Mostrando entradas con la etiqueta Gambones. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Gambones. Mostrar todas las entradas

martes, 16 de febrero de 2016

CEVICHE DE INVIERNO EN NARANJA HELADA (Fargo)



Como cada mes, me dejo seducir por la página de Victoria La Tauleta (Cocineros del Mundo) y sus sugerentes "justas culinarias", donde cocinillas y cocineros nos batimos en un duelo virtual a una altura de órdago. Siempre es un placer partirse los cuernos en busca de nuevas fórmulas de cocina y en probarse a uno mismo sus avances técnicos y/o artísticos. Y en esta ocasión vienen de la mano de Naranjas Lu (cuyo maravilloso producto he tenido ocasión de catar), así que la cosa pintaba entre mandarinas o naranjas. Guante lanzado. Y yo, como tant@s otr@s,  lo recojo...


Para tan especial evento he dejado volar mi imaginación por los aires de la cocina y ejecutar una obra original. En mi mente surgió la naranja como el elemento protagonista, que gobierna el plano, y desde ella debían brotar el resto de los ingredientes-personajes. Ella sería el epicentro de todo.

De esa forma concebí que un ceviche le iría al pelo. Elementos fríos rellenando un escenario gélido, pero con toques aromatizados y vibrantes, que sacasen el mayor jugo a nuestra estrella. Ahí entraron en escena el bonito, los gambones, el aguacate, la cebolla morada... Y ahí es donde les pedí a los Hermanos Coen que me co-dirigieran esta receta basándome en su obra maestra "Fargo". Todo un paraje de desiertos nevados y suelos blancos que destacasen el poder visual de esta pequeña joya culinaria. Os invito a Fargo, Minnesota para degustar este fantástico ceviche. ¡Mandiles arriba!


Ingredientes (2 personas)
  • 250 grs de bonito 
  • 12 gambones 
  • 2 naranjas grandes (aprovecharemos todo)
  • 1 aguacate 
  • 1 cebolla morada 
  • Hierbabuena o cilantro 
  • 2 limas
  • Sal y pimienta negra molida
  • Aceite de Oliva Virgen Extra
  • Hielo pulverizado (presentación)
Tiempo
  • 45 minutos 
Película comparada 
  • "Fargo" (Joel Coen, 1996) 


 NARANJAS LU


Vaciando el escenario... 
Como nuestra gran protagonista es la naranja, vamos a usarla de recipiente de presentación y, además, aprovecharemos la carne y el zumo para aromatizar y macerar el resto de la receta. Casi nada...   

Así que lo primero que vamos a realizar es el vaciado. Cortamos el copete de la naranja y con ayuda de una puntilla vamos separando con cuidado la carne de la piel. Sin prisa, con mucho tacto, de un modo casi reverencial. 

Luego nos valemos de una cucharilla para sacar por completo toda la carne. La reservamos a un lado - la carne y el jugo, todo nos sirve para nuestros propósitos - y metemos la cáscara en el congelador hasta que hiele por completo. NOTA: Puedes rellenarla de hielos para que conserve bien su forma. 


Por otro lado nos ponemos con el ceviche. NOTA IMPORTANTE: Siempre, o sea, siempre conviene congelar el pescado que vayamos a emplear, y ahorrarnos disgustos. Así hice yo y al menos, suspiras un poco más aliviado a la hora de consumir este manjar.

Una vez descongelado nuestros protagonistas les vamos a dar salida. Troceamos el bonito en trozos de bocado y los disponemos en una bandeja o bol. Añadimos los gambones, la cebolla morada laminada y los gajos de las naranjas en trocitos.


Pelamos y troceamos el aguacate y lo incorporamos con el resto de compañeros de fatigas. 


Por último vertemos el zumo de la naranja y de la lima - podemos también aportar más sabor añadiendo su ralladura -, la hierbabuena picada (o el cilantro, más clásico), sal, pimienta negra molida y un chorrito de aceite de oliva Virgen Extra. Mezclamos con cuidado, tapamos con papel film y dejamos reposando (la siesta del guerrero) en la nevera 30 minutos.


