Mostrando entradas con la etiqueta Aperitivos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Aperitivos. Mostrar todas las entradas

lunes, 22 de febrero de 2021

Humus de lombarda con tahini de Nueces de California

Animado siempre por Nueces de California, que anualmente me obsequia con un buen surtido, he decidido lanzarme con una receta de tapeo, de lo más vistosa, vegana y sorprendente. Un Humus donde la lombarda cobra protagonismo y colorea, y que se entremezcla de manera sutil con un magnífico Tahini casero de nueces y sésamo. Un combo de lo más sugerente, estimulante, de aplauso lento...

Esta receta no sólo está de morirse, además tiene buenos argumentos de salud para que la prepares. Toma nota: las nueces son el único fruto seco con una considerable cantidad de ácidos grasos Omega 3 de origen vegetal. ¿Esto qué hace? Pues te ayuda a mantener los niveles normales de colesterol en sangre. Suma además que son uno de los alimentos con más antioxidantes por ración y aportan proteínas, magnesio y fósforo. Un pequeño bocado que logra grandes beneficios para tu salud.


En esta ocasión le damos la oportunidad de formar parte de un Tahini e impregnar así su sabor al plato completo. El Tahini es una pasta hecha a base de sésamo que se usa en la cocina de Oriente Próximo, sobre todo como  parte de los humus (como el nuestro), patés (Baba Ganoush)...

Yo te propongo salirte un poco de la línea marcada y probar cosas distintas, hacer que tu paladar se sorprenda y aprovechar la buena materia prima en otras batallas culinarias. Hoy le damos caña a un humus original y fascinante. Receta fácil donde las haya. No hay excusas... ¡Mandiles arriba! 


Ingredientes 

Para el Tahini de nueces

  • 60 g de nueces de California
  • 1 diente de ajo
  • 2 cucharadas de sésamo tostado
  • 1 cdita de comino molido
  • 1 cdita de pimentón (picante o dulce)
  • Aceite de oliva suave
  • Sal y pimienta negra
  • Zumo de limón
Para el hummus 
  • 1/2 lombarda 
  • 1 diente de ajo
  • 1 cebolleta
  • Agua y sal
Tiempo: 35 minutos + 2 horas de reposo en nevera
Personas: 4-5
-------------------------------------------------------------

Cocción

Trocea la lombarda, la cebolleta y el ajo. Lo pones todo en una olla con abundante agua y lo llevas a ebullición. Dejas cocer durante 30 minutos (hasta que veas que están blanditas.

Sacas y cuelas bien. NOTA: Puedes guardar parte de la lombarda (si ves que te sobra) en un bote de cristal esterilizado con un poco del agua de cocción y la usas en esa semana para otra receta: lombarda salteada con jengibre y salsa de soja por ejemplo. 

Turno del Tahini

Coloca en la picadora las nueces, el sésamo, el comino y el diente de ajo. Tritura todo hasta tener "una arenilla". Salpimenta al gusto y añade un poco de aceite y mezcla hasta tener una pasta. La cantidad es un poco a ojo. A mí me gusta que quede como en la foto de abajo. 



Vete añadiendo aceite a tu criterio. Importante que la pruebes para corregir lo que haga falta. CONSEJO: Puedes ampliar las cantidades que te doy y haces más de la cuenta y guardas para otras elaboraciones.

Remate final

Con la verdura bien escurrida pasamos a triturarla en un robot de cocina o en la batidora. NOTA: En este punto podrías añadir unos garbanzos cocidos para darle ese toque más de humus. Pero yo prefiero en este caso todo el sabor de la lombarda, que gobierne el plato junto al Tahini.

Nos tendrá que quedar una especie de paté con textura firme pero cremoso. A esta mezcla añadimos el Tahini (no hace falta todo, dos cucharadas, prueba y añade o frena) y trituramos todo junto. 

Dejamos reposar en la nevera bien tapado durante 2 horas. 

Cuando vayas a consumirlo sácalo media hora antes de la nevera. Y lo sirves en boles individuales con un poco de yogur natural por encima, unas nueces picadas y un poquito de guindilla molida. Acompaña con pan, crackers, palitos de cereales, crudités... y a disfrutar.

¡Que aproveche, hitchcookian@s!   

sábado, 23 de mayo de 2020

PATATAS CHIPS CASERAS


Llegará un día en que las patatas chips (las de bolsa) ya no serán un misterio para ti y te lanzarás a preparar tus propias creaciones. Hoy es ese día. Desde este momento tus habilidades culinarias van a gestar uno de los aperitivos más comunes, efectivos, sabrosos y crujientes del planeta. Y encima controlando los productos, los aderezos, los aceites y la sal. 

Deja volar tu imaginación porque las patatas chips aceptan cualquier locura de mezcla que se te ocurra. Dales un toque marroquí con comino, o mejicano con un poco de chile en polvo. Vete a la India con unos chispazos de curry o cúrcuma. A Italia con orégano y albahaca. O ponte mediterráneo con un pellizco de ajo o pimentón. No hay límite. Sólo hay que echarle ganas, mimar tu producto y te aseguro que tendrás unas patatas chips de locura. 

Te dejo aquí mi versión para inspirarte. ¡Mandiles arriba! 


Ingredientes

  • 300-400 g de patatas 
  • Aceite de oliva Virgen Extra 
  • Sal y pimienta
  • Aderezos al gusto: pimentón, orégano, pimienta blanca, tomillo, guindilla, ajo, vinagre...

Elaboración

Pelamos las patatas y las lavamos a conciencia. Luego las secamos, con más conciencia aunque si cabe. Es importante el secado de la patata para conseguir textura después.

Con ayuda de una mandolina (o tirando de precisión quirúrgica con cuchillo muy afilado) vamos sacando láminas muy finas, casi que se puedan ver a través de ellas.   

Volvemos a secarlas bien extendiéndolas sobre un trapo de cocina o con papel. 



Calentamos una buena cantidad de aceite de oliva Virgen Extra en una sartén honda. Vamos a ir echando una a una las láminas en la sartén. Buen momento para ponerte un vino o una caña e ir disfrutando del momento. 

