-ingredientes cortados por el mismo patrón, iguales a la vista, que se mueven por la olla entre bailes de sofrito y hervores veraniegos. Un grupo de elementos que representan por su intenso rojo la pasión, la ambición, la hipocresía, el envilecimiento... destacan por su tono y por estar bañados de ese punto intenso que les otorga el ajo. 

Por entre sus jugos se entremezcla uno de los dos grandes protagonistas del plato-película: el langostino, para nosotros Marcelo. Ese reportero hastiado que poco a poco se va dejando cocinar por los saraos aristocráticos del tomate y que, a fuerza del calor del verano y de la sartén, se va creando una coraza. Como buen periodista del corazón no tiene escrúpulos, todo le resbala, se funde con la alta sociedad para extraerle las miserias, el horror de sus vacías existencias...

Pero de pronto topa con una diva, una joven tentación de sinuosas curvas, cubierta por una concha y que oculta el pecado dentro. Esa chirla simboliza la presencia de la voluminosa actriz Sylvia - mágica, sensual, inocente, que no se abre con facilidad - que atrapa al langostino Mastroianni. Juntos pasearán - o se cocinarán - por las calles de una Roma decadente, dominada por la lascividad - otorgado por el picante del peperoncino - de la sociedad que borbotea en la sartén. Poco a poco se irá abriendo y dejándose seducir por ese marisco galán, mientras la salsa la baña como si de una Fontana Di Trevi culinaria se tratara...

Esta obra felliniana es una joya narrativa, una radiografía sin tapujos y una descomunal sátira de la vida y el ser humano, que ha pasado a la memoria cinéfila por méritos propios. La mezcolanza de elementos - comedia, drama, documental...- le hace asemejarse a nuestro plato, donde confluyen variedad de ingredientes, aromas, texturas y matices. A lo largo del cocinado viajaremos por Roma, visitaremos sus rincones más ocultos, nos deslumbraremos con sus luces y seremos testigos de las miserias de la alta sociedad. En nuestra mano está dejarnos tentar por "la dolce vita" de la pasta...

jueves, 27 de agosto de 2015

SPAGHETTI CON TOMATE Y MOZZARELLA (Cocina básica)

Pasta, pasta, pasta. Nunca nos cansamos de comerla y de prepararla. Tan fácil, tan manejable y tan agradecida. En esta ocasión vamos a tirar de elementos básicos pero que sacarán todo el sabor italiano a un plato sencillo y profundamente aromático. La clave, como siempre: utilizar ingredientes de primera calidad. En mi caso la Pasta Garofalo es la elegida, hay diferencia, creedme. Y la mozzarella Galbani, que también es de alta gama. Pues venga, que no hay tiempo que perder y los estómagos ya rugen. ¡Mandiles arriba!

INGREDIENTES (2 personas)
----------------------------------------

120-130 grs de Spaghetti (Garofalo)
12-15 tomatitos cherry (rojos y naranjas)
1 Mozzarella fresca
1-2 dientes de ajo
1 guindilla (opcional)
Perejil fresco o Albahaca fresca
Queso Parmesano rallado
Agua
Sal, pimienta y Aceite de Oliva Virgen Extra

Tiempo: 15 minutos

Este plato vamos a tardar en prepararlo lo que se tarda (más o menos) en cocer la pasta Garofalo, que personalmente es mi favorita. El tiempo es de 11 minutos. Vamos a ello. Primero ponemos la pasta a cocer en abundante agua con sal y SIN NADA DE ACEITE, nunca me cansaré de repetirlo ;) 


Pelamos y picamos los ajos (no tiene que ser un corte muy fino, a mi me gusta encontrarme trozos) y los echamos en una sartén con 2 cucharadas de buen aceite de oliva. (NOTA: En este punto se añadiría la guindilla o chile, si es que os va la caña) 


Cortamos por la mitad los tomateros cherry y los añadimos a la sartén. Salteamos unos minutos a fuego vivo. Luego añadimos un poco de agua para ayudarles a que se cocinen perfectamente. (NOTA: El agua puede ser de la propia cocción de la pasta)


En este momento añadimos la pasta a la sartén. No hay que colarla en exceso, todo el líquido que provenga de la olla de la cocción nos vendrá bien. Así que con una espumadera o unas pinzas vamos "trasladando" los spaghetti a la sartén. Removemos bien para integrar los sabores.