Momento de creatividad máxima. Vamos a triturar hielo para usarlo de "cama" o "suelo helado" y así mantener frío el plato y dotarle de vistosidad. Para ello podemos usar la Thermomix o una trituradora apta para "hacer polvo el hielo" sin poner en riesgo las cuchillas. 

Colocamos un bol amplio y lo cubrimos íntegramente de nuestra "nieve" particular. Sobre ella disponemos la naranja helada. La rellenamos con cuidado con nuestro ceviche, dejándolo bonito, que asomen todos y cada uno de los ingredientes. Que se vea lo que comemos. 

Espolvoreamos un poco más de hierbabuena o cilantro por encima y listo. Ya tenemos en la mesa un plato diferente, original, suculento y muy fácil de preparar, ¿o no? ¡Que aproveche, hitchcookian@s!

Película ideal para degustar este plato
"FARGO"
("Fargo" de Joel Coen, 1996)

Nieve. Frío. Vaho. Entorno helado. Un lugar apartado del mundo. Ingredientes de lo más variopintos arremolinándose en torno a una serie de asesinatos. Bienvenidos a Fargo, Minnesota.

Desde el primer momento he tenido muy clara la comparación. Todo el paraje "nevado" que rodea la receta me ha catapultado enseguida a ese maravilloso, demoledor, vibrante y magistral costumbrista que firmaron los Hermanos Coen allá por 1996, justamente premiado con el Óscar al Mejor Guión Original. 

12 años después de su irrupción en el panorama del celuloide con la poderosa y sombría "Sangre fácil", los famosos hermanos del cine independiente americano acometen un nuevo film de género, superando a su antecesora: "Fargo". En el camino preparan el terreno para la que será (tal vez) su mejor y más completa obra. Entre los 80 y 90 llevan a cabo obras de gángsters ("Muerte entre las flores"), comedias inusuales ("Barton Fink", "Arizona Baby")  u homenajes de época al cine de los 40 ("El gran salto"). Su poderío visual, su pericia narrativa, su visión del cine y de las situaciones, su confección de personajes, estaban a punto de despuntar como nunca con este thriller en mitad de ninguna parte. Una disección absoluta y cruda del criminal, del perdedor, de la investigación policial, de la América profunda.

La historia nos narra la historia de un tímido y apocado vendedor de coches (soberbio William H. Macy) que está casado con la hija de un multimillonario. Con el fin de aprovechar el dinero del suegro decide contratar a dos maleantes (maravillosos Steve Buscemi y el silencioso y letal Peter Stormare) para que secuestren a su esposa. Pero el plan se tiñe de sangre involuntaria y la policía debe tomar cartas en el asunto. Policía representada en la todopoderosa, magnética y emblemática Frances McDormand (ganadora del Óscar), dando vida a una agente embarazada y con un sentido común afilado entre tanta torpeza y caos. Una joya de personaje. De los mejores trazados...

Esta crónica negra (contrastada con el blanco continuo de sus planos) supuso todo una cima en el cine de los 90, el reconocimiento al talento de los cineastas y un resumen perfecto del mundo Coen: humor negro, crimen, personajes normales superados por situaciones extraordinarias, contraste entre bondad y maldad extrema... Con todo cabe subrayar que la película está envuelta en una mentira. Ni basada en hechos reales. Ni desprende el tono clásico que se intuye. Los Coen supieron disfrazar su gran sadismo y su macabra ironía para que entráramos al trapo. Y vaya si lo hicimos...

Nuestra receta se enclava en la gélida estepa que discurre por la encimera. En nuestro bol hay un manto de hielo pulverizado a modo de nieve que nos sirve para catapultar nuestra alocada mente al desierto blanco de Minnesota. Ese escenario donde la presencia de un cadáver o de una naranja, contrasta de modo abrupto y violento, por forma y por colorido. 