NOTA: Puedes usar el aceite que tengas o quieras, pero recomiendo efusivamente el Virgen Extra. Catapulta el sabor a otra dimensión. O incluso podrías aromatizarlo con alguna hierba fresca (romero, tomillo, laurel...) o unos dientes de ajo... Ideas-ideas-ideas.


ATENCIÓN: No las atiborres, incluso ellas necesitan distancia de seguridad. Deja que estén holgadas en el baño de aceite y ve friendo por tandas. Y removiendo ligeramente con la espumadera. 

FRITURA: A fuego medio alto, tienen que freírse no confitarse ni carbonizarse. Así que borboteen con cierta mesura. Que cojan un poco de color y las sacas a un colador o a papel absorbente para que vayan soltando el exceso de grasa. Vete friendo hasta acabar con todas las patatas. 

ADEREZOS: Espera a que se enfríen para sazonar y mezclar bien. A partir de ahí se abre tu imaginación gustativa y puedes animar las chips con las especias o hierbas que te plazcan. Y hacer tantos combos como se te ocurran.

¡Que aproveche, hitchcookian@s! 


martes, 21 de abril de 2020

CROQUETAS DE SETAS Y PUERRO

Hablar a estas alturas de croquetas (sin duda el mejor finger-food del maldito planeta) es hablar de un bocado que debería ser Patrimonio de la Humanidad. Son tantas las recetas, versiones, adaptaciones y variedades de rellenos y rebozados que este universo empieza a ser inabarcable. Y tal vez por eso, sea más divertido y emocionante sumergirse a descubrirlo. Y ya puestos, a devorarlo. 

"Hacer croquetas" es una pequeña frase en un enorme contexto puesto que todos/as hemos catado las obras maestras de madres y abuelas y absorbido sabores, trucos y "toques" infinitos. Es imposible tener una receta concreta, como lo es también que las croquetas de cada madre no sean las mejores del mundo. Esa guerra siempre tiene un ganador: tú.



En esta ocasión, y siendo yo un acérrimo amante croquetero, me he decidido a hacer una mezcla que funciona a la perfección: croquetas de setas y puerro. Una opción vegetal de lo más sorprendente y estimulante. Y buscamos una bechamel cremosa, no muy densa ni apelmazada, que nos termine dando una croqueta jugosa y melosita. 

Yo además las rebocé con pan rallado, tú puedes lanzarte con Panko (pan rallado japonés) o alguna harina que te guste especialmente, o incluso "animar" el rebozado con alguna hierba que a este mezcla le vaya bien: como el tomillo o el romero. No detengas tu cocina ante nadie. Salvo tu familia, si es que están muy en desacuerdo con las decisiones que tomas... 

Versión vegana: podéis usar para la bechamel una leche vegetal y rebozar sin huevo, directamente con el pan rallado o con harina de garbanzos (por ejemplo). 


Como os podéis imaginar esta es mi versión, mi forma de inspirar vuestras dotes en la cocina. Pero atreveos a probar esta u otras mezclas, que el mundo "croqueta" es maravillosamente grande. Sin más rollos, os dejo con lo importante: la receta. Así que tomad buena nota que estas joyas de la gastronomía española arrancan ya... ¡Mandiles arriba! 


Ingredientes (Unas 25 croquetas)
  • 600 g de leche 
  • 200 g de setas (las que más os plazcan. O una mezcla)
  • 1 puerro grande limpio
  • 80 g de harina
  • 70 g de aceite de oliva Virgen Extra (o mantequilla)
  • Sal, nuez moscada y pimienta negra molida 
  • Pan rallado
  • 2-3 huevos 
  • 1 lámina de gelatina neutra (para facilitar el moldeado de la bechamel)
Tiempo: 35 minutos + 4-5 horas de reposo en nevera

-------------------------------------------------------------------

Primeros pasos 

Lo primero de todo es lavar bien el puerro, del que usaremos la parte blanca. NOTA: la parte verde no la tires ni por asomo, tiene mucho sabor y va genial para hacer un buen caldo de verduras.

Lavamos también a conciencia las setas o lo champiñones que vayamos a usar (siempre y cuando no sean congelados o de bote, que os sugiero que no). Y luego lo secamos muy bien con un trapo seco o papel de cocina para quitar cualquier resto de tierra.

Para esta elaboración yo trituré las setas y el puerro en Thermomix para obtener una especie de pasta, al final nos quedan unas croquetas muy melosas y finas. Pero podéis usar picadora o tirar de cuchillo y cortar todo muy finamente o a vuestro gusto.

La bechamel a escena

En cualquier caso, ponemos una sartén amplia y honda con aceite de oliva Virgen Extra y añadimos nuestra pasta de setas y puerro. NOTA: Podéis usar mantequilla o una mezcla de mantequilla y aceite, yo soy más de usar únicamente un buen Virgen Extra, su sabor es único y mandan a las croquetas a la estratosfera, creedme. 


Añadimos las verduras y las sofreímos unos minutos, que se cocinen bien. Pensad que al ser una pasta o estar muy picadas tardarán poco tiempo, así que al loro y que no se quemen. 

Añadimos entonces la harina y removemos bien para que se cocine y no sepa a cruda. La masa que surgirá es una "roux". Y es la base de toda bechamel que se tercie, por eso es IMPORTANTE mezclar muy bien. NOTA: Podéis echar la harina por un tamiz o colador, para que os sea más fácil.

Una vez hemos creado la "roux" vamos a añadir la leche. Siempre es mejor y nos facilita la tarea de remover, que la leche esté caliente (no es vital, pero es un potente aliado). Así que añadimos un cazo y toca el turno de tirar de bíceps y remover. Inicialmente podréis usar unas varillas, pero habrá un momento en el que la masa sea más firme y necesitéis mejor una cuchara de madera. En este punto añadimos la sal, la pimienta negra y la nuez moscada. 


