Mostrando entradas con la etiqueta Cítricos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Cítricos. Mostrar todas las entradas

lunes, 14 de octubre de 2019

RABAS EMPANADAS Y MAYONESA CÍTRICA

Receta fácil, vertiginosa y de lo más socorrida. Te puedo asegurar que este plato te sacará de más de un apuro en cualquier convite o aperitivo que te quieras marcar en casa para dejar a tus comensales con la mandíbula inferior a ras de suelo. Las hemos comido mil veces en bares y tascas, ahora es el momento de hacerlas en nuestras cocinas. Te garantizo, hitchcookian@, que estas RABAS son un delicia, y el empanado acepta todo lo que tu imaginación culinaria quiera. 

Además viene acompañada de una mayonesa de cítricos que va niquelada para todo tipo de pescado, pero para "dipear" es una salvajada. No hay excusas, nada de congelados, nada de ultraprocesados, vamos a animar nuestros platos con materia prima de la buena, que por aquí nos sobra. Yo te muestro ideas, tú tienes que lanzarte a por ellas. Llegó tu momento... ¡mandiles arriba!


Ingredientes (2 personas):

  • 300 g de rabas o calamares frescos
  • 100 g de harina 
  • 200 g de pan rallado 
  • 2 huevos batidos 
  • Sal y pimienta negra molida
  • Ajo en polvo 
  • 1 cucharada de pimentón picante o dulce
  • Aceite para freír 

Para la mayonesa cítrica 

  • 1 huevo L 
  • 250 g de aceite de oliva suave o de girasol
  • Sal
  • Limón y lima y su ralladura 
-----------------------------------------------------------------------------

Lo primero de todo es limpiar bien las rabas o los calamares (según tu elección). Tu pescadero puede hacerse cargo de esta tarea, dependerá del grado de confianza que tengas con él y su nivel de simpatía. Es IMPORTANTE quitar cualquier resto que nos arruine el bocado: éste tiene que ser limpio.

Ahora toca SECAR a conciencia el pescado para que el empanado "agarre" bien y nos ahorremos además chisporroteos innecesarios en la sartén o freidora.

Una vez hecho eso, salpimentamos al gusto. En este punto podemos añadir más especias secas como ajo en polvo, o jengibre y le damos un toque más oriental,  un poco de comino... Tú mandas. 

Batimos los huevos y disponemos otros platos con la harina (puedes añadir y mezclar un poco de pimentón picante o dulce) y el pan rallado. Vamos a ir pasando las rabas por la harina, luego por el huevo batido y por último por el pan rallado. Nos aseguramos que se "pegue" bien. 

Con la sartén o freidora a fuego vivo, vamos a ir friendo por tandas el pescado y sacamos a papel absorbente para eliminar el exceso de grasa.

Por último preparamos la mayonesa. Vierte el huevo en un vaso alto, añade sal y vete vertiendo el aceite en hilo mientras dejas que trabaje la batidora. Por último añade el limón y la lima exprimidos. A la hora de presentar coloca las rabas en un bol acompañados con la mayonesa cítrica a la que rallamos un poco de la piel del limón y la lima.

¡Que aproveche, hitchcookian@s!  


miércoles, 18 de mayo de 2016

POLLO EN SALSA DE LIMÓN SOBRE QUINOA (Cítricamente tuyo)

POLLO EN SALSA DE LIMON SOBRE QUINOA

Como ferviente admirador de la quinoa y del pollo, toda mezcla que haga con ambos ingredientes siempre será un éxito arrollador. En esta ocasión le dejamos todo el protagonismo al limón, para que domine a su antojo el macerado y la salsa. 

Os va a encantar esta receta porque el pollo se carameliza con la salsa y queda muy jugoso. Si a esto le añadimos los beneficios nutritivos de la quinoa (que ya sabéis que son muchísimos) y un punto picante, tenemos una receta sencilla, potente, aromática y muy pintona. Si no tenéis quinoa a mano siempre podréis usar arroz basmati o cus cus. Yo os ofrezco la idea con paso a paso para que no perdáis detalle, vosotros la ejecutáis a vuestro antojo. ¡Mandiles arriba! 