Añadimos la Mozzarella troceada con las manos y salteamos ligeramente para que se derrita y se mezcle bien con todos los ingredientes. Espolvoreamos perejil o albahaca fresca.

EMPLATADO
A la hora de emplatar mejor usar un plato hondo (que es más italiano y queda más vistoso) Con ayuda de un tenedor largo o trinchador enrollamos la pasta y la disponemos en el centro del plato. Añadimos los tomates, rallamos un poco de Parmesano por encima y terminamos echando un hilo de Aceite de Oliva Virgen Extra para consumar la obra. ¡Que aproveche, hitchcookian@s! 


miércoles, 3 de junio de 2015

SHOWCOOKING PASTA "GAROFALO": LA MANO QUE MECE LA CUNA (DE LA PASTA ITALIANA)

 PASTA GAROFALO
 MERCADO SAN ILDEFONSO
La empresa Pasta Garofalo realizó el pasado lunes 1 de junio, un evento de Showcooking para promocionar las virtudes de su género de Alta Calidad y hacer una demostración de su versatilidad y cocinado. Y ahí estuvo The Hitchcook... aprendiendo a cine lento. Dejándose seducir por la pasta y por esa pasión que desde la empresa tratan de inculcar.

La cita es a las 12:30 en el céntrico Mercado de San Ildefonso. Como las cosas buenas... toca  esperar un poco. Nada importa cuando estás en un recinto tan bien acondicionado y con tanta oferta para pasear, cotillear y gozarte un "espresso" en uno de sus espectaculares patios interiores. Este mercado, de espíritu Street Market (de ahí su look neoyorkino o londinense), supone un pulmón gastronómico en la concurrida calle Fuencarral, y es una localización fantástica para descubrir y respirar productos de alta gama.

Pasados unos minutos, y con ganas de zambullirme en el evento, subo a la segunda planta donde me reciben los responsables de la marca y me dan un dossier y un bolígrafo. Del bolígrafo no hay mucho que decir, salvo que pinta y es elegante; en cuanto al dossier nada mejor que coger sitio en la barra-cocina para leerlo y empaparme de la marca y de su filosofía.

Vino tinto en el vaso (se agradece) y el ambiente cobra forma. Móviles en mano para fotografiarlo todo. Cuadernos en blanco prestos a ser rellenados. Esto comienza... 


No me había fijado, pero junto a mi copa de vino, hay un antifaz... Algo de "Cata a ciegas". Pinta interesante. Tras la barra el chef y sus ayudantes comienzan a preparar la artillería pesada. En el aire ya se huele a Italia: albahaca, salsa de tomate, sofrito, parmesano...

El Pastificio Garofalo (creado por Lucio Garofalo) habla en su dossier sobre un estudio realizado para conocer los hábitos y conocimientos de los españoles sobre la materia prima llamado "Españoles y pasta". Nos hablan sobre  el cocinado "idóneo" de la pasta (nada de aceite en el agua, la sal se debe echar al romper el hervor y nunca debe ser escurrida bajo agua fría) y llama la atención el alto porcentaje de "errores" que cometemos. Desde luego que no hay nada (en la cocina y en donde sea) como conocer las técnicas adecuadas para la práctica de algo: se trata de hacer las cosas bien, y ese parece ser el espíritu de Pasta Garofalo a la hora de acometer este showcooking. Así que lo que debemos saber es lo siguiente para nuestros futuros platos de pasta: usar una olla grande para evitar que la pasta se pegue; emplear 6 tazas de agua por cada ración de 120 gramos; 1 1/2 de sal por cada 480 grs de pasta; introducir la pasta cuando el agua esté hirviendo fuertemente y escurrir en un colador sin secarla del todo, para luego volcarla de inmediato en la salsa elegida. Pasos sencillos, algunos pueden resultar hasta obvios, pero que parecen ser "malinterpretados" en general. Y por ahí, no.