Vamos añadiendo la leche cazo a cazo (para que os sea más fácil) y mezclando y removiendo suavemente a fuego medio. Que vaya cogiendo cuerpo, que se vayan integrando los sabores. Llevará un tiempo pero merece la pena. NOTA: Esta bechamel quedará algo líquida no muy compacta, queremos unas croquetas melosas por dentro.

Pasados unos 15 minutos (más o menos) tendremos la bechamel lista. Al ser muy cremosita vamos a ayudarnos de un TRUCAZO para que el boleado de después sea más cómodo. Así que sumergimos en agua caliente una lámina de GELATINA NEUTRA y dejamos 5 minutos. Luego la echamos en la bechamel y removemos bien. 


Volcamos la masa en una fuente o bandeja. Dejamos que enfríe unos minutos y tapamos con papel film, presionando bien contra la masa para que no se nos haga una costra. Metemos en la nevera y dejamos por lo menos 4-5 horas, necesitamos que compacte. 

Una vez pasado el tiempo...

Cadena de montaje y fritura 

Disponemos un bol con 2-3 huevos bien batidos y otro recipiente con abundante pan rallado. Y comenzamos el ensamblaje de las croquetas. Recomiendo que te untes ligeramente las manos con un poco de aceite, te resultará más fácil darles forma. Vamos confeccionando las croquetas y las pasamos por el huevo batido y luego las rebozamos por el pan rallado. Así con todas.



NOTA: Una vez formadas todas las croquetas podemos congelar las que queramos ya si no las vamos a consumir en el acto.  

Si no usas freidora sino sartén, hay dos cosas que son muy importantes para ahorrarnos sustos: 1) Que el aceite esté muy caliente (también es importante para mí que sea de aceite de oliva virgen extra, pero ahí ya cada cual con sus gustos y arsenales); y 2) que el aceite cubra casi por completo la croqueta para que la fritura sea uniforme y evitemos así que se nos rompan en mitad del proceso, que eso siempre da rabia y deja el aceite para el arrastre.

Vamos friendo por tandas, sin atiborrar la sartén, hasta que doren bien y vamos sacando a un papel absorbente para eliminar el exceso de grasa. 

Ya tenemos listas nuestras CROQUETAS DE SETAS Y PUERRO para animar cualquier jaleo culinario que tengamos (confinado o no). ¡Que aproveche, hitchcookian@s! 

Sugerencia de presentación.

martes, 2 de octubre de 2018

JALAPEÑOS RELLENOS Y KÉTCHUP DE BLOODY MARY

Emerjo como el ave Fénix para seguir satisfaciendo vuestros paladares con recetas exclusivas y de lo más socorridas. En esta ocasión vamos a viajar a México para preparar uno de sus "finger food" más populares pero al que dotaremos de una salsa o un kétchup original, vibrante, sorprendente... 

La idea de convertir el universalmente famoso cóctel "Bloody Mary" en una salsa, se me antojó divertida para un concurso de recetas de Tabasco. Este ketchup lleva todos los ingredientes básicos del trago: apio, picante, tomate, y por supuesto, vodka. Creedme si os digo que el resultado es de lo más interesante y que casa a la perfección con el gran protagonista del plato: el jalapeño.


Los jalapeños son un tipo de chile originariamente cultivados en la región de Xalapa. Son uno de los productos más cocinados y consumidas en Latinoamérica, aunque es en México donde cobran verdadero protagonismo. Tienen un picante justo, muy medido, y muy asequible para el paladar menos aventurero. Y se pueden elaborar cientos de recetas con ellos y consumirlos tanto frescos como fritos, en salsas, en moles, en vinagre...

Nosotros vamos a darle ese toque crujiente del rebozado que nos sirve para elaborar esta receta y que os puedo asegurar, haréis más de una vez. O incluso variar con el tipo de queso en cada jalapeño para otorgar variedad al bocado. En vuestra sapiencia culinaria lo dejo, hitchcookian@s. 

Pues ya sabéis lo que nos toca... ¡Mandiles arriba! 


Ingredientes
  • 8 jalapeños frescos 
  • Queso Cheddar ahumado
  • Huevo batido
  • Pan rallado y harina
  • Aceite de oliva para freír 
Para el kétchup
  • 500 g de tomatitos cherry
  • 3 ramas de apio
  • 1 diente de ajo
  • 3 cucharadas de Vodka
  • 1 cucharada de tomillo
  • 1 cucharada de vinagre de vino tinto
  • 1 cucharada de Salsa Inglesa 
  • 2 cucharaditas de Tabasco
  • 1 cucharadita de azúcar
  • Sal y pimienta negra molida
Tiempo: 15 minutos + 30 minutos de reposo en congelador


ELABORACIÓN JALAPEÑOS RELLENOS

Lo primero de todo será protegerse de picores innecesarios. Para ellos hay que tirar de GUANTES, de ese modo podemos manipular los jalapeños sin llevarnos sustos que no vienen a cuento.


Primer paso. Quitamos "el rabito" al jalapeño y lo vaciamos por completo con ayuda de una cucharilla de café. Id con calma, hay que sacar todas las semillas y las hebras. 

Cortamos unos tacos de queso cheddar (o uno a vuestra elección que funda bien) de tal manera que nos entren en el interior del jalapeño. Metemos el queso asegurándonos que cubre bien todo el hueco.

Haz unos surcos en el jalapeño para asentar el rebozado

TRUCO: Ahora vamos a rebozarlos pero para que se asiente bien, es aconsejable raspar ligeramente la corteza del jalapeño con un tenedor.

Pasamos los jalapeños por harina, huevo batido y pan rallado. RECOMENDABLE: hacer dos veces este proceso para obtener un mejor crujiente. 

Metemos en el congelador durante 30 minutos.

ELABORACIÓN KÉTCHUP BLOODY MARY

Picamos el apio y el ajo y lo sofreímos en una sartén con un poco de aceite. A los 2 minutos añadimos los tomatitos cherry y dejamos cocinar todo unos 6 minutos. Vamos aplastando ligeramente los tomates para que suelten "su esencia".