POLLO EN SALSA DE LIMON SOBRE QUINOA

Ingredientes (2 personas)

  • 350 grs de pechuga de pollo troceada 
  • 2 cdas de Salsa de Soja
  • 1 cda de Vinagre de Arroz 
  • 1 limón exprimido
  • 1 cda de Aceite de Oliva
  • Sal y pimienta negra 
  • Cilantro fresco y guindilla seca (opcional)
  • 100 grs de quinoa 
  • 200 grs de agua o caldo de pollo
Para la salsa de limón

  • 1/2 taza de caldo de pollo
  • 1 limón exprimido
  • 2 cdas de miel
  • Piel del limón
  • 1 cda de Maicena (harina de maíz) 
  • Jengibre en polvo 
Tiempo
  • 25 minutos

La quinoa 

La lavamos con cuidado y la ponemos en un cazo. Añadimos el doble del líquido que elijáis y llevamos a ebullición. Dejamos hervir a fuego suave durante 15 minutos con la tapa puesta.

Las mezclas 

En un bol incorporamos el pollo - bien limpio y seco -  y añadimos la salsa de soja y el vinagre de arroz. Mezclamos bien para que la carne se impregne bien. Tapamos y dejamos macerar en la nevera unos 10 minutos. NOTA: Cuanto más tiempo mejor, pero a veces la prisa nos persigue...


Pasado ese tiempo lo colamos y lo pasamos a un plato. Lo salpimentamos bien pero midiendo, que al llevar soja nos podemos pasar de sal. Una idea sería usar Salsa de soja Baja en sal.

Exprimimos un limón en la mezcla de pollo y lo removemos todo.

Por otro lado preparamos la salsa de limón. Para ello incorporamos todos los ingredientes y removemos bien. Ya tenemos todo listos para salir a escena.

A la sartén

Calentamos un poco de aceite en la sartén y salteamos el pollo unos 5 minutos, hasta que no tenga ningún color rosado en ninguna de sus caras. Pasamos el pollo a un plato y reservamos.


En esa misma sartén vertemos la salsa de limón que teníamos reservada. Cocinamos durante 2-3 minutos a fuego medio-alto, que vaya reduciendo y espesando. 


Reincorporamos el pollo a la sartén y removemos con cuidado para mezclarlo con la salsa. Que vaya caramelizándose.


Ya sólo nos queda emplatar. Colocamos en bola individuales la quinoa cocinada. Sobre ella incorporamos el pollo glaseado y vertemos un poco más de esa salsa. Terminamos espolvoreando cilantro fresco picado, guindilla seca (u otra salsa picante que te guste) y decoramos con unos gajos de limón, que para eso es el protagonista. ¡Que aproveche, hitchcookian@s! 

martes, 16 de febrero de 2016

CEVICHE DE INVIERNO EN NARANJA HELADA (Fargo)



Como cada mes, me dejo seducir por la página de Victoria La Tauleta (Cocineros del Mundo) y sus sugerentes "justas culinarias", donde cocinillas y cocineros nos batimos en un duelo virtual a una altura de órdago. Siempre es un placer partirse los cuernos en busca de nuevas fórmulas de cocina y en probarse a uno mismo sus avances técnicos y/o artísticos. Y en esta ocasión vienen de la mano de Naranjas Lu (cuyo maravilloso producto he tenido ocasión de catar), así que la cosa pintaba entre mandarinas o naranjas. Guante lanzado. Y yo, como tant@s otr@s,  lo recojo...


Para tan especial evento he dejado volar mi imaginación por los aires de la cocina y ejecutar una obra original. En mi mente surgió la naranja como el elemento protagonista, que gobierna el plano, y desde ella debían brotar el resto de los ingredientes-personajes. Ella sería el epicentro de todo.

De esa forma concebí que un ceviche le iría al pelo. Elementos fríos rellenando un escenario gélido, pero con toques aromatizados y vibrantes, que sacasen el mayor jugo a nuestra estrella. Ahí entraron en escena el bonito, los gambones, el aguacate, la cebolla morada... Y ahí es donde les pedí a los Hermanos Coen que me co-dirigieran esta receta basándome en su obra maestra "Fargo". Todo un paraje de desiertos nevados y suelos blancos que destacasen el poder visual de esta pequeña joya culinaria. Os invito a Fargo, Minnesota para degustar este fantástico ceviche. ¡Mandiles arriba!