El evento da comienzo. Declaración de intenciones (todas válidas) y enseguida coge la palabra el chef Gianni Pinto (que lleva la batuta del restaurante Sinfonía Rossini). Enseguida quedan claras las exposiciones del dossier: se pretende acercar al cocinero español a los hábitos (los buenos) de la cocina del país vecino. No ya sólo en técnica, sino también a la hora de elegir productos de calidad, y en ese punto Pasta Garofalo sobresale. 

Lo digo por sus primeras explicaciones sobre el color y textura de la pasta (cuanto más amarillento más rápida ha sido la producción y de peor calidad) Sin embargo, nos insisten mucho en el trabajo que lleva su marca: una producción lenta en trefilados de bronce (no en plástico ni teflón, como en otros casos) para evitar que se queme y mantenga una patina blanca. Eso es seña de calidad.

En este punto nos toca colocarnos el antifaz y "palpar a ciegas" dientes tipos de pasta seca para encontrar las diferencias y detectar la calidad. Y dadas sus pautas, vaya si se nota. Está claro que en un mercado no podremos tocar el producto, pero todo conocimiento extra siempre es bien recibido.

Cata ciega de Penne Rigate y Spaguetti
La charla avanza de modo interactivo, toda pregunta es válida y siempre encuentra una pronta y precisa respuesta por parte del chef: el punto al dente de la pasta, mezclar siempre la pasta con la salsa que preparemos (no servir la pasta suelta y volcar la salsa), la temperatura del agua (96º a 100º, para que los almidones exploten), la cantidad de sal... 

Tras él, sus ayudantes trabajan entre hervidores de pasta y grandes cacerolas que humean puro aroma mediterráneo. Y enseguida el chef Pinto se pone a cocinar. Como él dice, o sugiere, la base de todo plato de pasta debe ser un buen sofrito de ajo y cebolla picada en un buen aceite de oliva. 

Chef Gianni Pinto preparando sofrito
El primer plato se trata de unos Rigatoni con salsa de pommodoro siciliano, aromatizado con albahaca fresca.
Penne Rigatoni con salsa de tomate y albahaca
Cabe señalar que a la gente le sorprendió el punto de "dureza" de la pasta. La mayoría le hubieran dado un par de minutos más  pero se anima mucho a que nos acostumbremos al punto "al dente", entre otras cosas, porque facilita la digestión. Y, seamos serios, le da un toque maravilloso a la pasta. 

La charla sigue de lo más distendida y el vaso de vino nunca está vacío. Todo es coloquial, natural, informal... y se agradece. Sigue la degustación: Fusilli con tomate natural. Delicioso. Volvemos a notar ese toque "crocante" en la pasta. Y unos Calamarata con queso Pecorino y chipirones. 

 
  

Las combinaciones funcionan de lujo y por los "hmmmmm" de todo el personal asistente, entre los que me incluyo, parece que el éxito está garantizado. Pero abandonando la "pasta corta", el Chef Pinto nos deleite con dos variantes de spaguetti. 


Unos Spaguetti Nero di Sepia con calabacín, tomatitos cherry y gambas. Y unos Spaguetti Aglio, Olio e Peperoncino que fueron toda una delicia. Nos mostró algunas técnicas socorridas, como por ejemplo: sacar los espagueti antes de la cocción y terminarla en sartén. Se trata de ir echando cazo a cazo el agua de la cocción (como en un rissotto) y volteando la pasta. Es increíble la cremosidad que coge, y sin necesidad de añadir ni mantequilla, ni ningún tipo de grasa. Lo acaba con queso Parmesano Reggiano rallado que redondea por completo la jugada.

Y por si fuera poco, nos muestra dos modalidades de emplatado para lucir en la mesa: en forma de nido y en forma de "calamar"(tumbado). 


No se puede decir otra cosa que la experiencia ha sido, primero, muy aleccionadora, y segundo, tremendamente útil y vibrante. Pasta Garofalo y el Chef Gianni Pinto (y sus "secuaces") pueden estar orgullosos del showcooking preparado, porque creo que todos/as salimos ansiosos de lanzarnos a los fogones y poner en práctica todos los datos aprendidos. 

Y si ya encima, nos vamos cargando una caja regalo con dos muestras de pasta, un delantal y un pen-drive de lo más original, pues la sonrisa es aún más grande. Si cabe... Grazie mile!