 

Incorporamos la salsa Tabasco (al gusto), la salsa inglesa, el tomillo, el vodka, el vinagre, el azúcar, la sal y la pimienta molida. Dejamos cocinar el conjunto 20 minutos a fuego moderado.

Trituramos la salsa con una batidora o un robot de cocina. Reservamos.

ULTIMOS COLETAZOS 

Sacamos los jalapeños del congelador y los freímos en abundante aceite caliente hasta que estén bien dorados por todas sus caras. Sacamos y los vamos colocando sobre papel absorbente. NOTA: Mejor hacerlos en tandas, ¿qué prisa hay?

Disponemos los jalapeños en platos de ración y la salsa en un pequeño cuenco para que cada comensal pueda "dippear" a su antojo. Se derretirán de placer...

¡Que aproveche, hitchcookian@s!


viernes, 15 de junio de 2018

GUACAMOLE CON LANGOSTINO CAJÚN

Hoy vamos a perder el tiempo justo en la cocina para sorprender al comensal de turno con un entrante clásico pero al que vamos a acompañar con una estrella invitada de altura. Se trata de un inmortal Guacamole secundado por un langostino al estilo Cajún que os hará salivar...

Aprovechando que estamos en el Mes Mundial del Aguacate le damos salida con una de sus facetas más reconocidas. Yo aquí os muestro una versión clásica (me gusta añadir pocos elementos si la materia es buena, y ésta lo era) pero si os va la marcha podéis incluir algo de tomate picado, cebolla roja o pimiento. En vuestra sabia mano lo dejo...

La gracia de este aperitivo está en usar el langostino a modo de totopo (el nacho) y untarlo en el guacamole. La mezcla de sabores y especias, de picantes y ácidos es brutal. La foto creo que habla por sí sola, pero tendréis que hacerla para creerme. Nos ponemos en modo rápido... ¡Mandiles arriba!


Ingredientes 

  • 2-3 aguacates maduros
  • Cilantro fresco
  • 1 lima
  • Aceite de Oliva Virgen Extra
  • Sal y pimienta negra molida
  • Unas gotas de Tabasco o un chile pequeño picado
Para los Langostinos Cajún
  • 4-6 langostinos crudos
  • 1 cucharada de orégano
  • 1 cucharada de comino
  • 1 cucharada de pimentón dulce
  • 1 cucharadita de guindilla molida
  • 1 cucharadita de cebolla en polvo
  • 1 cucharadita de ajo en polvo
  • Sal y pimienta negra 
Tiempo: 10 minutos 

PASOS A CÁMARA RÁPIDA

1. Pelamos los aguacates, les quitamos le hueso y los vaciamos. NOTA: No tiréis el hueso, puede ser un poderoso aliado para hacer que no se oxide el aguacate.

El maravilloso protagonista de la receta tendido para la foto...
2. Trituramos los aguacates con un tenedor (NADA DE BATIDORA!) y les añadimos un chorro de lima, sal, pimienta negra y un poco de aceite de oliva Virgen Extra.ç

3. Picamos finamente el cilantro fresco y lo añadimos. Damos caña con un poco de picante con el Tabasco - al gusto - o el chile picado. LA CLAVE de un buen guacamole es en ir probando y probando hasta que esté a vuestro gusto y al de nadie más, que para eso os lo estáis currando.

Si lo reservamos para más adelante (no mucho tiempo, que se echará a perder el trabajo) podemos añadir los huesos al guacamole y taparlo bien con papel film y reservarlo en la nevera.

4. Pelamos los langostinos y los salpimentamos. NOTA: Ni se os ocurra tirar las cabezas y carcasas, nos servirán para un futuro y casero fumet de pescado.

5. En un bol mezclamos todas las especias y las integramos. Pasamos los langostinos por la mezcla Cajún y los freímos en una sartén con una gota de aceite durante 30 segundos por cada cara. 

6. Emplatamos el guacamole en bols indviduales y coronamos con el langostino especiado.

¡Que aproveche, hitchcookian@s! 




martes, 13 de marzo de 2018

TORTA-TAKI DE SALMÓN CON PURÉ DE GUISANTES Y MERMELADA DE FRESAS (Inés Rosales)

He ideado y perpetrado esta receta para el concurso "El Chef de Las Tortas" organizado por Inés Rosales y aceite Oleoestepa. Cuando piensas en conjugar sabores y texturas con materias primas ya establecidas hay que dejarse llevar por la intuición y por tu paladar - que al final es el que lo va a degustar -. Y hete aquí que me sobrevino darle un toque oriental a esta clásica tosta de Aceite de toda la vida. La mezcla de aromas parecía interesante...

Ya metidos en faena asiática decidí lanzarme con el salmón (uno de los reyes del mar) y cocinarlo en modo de tataki.  El tataki es una técnica que consiste básicamente en macerar previamente el producto - carne o pescado - y luego cocinarlo levemente en la sartén. Ese toque casi crudo del pescado, con toda la potencia de la soja y el jengibre, el frescor de un puré de guisantes aromatizado con hierbabuena y un chizpazo final de dulzor extra con la mermelada de fresas, son unos grandes actores secundarios de la gran estrella: la torta. En este caso una Torta-taki.

Sin más dilación os paso a enseñar el proceso que seguí para esta sorprendente combinación de sabores de siempre con latigazos orientales. Un bocado de lo más original y sencillo de recrear. Una sorpresa en boca. Un lujo para la vista. Una torta diferente... ¡Mandiles arriba! 


Ingredientes 

  • 4 tostas de aceite Inés Rosales 
  • 2 lomos de salmón limpios
  • Sésamo tostado 
  • Mermelada de fresas 
Para el macerado
  • 3 cucharadas de Salsa de Soja
  • 1 trozo de jengibre fresco
  • 2 dientes de ajo
  • 1 cebolleta 
  • Pimienta blanca
Para el puré de guisantes
  • 200 g de guisantes congelados 
  • 1 patata cocida 
  • 1 cebolleta
  • Hierbabuena fresca 
  • Aceite de Oliva Virgen Extra Oleoestepa
  • Sal y pimienta negra 
MACERANDO EL PESCADO

Le pedimos a nuestro gentil pescadero que nos dé unos lomos ya bien limpios sin piel ni espinas. En cualquier caso siempre conviene repasar en casa la materia prima para asegurarnos que no hay rastro alguno de ellos. El bocado debe ser nítido...