Pero, cómo no, vayamos más lejos. "Fargo" es un film que basa parte de su potencial en el elenco de personajes-ingredientes que deambulan sin conexión hasta que se ven atrapados por la misma maraña de crímenes. El nexo de la película es el secuestro (ese maravilloso y cómicamente macabro secuestro) y en la receta se metamorfosea en la naranja. Todo gira en torno a ella, todos acaban formando parte de ella, nadie puede escapar de ella...

Todos los elementos protagonistas del ceviche son seres ajenos. Cada uno tiene su vida, su forma, su destino propio. Por un lado el bonito y los gambones, por otro la naranja, por otro el aguacate, la cebolla, las hierbas, los jugos... Algo así como el ambicioso vendedor de coches, los criminales sin escrúpulos, el suegro millonario, la esposa raptada, la policía maternal. Ingredientes de la cocina de los Coen que pululan por el paraje nevado sin conexión evidente. 

Pero es entonces cuando se empieza a perpetrar el rapto (que nosotros, curiosamente, hacemos encerrando a nuestra naranja en las profundidades del congelador), se empiezan a trazar los primeros compases del ceviche. Como buenos guionistas culinarios vamos haciendo que confluyan todos los caminos vitales de los personajes. Y los mezclamos. Los aderezamos. Les damos ese punto de humor ácido, de picante, de maliciosidad, de colorido, de diálogo perfectamente condimentado. 

Y entonces los dejamos reposar, que vivan las consecuencias de sus actos, que se entremezclen sus destinos. Que el vendedor trate de cobrar el rescate, que los maleantes oculten el dinero en la nieve, que la policía desenmascare al despiadado asesino. Y así todos acaban atrapados en el frío enclave de la naranja helada. Tatando de huir de sus perversos actos... y en nuestra alocada mente se asemejan si acaso a ese pie humano que asoma por la trituradora de madera.

"Fargo" es una joya indudable. Es thriller, es suspense, es comedia negra, es costumbrismo, es violencia extrema maquillada de humor. Los Coen se erigieron como unos referentes claros del cine americano, por su concepción y por la forma de narrar las historias. Nuestro "Ceviche de Invierno en Naranja Helada" es un homenaje a su pieza maestra, de fríos paisajes, de nieve molesta, de sangre. La crudeza del pescado y el marisco hecha cine-receta. 

Parecía que estaba todo dicho con la película. Pero luego surge la descomunal serie. También a ella habrá que cocinarla como es debido en algún momento...

martes, 9 de junio de 2015

GAMBONES TERIYAKI (Cena#84)

Cena a cámara rápida y nipona a más no poder. El Panko (una especie de pan rallado japonés, aunque con los trozos más gruesos ya que se prepara con la miga de pan y no con la corteza) se ha ido inmiscuyendo en nuestras cocinas. Y es un buen aliado para probar nuevos "rebozados" para carnes, pescados, mariscos... En esta ocasión tiramos de unos estupendos gambones, a los que les sacamos el máximo partido, ya que utilizaremos todo: cabeza, cuerpo y cáscaras, y desarrollaremos una Salsa Teriyaki casera que combina a la perfección con la estrella protagonista. ¡Mandiles arriba!

--------------------------

INGREDIENTES (2 personas)
8 gambones
Panko (pan rallado japonés)
1 cda de salsa de soja
1 cda de vinagre de arroz
1 cda de azúcar moreno
Aceite de Sésamo (o de girasol)
Hojas frescas para decorar
Brochetas

Tiempo: 20 minutos

Gambones

Pelamos los gambones y reservamos las cáscaras y las cabezas, que nos servirán para hacer la base de nuestro Teriyaki casero. Así que... más calidad, mejor resultado.


Disponemos un poco de papel de aluminio (por aquello de manchar lo justo y necesario) en la encimara y vamos trinchando la carne del gamón en la brocheta. 