Ingredientes (2 personas)
  • 250 grs de bonito 
  • 12 gambones 
  • 2 naranjas grandes (aprovecharemos todo)
  • 1 aguacate 
  • 1 cebolla morada 
  • Hierbabuena o cilantro 
  • 2 limas
  • Sal y pimienta negra molida
  • Aceite de Oliva Virgen Extra
  • Hielo pulverizado (presentación)
Tiempo
  • 45 minutos 
Película comparada 
  • "Fargo" (Joel Coen, 1996) 


 NARANJAS LU


Vaciando el escenario... 
Como nuestra gran protagonista es la naranja, vamos a usarla de recipiente de presentación y, además, aprovecharemos la carne y el zumo para aromatizar y macerar el resto de la receta. Casi nada...   

Así que lo primero que vamos a realizar es el vaciado. Cortamos el copete de la naranja y con ayuda de una puntilla vamos separando con cuidado la carne de la piel. Sin prisa, con mucho tacto, de un modo casi reverencial. 

Luego nos valemos de una cucharilla para sacar por completo toda la carne. La reservamos a un lado - la carne y el jugo, todo nos sirve para nuestros propósitos - y metemos la cáscara en el congelador hasta que hiele por completo. NOTA: Puedes rellenarla de hielos para que conserve bien su forma. 


Por otro lado nos ponemos con el ceviche. NOTA IMPORTANTE: Siempre, o sea, siempre conviene congelar el pescado que vayamos a emplear, y ahorrarnos disgustos. Así hice yo y al menos, suspiras un poco más aliviado a la hora de consumir este manjar.

Una vez descongelado nuestros protagonistas les vamos a dar salida. Troceamos el bonito en trozos de bocado y los disponemos en una bandeja o bol. Añadimos los gambones, la cebolla morada laminada y los gajos de las naranjas en trocitos.


Pelamos y troceamos el aguacate y lo incorporamos con el resto de compañeros de fatigas. 


Por último vertemos el zumo de la naranja y de la lima - podemos también aportar más sabor añadiendo su ralladura -, la hierbabuena picada (o el cilantro, más clásico), sal, pimienta negra molida y un chorrito de aceite de oliva Virgen Extra. Mezclamos con cuidado, tapamos con papel film y dejamos reposando (la siesta del guerrero) en la nevera 30 minutos.


Momento de creatividad máxima. Vamos a triturar hielo para usarlo de "cama" o "suelo helado" y así mantener frío el plato y dotarle de vistosidad. Para ello podemos usar la Thermomix o una trituradora apta para "hacer polvo el hielo" sin poner en riesgo las cuchillas. 

Colocamos un bol amplio y lo cubrimos íntegramente de nuestra "nieve" particular. Sobre ella disponemos la naranja helada. La rellenamos con cuidado con nuestro ceviche, dejándolo bonito, que asomen todos y cada uno de los ingredientes. Que se vea lo que comemos. 

Espolvoreamos un poco más de hierbabuena o cilantro por encima y listo. Ya tenemos en la mesa un plato diferente, original, suculento y muy fácil de preparar, ¿o no? ¡Que aproveche, hitchcookian@s!

Película ideal para degustar este plato
"FARGO"
("Fargo" de Joel Coen, 1996)

Nieve. Frío. Vaho. Entorno helado. Un lugar apartado del mundo. Ingredientes de lo más variopintos arremolinándose en torno a una serie de asesinatos. Bienvenidos a Fargo, Minnesota.

Desde el primer momento he tenido muy clara la comparación. Todo el paraje "nevado" que rodea la receta me ha catapultado enseguida a ese maravilloso, demoledor, vibrante y magistral costumbrista que firmaron los Hermanos Coen allá por 1996, justamente premiado con el Óscar al Mejor Guión Original. 

12 años después de su irrupción en el panorama del celuloide con la poderosa y sombría "Sangre fácil", los famosos hermanos del cine independiente americano acometen un nuevo film de género, superando a su antecesora: "Fargo". En el camino preparan el terreno para la que será (tal vez) su mejor y más completa obra. Entre los 80 y 90 llevan a cabo obras de gángsters ("Muerte entre las flores"), comedias inusuales ("Barton Fink", "Arizona Baby")  u homenajes de época al cine de los 40 ("El gran salto"). Su poderío visual, su pericia narrativa, su visión del cine y de las situaciones, su confección de personajes, estaban a punto de despuntar como nunca con este thriller en mitad de ninguna parte. Una disección absoluta y cruda del criminal, del perdedor, de la investigación policial, de la América profunda.