Ponemos en un bol amplio o en un tupper todos los ingredientes del macerado. NOTA: En este punto se podría añadir algo de azúcar o miel pero al ir en una tosta Inés Rosales y la mermelada ya tendrá bastante dulzor. Removemos bien y metemos el pescado. Debe estar bien cubierto. Lo metemos en la nevera durante 2 horas y le iremos dando la vuelta cada 20 minutos, para que penetre todo el macerado en toda la carne.

EL PURÉ DE GUISANTES

Cocemos por un lado la patata con piel hasta que este blanda. Refrescamos y pelamos.

En otro cazo hervimos agua y cocemos los guisantes. Unos 6-7 minutos. Colamos.

En ese mismo cazo calentamos un par de cucharadas de aceite y sofreímos la cebolleta picada en brunoise (trocitos pequeños). 

Añadimos los guisantes y la patata cocida y pelada. Damos un salteado y vamos aplastando con un tenedor o un prensa patatas. Salpimentamos al gusto. Vertemos aceite de oliva Virgen extra hasta obtener una pasta (una especie de guacamole) pero que mantenga trozos, la idea no es hacer un puré fino sino rústico, que nos deje notar el guisante en boca y la personalidad del aceite.

Por último picamos un poco de hierbabuena y lo añadimos al puré. Mezclamos y reservamos.

CULMINANDO EL PLATO

Ponemos a calentar una sartén al fuego sin aceite. Sacamos el pescado del macerado y lo rebozamos por sésamo tostado (ajonjolí´).

Cocinamos en la sartén a fuego vivo durante 20 segundos por cada lado. Sacamos y "loncheamos" en tiras de 1 o 2 centímetros. 

Disponemos las tortas de oliva Inés Rosales y untamos generosamente con el puré de guisantes y hierbabuena. Colocamos encima una hilera del tataki de salmón y regamos con un poco de mermelada de fresas. 

¡Que aproveche, hitchcookian@s!


jueves, 23 de noviembre de 2017

PATATAS BRAVAS: Receta sin tomate

Si hay un aperitivo clásico e inmortal en los bares de España, creo que son las patatas bravas. Un plato muy sencillo de preparar pero que tiene trucos y toques allá donde quiera que se preparen. Sin duda alguna, el debate más popular es el de con o sin tomate. La respuesta para mí es clara: NO HAY TOMATE EN UNA BUENA SALSA BRAVA. El color, la personalidad y el picante lo da única y exclusivamente el juego de pimentones. 

Su carácter y nombre lo da el grado de picor que escojáis. No se trata de hacer una salsa sosa ni tampoco de crear el infierno en la boca, tendréis que medir la justa cantidad para disfrutar con un buen toque de "heavy metal" en el bocado. 

Ni qué decir tiene que en la materia prima reside su éxito, así que gastad un poco de tiempo y esfuerzo en hacer vuestras propias patatas fritas bien cocinadas con aceite de oliva Virgen Extra. La diferencia es abismal y este aperitivo merece ser reverenciado en cada paso.

Un entrante de toda la vida que por fin podrás tener al alcance de la mano con muy pocos elementos. Tomad buena nota. Seréis los amos de cualquier reunión con estas patatas bravas, hitcookian@s. ¡Mandiles arriba!


Ingredientes (4 personas)

  • 4 patatas medianas 
  • 300 ml de caldo de pollo Aneto Natural.
  • 1 cebolla mediana
  • 2 cdas de harina de trigo
  • 1 cdita de pimentón dulce
  • 1 cdita de pimentón picante 
  • Sal, pimienta negra y Aceite de Oliva Virgen Extra
  • Perejil seco
Tiempo: 30 minutos


---------------------------------------------

Trabajando las patatas

Pelamos las patatas y las troceamos en piezas irregulares y de un tamaño mediano. Ponemos una sartén honda con abundante aceite y echamos las patatas. 

Para que nos queden en su punto yo las CONFITO (freír a baja temperatura) para que queden bien hechas por dentro.

Una vez tiernas subimos el fuego para que el aceite genere una buena capa crujiente y dorada en el exterior. Sacamos a papel absorbente. NOTA: Podéis congelar las patatas una vez confitadas y frías. Y solo os quedará darles una fritura fuerte cuando vuestro paladar lo demande.

La salsa brava

En una sartén con un poco de aceite de oliva (unas 3-4 cucharadas de buena calidad, por favor os lo pido) sofreímos la cebolla cortada muy finamente con una pizca de sal, para ayudarla a sudar. Cuando se ponga blanda añadimos los pimentones y removemos con energía para evitar que se quemen. NOTA: El grado de "picor" lo tendréis que dar vosotros, podéis hasta añadir una cayena, si os va la marcha loca...

Enseguida incorporamos la harina y removemos para cocinarla ligeramente y crear una suerte de "roux" Ya huele a salsa brava casera, ¿eh? Pues vamos a rematar la jugada...

Echamos con calma (no de golpe) el caldo de pollo y vamos removiendo y mezclando, y creando la magia. Así con el líquido restante, cocinando todo unos 10-12 minutos a fuego moderado. Probamos de sal y pimienta y añadimos a nuestro antojo...

Paso final

Finalmente podemos o bien triturar la salsa y colarla o bien dejarla con "toques rústicos". En mi caso depende del momento y del comensal de enfrente, así que a vuestra sabia elección. 

Disponemos las patatas en un plato, les damos un buen baño de salsa y culminamos espolvoreando un poco de perejil seco y pimienta negra por encima (totalmente opcional).