Salsa Teriyaki

Ponemos un chorro de aceite de sésamo (esto potencia el aroma nipón de la receta, pero nos vale aceite de girasol) en una sartén y vamos a ir salteando las cabezas y las cáscaras de los gambones. Aplastamos bien con la cuchara de madera para sacar el mayor jugo posible.

Sacamos las cabezas y las cáscaras y reservamos ese aceite aromático.

Acto seguido añadimos el azúcar, la soja y el vinagre de arroz (las cantidades a vuestro gusto, sin pasaros, id probando) y lo cocinamos a fuego suave, removiendo de vez en cuando, hasta conseguir una textura algo densa. Lista nuestra salsa de Teriyaki.

Empanado

Pasamos las brochetas por el Panko y las cubrimos bien. 


Freímos los gambones en una sartén con aceite de girasol caliente y retiramos a un papel absorbente para eliminar el exceso de grasa. 

Culminamos esta incursión a la tierra del Sol Naciente, disponiendo las brochetas acompañadas con la Salsa de Teriyaki y decorando con unas hojitas de menta. ¡Que aproveche, hitchcookianos!

domingo, 5 de abril de 2015

CEVICHE DE DORADA Y GAMBÓN CON AGUACATE (Cena#79)

El ceviche (o cebiche) es una de esas recetas sudamericanas que nos han conquistado el paladar. Se trata, básicamente, de adobar o marinar pescados y carnes con cítricos. Existen muchas variantes, según el país, pero nosotros nos ceñimos a uno: nuestra cocina (podéis echar un vistazo a otra versión que hice de Bacalao y Langostinos). En esta ocasión hemos optado por unos buenos lomos de dorada y unos gamones frescos para combinarlos. Pero el mar es ancho y nuestra imaginación también, así que dejaos guiar por los pescados que os llamen la atención y lanzaos a esta sencilla, rápida y agradecídisima receta. ¡Mandiles arriba!

INGREDIENTES (2 personas)


2 lomos limpios de dorada
8 gambones frescos (o langostinos)
1 cebolla morada
1 aguacate
1 tomate maduro
Cilantro fresco
2 limas
1 limón
Sal y aceite de oliva Virgen Extra


Tiempo: 5 minutos + el macerado

Troceamos la dorada en tacos y los ponemos en un bol. Añadimos los gambones crudos (pueden ser también cocidos) y pelados. Cubrimos todo con el zumo de 1 lima y 1/2 limón. Removemos.

Incorporamos la cebolla morada en juliana, el aguacate en taquitos, cilantro picado, y los tomatitos cherry troceados. Echamos el zumo de la otra lima y el otro medio limón. Salpimentamos y removemos.


Cubrimos el bol con papel film y dejamos reposar 30 minutos en la nevera. (NOTA: Cuanto más tiempo más se mezclarán los sabores y aromas entre ellos)

Servimos el ceviche en bols o platos individuales y decoramos con unas hojas de cilantro. Máximo sabor con mínimo esfuerzo. ¡Que aproveche, hitchcookianos!

jueves, 16 de octubre de 2014

RISOTTO DE SETAS Y GAMBÓN A LA PLANCHA

RISOTTO DE SETAS Y GAMBON A LA PLANCHA
INGREDIENTES (4 personas)

400 grs de arroz arborio
8 gambones crudos (o langostinos)
1 litro de caldo de verduras
300-350 grs de setas (Angulas de Monte)
1 cebolleta o cebolla
1 vaso de vino blanco (mejor si es seco)
100 grs de queso parmesano
2 dientes de ajo
Mantequilla
Sal, pimienta y Aceite de oliva
Perejil o albahaca fresca


Tiempo: 1 hora
Película comparada
CUANDO HARRY ENCONTRÓ A SALLY (Al final de la receta)


Risotto. Una maravilla de plato italiano, popularizado en nuestras mesas y versátil a más no poder. Pocos ingredientes quedan ya que no casen de una manera u otra con esta receta de arroz. Pero como estamos en otoño, las setas tienen mucho que decir. En mi caso unas maravillosas Angulas de Monte (Cantahrellus Lutescens). Para la ocasión aprovechamos la estación y su deliciosa materia prima, para elaborar un risotto mar y montaña que quita el sentido. Sólo hay que tener calma, tiempo y mucho mimo. De eso se trata, de cuidar todo el proceso. Os aseguro un resultado brutal, donde cada bocado te hará cantar "Oh sole mío". Silencio... se cocina.