La historia nos narra la historia de un tímido y apocado vendedor de coches (soberbio William H. Macy) que está casado con la hija de un multimillonario. Con el fin de aprovechar el dinero del suegro decide contratar a dos maleantes (maravillosos Steve Buscemi y el silencioso y letal Peter Stormare) para que secuestren a su esposa. Pero el plan se tiñe de sangre involuntaria y la policía debe tomar cartas en el asunto. Policía representada en la todopoderosa, magnética y emblemática Frances McDormand (ganadora del Óscar), dando vida a una agente embarazada y con un sentido común afilado entre tanta torpeza y caos. Una joya de personaje. De los mejores trazados...

Esta crónica negra (contrastada con el blanco continuo de sus planos) supuso todo una cima en el cine de los 90, el reconocimiento al talento de los cineastas y un resumen perfecto del mundo Coen: humor negro, crimen, personajes normales superados por situaciones extraordinarias, contraste entre bondad y maldad extrema... Con todo cabe subrayar que la película está envuelta en una mentira. Ni basada en hechos reales. Ni desprende el tono clásico que se intuye. Los Coen supieron disfrazar su gran sadismo y su macabra ironía para que entráramos al trapo. Y vaya si lo hicimos...

Nuestra receta se enclava en la gélida estepa que discurre por la encimera. En nuestro bol hay un manto de hielo pulverizado a modo de nieve que nos sirve para catapultar nuestra alocada mente al desierto blanco de Minnesota. Ese escenario donde la presencia de un cadáver o de una naranja, contrasta de modo abrupto y violento, por forma y por colorido. 

Pero, cómo no, vayamos más lejos. "Fargo" es un film que basa parte de su potencial en el elenco de personajes-ingredientes que deambulan sin conexión hasta que se ven atrapados por la misma maraña de crímenes. El nexo de la película es el secuestro (ese maravilloso y cómicamente macabro secuestro) y en la receta se metamorfosea en la naranja. Todo gira en torno a ella, todos acaban formando parte de ella, nadie puede escapar de ella...

Todos los elementos protagonistas del ceviche son seres ajenos. Cada uno tiene su vida, su forma, su destino propio. Por un lado el bonito y los gambones, por otro la naranja, por otro el aguacate, la cebolla, las hierbas, los jugos... Algo así como el ambicioso vendedor de coches, los criminales sin escrúpulos, el suegro millonario, la esposa raptada, la policía maternal. Ingredientes de la cocina de los Coen que pululan por el paraje nevado sin conexión evidente. 

Pero es entonces cuando se empieza a perpetrar el rapto (que nosotros, curiosamente, hacemos encerrando a nuestra naranja en las profundidades del congelador), se empiezan a trazar los primeros compases del ceviche. Como buenos guionistas culinarios vamos haciendo que confluyan todos los caminos vitales de los personajes. Y los mezclamos. Los aderezamos. Les damos ese punto de humor ácido, de picante, de maliciosidad, de colorido, de diálogo perfectamente condimentado. 

Y entonces los dejamos reposar, que vivan las consecuencias de sus actos, que se entremezclen sus destinos. Que el vendedor trate de cobrar el rescate, que los maleantes oculten el dinero en la nieve, que la policía desenmascare al despiadado asesino. Y así todos acaban atrapados en el frío enclave de la naranja helada. Tatando de huir de sus perversos actos... y en nuestra alocada mente se asemejan si acaso a ese pie humano que asoma por la trituradora de madera.

"Fargo" es una joya indudable. Es thriller, es suspense, es comedia negra, es costumbrismo, es violencia extrema maquillada de humor. Los Coen se erigieron como unos referentes claros del cine americano, por su concepción y por la forma de narrar las historias. Nuestro "Ceviche de Invierno en Naranja Helada" es un homenaje a su pieza maestra, de fríos paisajes, de nieve molesta, de sangre. La crudeza del pescado y el marisco hecha cine-receta. 

Parecía que estaba todo dicho con la película. Pero luego surge la descomunal serie. También a ella habrá que cocinarla como es debido en algún momento...

lunes, 23 de noviembre de 2015

MINI-TARTAS DE ATÚN EN CONSERVA CON CÍTRICOS Y NUECES (Aperitivo Hermanos Marx)

Se acercan las Navidades y hay que empezar a gestionar los ágapes o aperitivos para deslumbrar en la mesa. Nuestras cabezas se llenan de dudas sobre qué preparar, con qué sorprender, ¿me lanzo por los clásicos o me dejo llevar por latigazos modernos? Son muchas las opciones y los paladares cada vez más exquisitos. Hoy os hago una propuesta muy sencilla, diferente y cargada de aromas para "salirnos de la rutina" y emprender el siempre interesante viaje de la novedad. 