¡Que aproveche, hitchcookian@s! 

lunes, 5 de junio de 2017

NACHOS AL HORNO CON GUACAMOLE Y FRIJOLES

El guacamole se ha consagrado como uno de los aperitivos por excelencia. Nada tiene de extraño, puesto que se trata de una combinación de lo más sugerente con ingredientes frescos y que puedes crear en pocos minutos y a tu antojo. Ya es una lástima comprarlo hecho (con todo lo que ello conlleva de malignos conservantes y demás), porque un buen guacamole casero se nota, se paladea, se disfruta el doble. Así que huid de los preparados, no los necesitáis para nada... 

En esta versión lo confecciono a mi parecer con buenos toques picantes (cosa casi obligatoria) y tonos cítricos, que es la base de la mezcla de sabores. Vosotr@s tenéis que dejaros seducir por vuestro criterio culinario, pero la llave maestra para un buen guacamole es la materia prima, así que no escatiméis a la hora de coger aguacates firmes y maduros. La diferencia es abismal y puede suponer el fracaso o el gran éxito de la receta. Sin más, nos vamos de viaje a México para deleitarnos con uno de sus más populares platos... ¡Mandiles arriba! 


Ingredientes 
  • 2 aguacates maduros
  • 1 puñado de cilantro fresco
  • 1 cebolla pequeña picada 
  • Sal y Aceite de Oliva
  • 1 lima
  • Unas gotas de Tabasco 
  • Queso Cheddar 
  • Frijoles negros cocidos 
  • Totopos (Nachos)
  • Crema agria 
  • Unos jalapeños en rodajas (para subir el toque picante)
Tiempo: 10 minutos

-------------------------------------------------------------------------------

Para el guacamole 

Partimos los aguacates por la mitad y con un golpe seco con el cuchillo, quitamos el hueso, haciendo un pequeño giro una vez esté clavado. Vaciamos los aguacates. NOTA: Si son buenos y están bien maduros no hará falta ni cuchara, se pelarán con mucha facilidad. 

Los colocamos en un bol, añadimos el zumo de la lima y los empezamos a aplastar con un tenedor. Evitad a toda costa batidoras, robots de cocina... La gracia del guacamole es que sea "rústico", no una pasta licuada. Al menos para mí...

Picamos el cilantro y lo añadimos, así como la sal, la cebolla picada muy finamente, el aceite de Oliva y el Tabasco. Aquí la clave está en ir probando y en ir buscando el sabor que más te plazca. El guacamole es algo personal, déjate guiar por tu paladar. Suprime o añade ingredientes a tu gusto. Mucha gente le añade un poco de tomate picado, prueba si te apetece, faltaría más.

Los nachos

Precalentamos el grill del horno a 220º 

Colocamos los nachos en una fuente y espolvoreamos queso Cheddar con generosidad. Vamos haciendo capas para asegurarnos que el queso llegue a todas partes.

Lo metemos en el horno y lo dejamos hasta que el queso se funda (llevará pocos minutos) Sacamos con cuidado de no abrasarnos las manos. 

Colocamos encima el guacamole, los frijoles negros cocidos y en la cima unas cucharada de nata agria. Por último, y si os va la marcha como a mí, podemos añadir unas rodajas de jalapeños

¡Que aproveche, hitchcookian@s! 

TRUCO FINAL: Si no vais a consumirlo en el acto guardarlo en un tupper con el hueso del aguacate o unas rodajas de limón para mantenerlos en perfecto estado.

viernes, 28 de abril de 2017

NAVAJAS A LA PLANCHA CON PICADA DE AJO Y PEREJIL (Aperitivos marinos)

Hoy os traigo una receta de lo más sencilla y sugerente de marisco. Estas navajas tenían una pinta fantástica en la pescadería y parecían estar seduciéndome para llevármelas a casa. Dicho y hecho.

Son un producto sensacional para sorprender en un aperitivo o en un entrante, en la comida o en la cena. Son de lo más versátiles en la mesa. Lo único que debemos tener en cuenta para "mimarlas" como es debido es meterlas en agua con sal en cuanto lleguemos a casa con ellas, para evitar que se deshidraten (su concha no se cierra del todo)

Por lo demás vamos a prepararlas de un modo fácil y sano, o sea, a la plancha y acompañada de una buena picada de ajo, perejil y limón. Ingredientes cotidianos para sacar un plato fuera de lo normal. ¡Mandiles arriba! 

Navajas a la plancha con ajo y perejil

Ingredientes (4 -6 personas)

  • 1 kilo de navajas 
  • 2 dientes de ajo
  • Aceite de Oliva Virgen Extra
  • Un manojito de perejil fresco
  • Sal
  • 1 limón (zumo y ralladura)
Tiempo: 5 minutos + 30 minutos para lavar las navajas

-------------------------------------------------------------------------------------------------

Lavar las navajas

Lo primero de todo es tomarse la vida con calma. Así que vamos a lavar bien las navajas para eliminarles cualquier resto de arena (nada más desagradable que ese "crujido" en boca)

Las navajas se lavan en agua de mar, por aquí de eso tenemos más bien poco, así que hay que fabricarla. Ponemos en una cacerola 1 litro de agua y una cucharada de sal (esa es la proporción por si añadís más líquido). Removemos bien con unas varillas para disolverla.

Colocamos las navajas EN VERTICAL. Podéis o atarlas o las colocáis en un tarro (más sencillo) Sumergimos las navajas en el agua fría con sal y dejamos unos 30 minutos.

Pasado el tiempo las enjuagamos bien y las secamos.

La picada de ajo y perejil

A mortero limpio para eliminar estrés. O si no tenéis tanto, usad la batidora. En mortero añadimos los dientes de ajo (sin el "filetillo" central) y los majamos bien. Incorporamos el perejil (bien lavado y secado a conciencia, y sin los tallos, solo las hojitas) y machacamos. Sacando bíceps. 

Añadimos el aceite de oliva Virgen Extra hasta obtener una pasta, que no quede demasiado líquida. Por último añadimos el zumo de limón y removemos bien. Reservamos.