Inspirado en una receta del Chef Ramsay, me he dejado llevar por mis propios gustos (tú tendrás que emplear los tuyos, por supuesto) para hacer un "remake" y llevármela a mi terreno. Aquí hay mucho cítrico, hay crocante con la nuez, hay matices distintos, fragancias variadas, pero que nunca restarán protagonismo a nuestro atún en lata. Porque las conservas son una fuente de inspiración y se pueden realizar platos curiosos y de alta gama por un precio razonable. Espero que os sirva para "despertar el quinqué imaginativo" de vuestras mentes en las futuras cenas que nos avienen. ¡Mandiles arriba!

MINITARTAS DE ATÚN EN CONSERVA CON CITRICOS Y NUECES

MINITARTAS DE ATÚN EN CONSERVA CON CITRICOS Y NUECES

Ingredientes (8 mini-tartas)
  • 300-350 grs de atún o bonito en conserva (de buena calidad)
  • 1 cebolleta (el tallo)
  • 2-3 hojas de lima keffir 
  • Cilantro fresco picado
  • 1 lima (y su ralladura)
  • 1-2 tomates secos en aceite
  • 1 trozo de jengibre fresco
  • Nueces picadas (Nueces de California)
  • Salsa de soja
  • 2 huevos
  • Sal, pimienta y aceite de oliva
Para la salsa
  • 2-3 cdas de Salsa de soja, Cilantro fresco, unas gotitas de lima, 1-2 cdas de azúcar moreno, 1 cda  de vinagre de arroz
Tiempo
  • 20 minutos

La mezcla

Sacamos el atún de la lata y lo colamos bien. Aplastamos ligeramente para que suelte todo el líquido y nos quede lo más seco posible. Lo vertemos en un bol amplio.

Añadimos el cilantro picado, la cebolleta en rodajas finas, las hojas de lima keffir (nos harán las veces de condimento aromático y cítrico), los tomates en aceite troceados, el jengibre rallado... NOTA: Para pelar el jengibre ayudaos de una cucharilla de café para rascar la piel.

APUNTE: Las hojas de lima keffir (Keffir Lime Leaves) se consiguen en tiendas especializadas, yo siempre os recomendaré que os deis un paseo por Sabores del mundo (presencialmente o vía online) para conseguir productos exóticos de primerísima calidad. 

Incorporamos también las nueces troceadas, sal y pimienta. Removemos bien. 



Ahora vamos con los toques líquidos: la soja y la lima. Tendréis que hacerlo un poco a vuestro gusto. Id probando (es la mejor forma de dar con el toque maestro) hasta dar con ese sabor con personalidad que estáis buscando. NOTA: Puedes sustituir la soja por salsa Teriyaki (mira este link para ver mi receta) o dale un toque picante con unos chiles o unas gotas de Tabasco

Batimos los dos huevos y los incorporamos a la mezcla del bol. Los amalgamamos bien con las manos hasta obtener una pasta. Vamos haciendo bolitas con las manos y las aplastamos ligeramente (a modo de mini hamburguesa) y las vamos disponiendo, listas para la acción del fuego.


Al fuego

Ponemos a calentar una sartén con 2 cucharadas de aceite, lo extendemos bien por toda la superficie. Vamos colocando las mini-tartas. NOTA: La mejor forma de controlar la cocción es colocarlas según las agujas del reloj, así sabremos cuál debemos voltear primero. Las dejamos cocinar 1 ó 2 minutos (sin que se nos quemen) y las giramos con cuidado y con ayuda de una espátula para que no se nos deshagan, y dejamos cocinar por el otro lado.


La salsa. En un bol añadimos todos los ingredientes y emulsionamos bien. Como siempre, id catando la mezcla y corrigiendo si hiciera falta para dar con el sabor que más os satisfaga. 

Emplatado 

Disponemos las mini-tartas en un plato o bandeja y espolvoreamos por encima unas nueces troceadas. Decoramos con unas hojas de cilantro y unos gajos de lima. Acompañamos con la salsa aparte para ir mojando - o dippeando - a gusto del comensal. Ideal para comer con las manos a modo de aperitivo o snack. ¡Que aproveche, hitchcookian@s! 

MINITARTAS DE ATÚN EN CONSERVA CON CITRICOS Y NUECES

Película ideal para degustar este plato
MONKEY BUSINESS
("Pistoleros de agua dulce" de Norman Z. Macleod - 1931)

Tal vez una de las películas menos conocidas del tridente cómico neoyorkino (o cuarteto, en esta ocasión, con la presencia del anodino Zeppo) pero que ya daba muestras o asentaba las primeras bases de lo que sería la explosión humorística, absurda, anárquica y rocambolesca de los años venideros. "Pistoleros de agua dulce" es la tercera incursión cinematográfica de los genios Marx; es una obra veloz, cargada de sketches memorables, de acidez, ironía, y dardos envenenados. Por supuesto aún quedan por materializarse sus grandes piezas maestras ("Una noche en la ópera" - mi favorita de siempre -, "Un día en las carreras", "Sopa de ganso"...), aunque en esta ocasión vamos siendo testigos de sus afilados diálogos, de los gags físicos, del caos que generan allá por donde pasan...
He escogido "Pistoleros de agua dulce" por varios motivos. Tal vez el que sea una obra "menor" (visto el grueso de su filmografía) y desconocida me hace quererla aún más y romper lanzas en su favor. Pero también goza de un componente marítimo importante (como nuestra receta) ya que la historia transcurre casi en su totalidad a bordo de un lujoso transatlántico. A lo que sumo la presencia de cuatro mini-tartas haciendo las veces de los cuatro hermanos. Ahí encuentro la conexión...

"Pistoleros de agua dulce" no se caracteriza por tener uno de los guiones más redondos de los Marx. Más bien es un cúmulo de situaciones delirantes, con un hilo argumental un tanto endeble. Aunque poco nos importa cuando la función es carcajear. Y aquí se cumple... Debemos ver la obra con perspectiva. Los Marx estaban encontrando su hueco en la comedia, estaban sentando cátedra, probándose al gran público, dándose a conocer, generando la leyenda...

Nuestra receta parte de cuatro polizones (o mini-tartas según la foto) escondidos en cuatro barriles. Casi como un atún metido en su lata de conserva mientras el plato surca los mares de la encimera. Una vez que salen de su "guarida" comienza a reinar la comedia, las situaciones disparatadas, y se van sumando gags e ingredientes de lo más variopintos que enriquecen cada momento. Que van dotando de diferentes simbologías cada sketch. Es lo que tiene la comedia: que es rica en variaciones y conceptos. Desde el chiste irónico de texto hasta el resbalón mudo.

En el bol se van dando cita toda clase de aromas. Obtenemos de esa forma la acidez de los diálogos de Groucho con los cítricos (lima, keffir, cilantro...), el humor negro de Chico (salsa de soja, azúcar moreno...), el desparpajo en crudo de Harpo (las nueces, la cebolleta...) y la sequedad de Zeppo (los tomates... aunque debo reconocer que en esta obra el "hermano soso" tiene más peso que en films posteriores, donde básicamente hace de atrezzo)

La mezcla (a mano, artesanalmente, a la vieja usanza...) va llenando la película y dándole forma. Nuestras mini-tartas caminan por separado y el hilo argumental - que se va trenzando y amalgamando gracias a la presencia de los huevos - les hace reunirse en todo tipo de momentos locos. Todos se hacen guardaespaldas de diferentes gángsters y, como es normal, los equívocos empiezan a sucederse para satisfacción de nuestra mandíbula, que no para de abrirse en modo carcajada. 

El atún (que en nuestra cabeza siempre simboliza a los 4 hermanos) se fríe, se hace, se dora, se cocina a medida que el metraje avanza. Las piezas (que no terminan de ser iguales a la vista, como lo eran ellos: cada uno tenía sus virtudes cómicas muy bien diferenciadas) se nos muestran en el escenario cinematográfico del plato y cada bocado nos transmite una sensación. En uno pillaremos esa ironía fina (y judía) de Groucho, en otro la mordacidad de texto de Chico, en otro las patochadas a "pecho descubierto" de Harpo...  Cada mini-tarta nos otorga distintos sketches en el paladar, y ahí es donde brillaba con luz propia el "toque Marx": el abanico de humor era tan extenso como lo es nuestra receta con su variedad de aromas y texturas. 