Las navajas

En una plancha ponemos un poco de aceite a fuego vivo. Vertemos con mimo las navajas y dejamos que se abran. Las cocinamos durante 1 minuto o 1 minuto y medio, pero NO MAS TIEMPO, corremos el riesgo que se sequen y queden chiclosas. 

Sacamos las navajas y las disponemos en un plato. Regamos en dos líneas con la picada de ajo y perejil y para culminar rallamos por encima un poco de cáscara de limón, sólo la parte amarilla, ya sabéis... 

¡Que aproveche, hitchcookian@s!

Navajas a la plancha con ajo y perejil

viernes, 14 de abril de 2017

LANGOSTINOS EN SALSA DE OSTRAS (Aperitivo oriental)

Una tapa distinta y exótica para sorprender a tus comensales que se la vi a Lazy Blog y que enseguida llamó mi atención. Todo un maremoto de sabores se dan cita en esta sencillísima receta de langostinos y creedme que os sorprenderá. Tiene claros toques orientales que mandan el sabor a otra dimensión, pero para ello necesitaremos un buen marisco para que todo el (mínimo) esfuerzo merezca realmente la pena. 

Además aprovecharemos bien el coral de las cabezas para que todo el aroma marítimos gobierne el plato y te haga disfrutar en cada bocado  Esta receta la haréis en más de una ocasión porque lo tiene todo: rapidez, facilidad, ingredientes asequibles y una pinta que no os dejará indiferente. ¿Ya estáis salivando? Pues no os queda otra que hacerla conmigo... ¡Mandiles arriba!


langostinos en salsa de ostras

Ingredientes (2 personas)
  • 12 langostinos crudos grandes 
  • 3-4 cdas de Salsa de Ostras
  • 2 cdas de Salsa de Soja
  • 1 diente de ajo
  • 1 guindilla 
  • 1/2 vaso de agua
  • Cilantro fresco
  • Semillas de sésamo tostado o ajonjolí
Tiempo: 10 minutos


---------------------------------------------------------------------------------------

Pelamos los langostinos y reservamos las cabezas por un lado y las colas por otro.

Quitamos el intestino del interior de los langostinos haciendo un pequeña incisión longitudinal. Sale con mucha facilidad.

Salteamos a fuego vivo las colas peladas en una sartén con un poco de aceite de oliva, hasta que estén naranjas. Sacamos y esperamos a que sea su nuevo turno de actuación...

En un bol exprimimos a conciencia las cabezas de los langostinos para sacarles toda la esencia y el coral. Esto catapultará el sabor marino a la salsa. 

Añadimos la salsa de ostras y removemos bien para integrar los sabores.

Picamos muy finamente un ajo y la guindilla y los sofreímos 1 minuto en una sartén con aceite (la misma que hemos empleado para dorar los langostinos, ahí quedan aromas que debemos recuperar)

Incorporamos la salsa de ostra con el coral de los langostinos y dejamos reducir 3 minutos. Acto seguido añadimos la salsa de soja y el medio vaso de agua. Dejamos reducir 2-3 minutos más.

Reincorporamos las colas de los langostinos y cocinamos 2 minutos más para que vayan cogiendo todo el aroma de la salsa.

Servimos en una fuente pequeña los langostinos bien regados con la salsa. Espolvoreamos cilantro fresco picado y unas semillas de sésamo tostado por encima.

¡Que aproveche, hitchcookian@s! 

martes, 12 de enero de 2016

CREMA DE GUISANTES CON VIEIRA Y HUEVAS DE SALMÓN (Peter Pan)

Los guisantes son una de esas legumbres socorridas que pueden perfectamente protagonizar un plato por sí solos o secundar con éxito cualquier guiso, arroz o ensalada. En esta ocasión vamos a preparar una receta en miniatura de lo más gourmet, que nos servirá para lucirnos en fiestas, celebraciones, invitaciones, ágapes... Dejareis al personal boquiabierto. Promesa hitchcookiana... 

El proceso es sencillo pero requiere mimo, hay que ir probando, catando, midiendo las cantidades de todos los ingredientes secundarios para dar con el toque perfecto. Yo en esta ocasión he usado guisantes congelados, pero por supuesto que sirven frescos (pronto empezará la época). Y la vieira puede ser sustituida por unas zamburiñas, unas almejas, mejillones... No hay límites para este viaje cine-culinario al País de Nunca Jamás. Próxima parada: tu cocina. ¡Mandiles arriba!

INGREDIENTES (10 vasitos)
  • 250 grs de guisantes congelados
  • 1 chalota 
  • 1 diente de ajo 
  • Hierbabuena fresca picada
  • 100 ml de caldo de verduras
  • 2 cdas de leche evaporada
  • 1/2 limón exprimido
  • 10 vieiras 
  • Huevas de salmón
  • 1 nuez de mantequilla
  • 1 lima y su ralladura
  • Sal, pimienta negra y Aceite de Oliva
Tiempo
  • 20 minutos
Película comparada (Tras receta)
  • "Peter Pan" (Clyde Geromini, Hamilton Luske y Wilfred Jackson, 1953)
    --------------------------------------------------------------------------------------------------
En una cacerola calentamos 1-2 cdas de aceite de oliva y añadimos la chalota y el ajo bien picados. Sofreímos hasta que queden tiernos.


Incorporamos los guisantes. NOTA: Yo he usado congelados pero también nos valdrían frescos. Los salteamos 1 minuto y añadimos el caldo de pollo (mejor si está caliente) y la hierbabuena fresca picada. Llevamos a ebullición y cuando rompa a hervir, bajamos el fuego y cocinamos los guisantes hasta que se cuezan totalmente.


Los pasamos por la Thermomix o por la batidora hasta licuarlos por completo. Añadimos la leche evaporada y el zumo de limón. Mezclamos y salpimentamos al gusto. Reservamos.


Colocamos la carne de las vieiras en un bol y añadimos 1 cda de aceite de oliva, sal y pimienta. Las empapamos bien y las vamos a pasar por la sartén. Para ello, echamos otra cucharada de aceite y calentamos. Freímos las vieiras 30 segundos por cada lado. Al final de la cocción incorporamos la mantequilla para caramelizar ligeramente las vieiras. 