"Pistoleros de agua dulce" es un aperitivo o entrante para los platos fuertes de su filmografía. Nuestra receta goza de ese privilegio comparativo, ya que es un "abrir boca" para un menú más contundente. Pronto llegarían las joyas de la corona pero había que sentar las bases, captar a la audiencia, mostrar el repertorio y las posibilidades que atesoraban. Estas mini-tartas tratan de eso mismo: de marcar el camino culinario para esa gran comilona. Cuatro bocados, cuatro hermanos, una saga familiar que masticaremos gozosos por el resto de los días...

domingo, 29 de junio de 2014

CORDERO MARROQUÍ Y CUS CUS DE CÍTRICOS

INGREDIENTES (4 personas)

750-800 grs de cordero troceado
8-10 ciruelas pasas
1 cebolla
Aceitunas verdes sin hueso
500 ml de caldo de carne
Menta o hierbabuena fresca
2 cdas de Ras Al Hanout
1 cucharadita de comino
Sal, pimienta y aceite de oliva

Para el cus-cus de cítricos
200 grs de cus cus
200 grs de naranja exprimida
Hierbabuena
Tomate picado
Pepino picado

Zumo de 1 limón
sal y aceite de oliva

Esta receta va dedicada a mi gran amiga Leyre Medrano, que en breve se aventura por tierras africanas para degustar una odisea de película. Sé que no es un plato etíope cien por cien (más bien marroquí) y que el cus-cus y ella no son precisamente los mejores amigos, pero el aroma, los matices y las texturas nos catapultan a tierras exóticas africanas y eso, por ahora, nos vale para la dedicatoria cine-culinaria. O eso espero...

Esta plato se suele cocinar en Tajine (un recipiente de barro, con una tapa en forma de cono que facilita la cocción y la salida del vapor). Yo lo he usado para la presentación, pues el mío no es apto para mi cocina. Si os atravéis, usad el modo marroquí. Y si no, tirad de imaginación, que sé que es mucha. Silencio... se cocina.

Pedimos al amable carnicero que nos trocee el cordero (puede ser falda, babilla...yo prefiero sin hueso, pero ahí ya al gusto, como siempre) o lo hacemos en casa con un buen cuchillo y un cuidado extremo. Disponemos los trozos en un bol y los salpimentamos bien, removiéndolos para que se impregnen por todas las caras. Los reservamos.

En una sartén u olla baja y ancha, echamos unas 2 cucharadas de aceite de oliva. Sofreímos la cebolla bien picada (en brunoise) a fuego medio unos 10-12 minutos, luego se terminará de hacer en la cocción. 

Mientras la cebolla sigue su curso, vamos a ir dorando el cordero en otra sartén con aceite bien caliente. Los freímos ligeramente hasta que queden bien sellados por todas sus caras. De ese modo retendremos los jugos de la carne en su interior.


Una vez que el cordero está dorado, lo incorporamos a la otra olla. Removemos bien y añadimos las cucharadas de Ras-Al-Hanout y el comino molido. Mezclamos.

Ras-Al-Hanout y comino, todo aroma... 
Turno ahora del caldo de carne y las pasas. Siempre conviene que cualquier líquido que incorporemos a un guiso esté caliente para no cortar la cocción. 

Caldo, pasas... La obra crece.
Añadimos las aceitunas. Procurad que no estén rellenas para que el sabor de una anchoa, por ejemplo, nos entorpezca el resultado final.

Aceitunas. El último elemento.
Dejamos cocinar a fuego bajo durante 20 minutos. Tiene que quedar caldoso, no seco. Aunque ya sabéis que ahí vuestro ojo clínico es el que ordena. Terminamos cortando un poco de hierbabuena o de menta y espolvoreamos por encima del guiso. Lo dejamos reposar 5 minutos.

Guiso de cordero tras la reducción... 
Aprovechamos ese margen de tiempo para hacer el cus cus de cítricos. Colocamos la sémola en un cuenco y la hidratamos con el zumo de naranja. SIEMPRE LA MISMA CANTIDAD DE CUS CUS QUE DE LÍQUIDO. Removemos con un tenedor para separar los granos. Y dejamos reposar. Si no queréis tirar de naranja, podéis hacer el mismo proceso con agua hirviendo o caldo de verduras.

Añadimos el pepino y el tomate bien picados y aliñamos con aceite, sal, pimienta y zumo de limón. Terminamos con el toque refrescante de la hierbabuena o de la menta. Listo. 