NOTA: No os paséis cocinando las vieiras porque pueden deshacerse. 


Para emplatar usamos unos vasitos, que le dan un punto elegante y sofisticado a la receta. Rellenamos cada uno con un poco de la crema de guisantes. Colocamos encima la vieira y terminamos con una cucharadita de huevas de salmón, unas gotitas de lima y un poco de ralladura. ¡Que aproveche, hitchcookian@s! 

Película ideal para degustar este plato
PETER PAN
("Peter Pan" de Clyde Geromini, Hamilton Luske y Wilfred Jackson, 1953)


Estaba empezando a caer demasiado por terrenos sombríos y películas "poco optimistas" (aunque de indudable calidad, que una cosa no está reñida con la otra, faltaría más) y me estaba pasando factura. Así que he decidido echar la vista atrás y rejuvenecer, aunque sólo sea en texto...

Todo el esplendor verde de este mini-entrante, combinado con una sucesión de pequeños ingredientes y un viaje que fusiona a todos los personajes en un mismo espacio, me ha hecho retroceder a la infancia. A esos maravillosos años 80 (que es cuando vi la película) donde todo era más fácil y la inocencia y la ingenuidad eran nuestro estandarte. Y entre tanta sensación nostálgica me ha sacudido de lleno a la delicia adaptación de Disney: "Peter Pan"

En 1953, el todopoderoso Walt Disney ya había consagrado su visión animada en todo el planeta. La década de los 40 habían llenado de colorismo e iconos del cine las pantallas en blanco y negro. En la estela quedaban obras inmortales como "Bambi", "Dumbo", "Fantasía" o "Pinocho". Emblemas históricos, hitos del celuloide, que pasaron automáticamente a formar parte de nuestra memoria cinéfila. Sea infantil o adulta. "Peter Pan" fue el largometraje número 14 de la factoría (en principio iba a ser la segunda apuesta de Disney tras la rompedora "Blancanieves y los siete enanitos") y ya se nota la madurez del trazo, la implacable búsqueda de la acción, del entretenimiento, de dotar de enjundia la narración y de trazar mundos fantásticos. "El país de Nunca Jamás" se convertía así en un escenario fabuloso para dejarse llevar, para evadirse, para disfrutar de la época feliz y despreocupada. Éramos "niños perdidos" que encontraron su hueco en el mundo.

Los textos de J.M. Barrie sirvieron de base para la consecución de la película. Una historia de niños británicos, soñadores y fantasiosos, que se verán inmersos en una aventura única de mano de su héroe literario, Peter Pan. A través de escenarios imaginarios, recorrerán mil y una odiseas con el pizpireto, socarrón y eternamente joven personaje volador, su fiel y retorcida hada Campanilla y la banda de los niños perdidos. Y ahí surge la presencia del villano, uno de los más emblemáticos que ha dado Disney, el Capitán Garfio. Antagonista, enemigo y protagonista de todos los sketches cómicos de la cinta, dosificando la melaza propia de la factoría (sin ella no se entendería Disney) con buenas dosis de acción, de humor físico y gags visuales.

Nuestra receta tiene ese aspecto aniñado, de una crema que se niega a crecer, que mantiene su forma infantil con el aspecto de un vasito. En "Peter Pan" la apariencia importa. Importa no volverse adulto, importa mantener viva la imaginación, las ganas de vivir, de adentrarse en lo desconocido, de descubrir lo desconocido, de volar de la habitación. Ese es un poco el espíritu de nuestro emplatado: en un recipiente mínimo, condensando todos los sabores y las aventuras en un frasco pequeño.

Por supuesto que el verdor final de la crema se nos asemeja al uniforme del héroe. O al de Campanilla. O incluso a la piel del cocodrilo, ese maravilloso y divertido acosador de Garfio.  Pero vayamos un poco más allá, como siempre. Inicialmente nos encontramos con un grupo de hermanos bajo el gélido invierno británico (gélido o congelado...) Seres soñadores pero con una vida hierática, sin emoción. Algo así como nuestros guisantes: que viven helados, sin ver más mundo del que les permite la bolsa en la que están conservados. 

Poco a poco sufrirán una repentina odisea que les llevará por "la segunda estrella a la derecha" o por "la primera olla de la placa". Empezarán a cobrar vida gracias al calor aventurero que les irá dotando su ídolo literario y sus variopintos acompañantes (niños perdidos, hadas, sirenas...). Chalotas, ajo, hierbabuena, caldo, son algunos de los personajes-ingredientes que se van arremolinando en torno a ellos, dotando a sus grises experiencias de una nueva dimensión. Los guisantes rompen su coraza helada y van ablandando y dejándose llevar por ese país soñado donde volar no es más que un acto cotidiano de transporte. 

Todo el proceso se van fusionando en una crema suave y ligera, así como Wendy y sus hermanos empatizan con la causa común de derrotar al temible Garfio (siempre por encima de todos como esa vieira chapoteando en el lago verde). Se funden en un elenco inseparable, lleno de matices, de vida, de diversión y de sabores aptos para todos los públicos. Y se quedan en ese paraíso del vasito, como una metáfora culinaria sobre la negación de crecer, de madurar, de olvidar la inocencia...

Disney siempre ha tenido un trasfondo más "adulto" en sus obras. En el caso de "Peter Pan" se entiende un miedo atroz por evolucionar en la vida, unas ansias tremendas por mantenerse en la época de la diversión sin responsabilidades. Wendy crece. Pan no. La mezcla de ambas decisiones (por muy fantásticas que sean) nos da como resultado la sensación que tuvimos (y tenemos) al ver estas obras animadas: con los ojos de un niño y el cuerpo de un adulto. 

Dejaos llevar por este viaje cine-culinario y disfrutar su creación con entusiasmo, con inocencia y con esa sonrisa que en algún momento consiguió arrancarnos ese ser congelado (a modo de guisante) llamado Walt Disney.