MOMENTO DE EMPLATAR. Como ya he comentado yo usé el Tajine, que le da un aspecto en mesa espectacular. Hacemos una base con el cus cus y en el centro colocamos el guiso de cordero. Decoramos con unas hojas frescas de hierbabuena. Y ya estamos listos para viajar... 

Opción de emplatado
¡Que aproveche, hitchcookianos! 
¡No olvidéis comentar este plato, con vuestra ayuda siempre será mejor!

Película ideal para degustar este plato

THE AFRICAN QUEEN
("La reina de África" de John Huston - 1951)

Vale que el espíritu marroquí de la receta invitaba más a una película algo más concisa del país. Pero, como el río que baja sin control, me he dejado llevar por el sello africano y por el aroma de aventura que respira. Y dado que Leyre Medrano (la homenajeada) se va para el continente del sur, tenía que decantarme por una odisea de dos, un divertimento plagado de obstáculos, de sana supervivencia; una epopeya a través de lo desconocido... Hay muchos posibles referentes, aunque ya puestos a encumbrar el plato, nada mejor que fijarse en la gran corona cinematográfica que se posa merecidamente sobre la cabeza de La reina de África

John Huston es, sin duda, uno de los mejores directores que ha tenido a bien parir el séptimo arte. Su talento en el guión y su pericia tras la cámara, han terminado por alzarle a lo más alto de cualquier lista. Un tío que cuenta con piezas tan magistrales como El halcón maltés, El tesoro de Sierra Madre, El hombre que pudo reinar, La jungla de asfalto o Dublineses, es para tenerle muy en cuenta. 

Huston fue siempre de naturaleza aventurera, y para la ocasión se sumerge en las entrañas de África y nos propone un viaje vital, de supervivencia y convivencia extrema, en el que dos entes dispares (el borrachuzo Bogart y la mojigata misionera Hepburn, que están ambos para hacerles una estatua) deben remontar un río a lomos de una harapienta barcaza con el único fin de seguir con vida. Que no es mal fin, todo sea dicho. Huston supo dotar a esta peripecia de los mejores ingredientes de aventuras: humor, drama, exteriores exóticos, unos diálogos milimétricos, romance, peligros invisibles, una pareja protagonista que se repele y se ama en dosis iguales... 

Nuestra receta (limada ya las asperezas de si es marroquí o no, que lo es) congrega en ese Tajin de barro a sus dos ingredientes estrella. Digamos que el recipiente (de aspecto humilde, simplón, pero que resiste lo que le echen) se nos antoja como ese destartalado bote llamado "La Reina de África", que pese a su triste apariencia, hace las veces de bote salvavidas o de plato presentación.

Nuestro Bogart particular cobra vida en el cordero. Un hombre-alimento que comienza siendo correoso y duro de tragar, pero que a medida que avanza la historia (o el cocinado) se va reblandeciendo, se va suavizando, se va haciendo noble, humano, tierno... Por supuesto que mantiene su esencia viril otorgada por el caldo de carne o su picante ironía (gracias a las especias) pero el dulzor de la pasa o los toques verdes de la hierbabuena hacen que sus muros caigan cada vez más rápido. 

Por el otro lado nos topamos con ella, la Hepburn, la estirada, la quisquillosa, la protestona... el cus cus, dicho de un modo culinario. Su aspecto blanquecino evoca el puritanismo del que hace gala esta misionera sin rumbo. Y su proceso es el contrario que el del rudo capitán: los cítricos y las hierbas la van agudizando, haciendo más irónica, fuerte, desinhibida, alocada... La obligada convivencia de los dos personajes-ingrediente en este tajín-barcaza, les hará comenzar separados pero los peligros del río y de los amenazantes alemanes (y tal vez de nuestro tenedor) les unirá en la causa común: enamorarse, luchar contra el enemigo y llenarnos el estómago.

Así pues convenimos en que nuestra particular "Reina de África", que surca el río de nuestra encimera, es la mezcla perfecta de sabores, aromas, texturas... La mesa se nos carga de aventuras en mayúsculas. Nosotros sólo podemos disfrutar de esta dulce fantasía, degustarla, paladearla, vivirla con la misma intensidad que Huston la rodó. Todo un festival cine-culinario de emociones y sensaciones que sólo el continente africano puede ofrecer... Buen viaje, reina.