Primer acto: dejando todo a punto

Vamos a ir haciendo un caldo de verduras casero (1 litro de agua, una ramita de apio, un puerro, una cebolla, un diente de ajo, un pimiento y perejil). Otras opciones serían disolver una pastilla de caldo de verduras en 1 litro de agua o usar caldo ya preparado. En todos los casos es imprescindible mantenerlo caliente. 

Lavamos las setas (sin sumergirlas en agua, basta con ponerlas bajo el chorro del grifo un momento) con mucho cuidado y asegurándonos de quitar todos los restos de tierra. Para ello nos valemos de un trapo ligeramente húmedo. Con calma, no hay prisa, nada peor que un grano de tierra en la boca... 



Pesamos el arroz. Picamos la cebolla y el ajo. Y ya tenemos todo dispuesto para arrancar.

Segundo acto: entrando en faena

En una sartén echamos 4-5 cucharadas de aceite de Oliva, añadimos el ajo picado y rehogamos (sin que se nos queme) unos minutos. Acto seguido incorporamos las setas, salpimentamos y sofreímos todo hasta que las setas pierdan todo el agua y queden bien tiernas y cocinadas. Cuando estén hechas las retiramos y reservamos. Todavía tienen muchas cosas que decir en el plato...


NOTA: Asegurad que el caldo está bien caliente porque va a salir a escena en breve. 

Tercer acto: el risotto 

En una olla plana (o rondón) echamos 2 cdas de aceite y unos 50 grs de mantequilla. Esperamos a que se derrita y añadimos la cebolla picada. Rehogamos unos 15 minutos a fuego medio.


Añadimos el arroz y removemos unos 2 minutos. Ahora echamos vino blanco y dejamos que se evapore todo el alcohol. Y reincorporamos las setas reservadas y mezclamos todo.

Ahora echamos tres cazos de caldo caliente y removemos sin parar. Todo a fuego medio. Vamos a ir repitiendo esta operación cada vez que el arroz se quede sin líquido. Serán unos 20 minutos (puede que algo más). Siempre removiendo y evitando que se nos quede seco. Dejad que se haga a su ritmo, con calma, que el arroz vaya absorbiendo todos los sabores...

NOTA: Si lo probáis y veis que todavía está duro, no dudéis en añadir otro cazo más de caldo. Y recordad que tiene que quedar meloso y cremoso, no seco. 

Cuando lo tengamos a punto (un poco al dente) añadimos queso parmesano rallado, un trocito de mantequilla y removemos. Dejamos reposar unos 5 minutos.


En ese tiempo de espera aprovechamos para preparar a la plancha nuestros gambones (o langostinos o carabineros...) En una sartén con un poco de aceite y a fuego vivo, los cocinamos bien por ambas caras hasta que la cáscara quede ligeramente dorada. 

Ya sólo nos queda emplatar. En un plato hondo colocamos el risotto, coronamos la cima con un par de gambones (a los que añadiremos un poco de sal gruesa o en escamas) y terminamos espolvoreando albahaca fresca picada. Todo un espectáculo para la vista, el olfato y el gusto, sobre todo, el gusto. ¡Que aproveche, hitchcookianos!


WHEN HARRY MET SALLY
("Cuando Harry encontró a Sally" de Rob Reiner - 1989)

Hoy volvemos a la carga con estas fantasiosas e imposibles comparaciones cine-culinarias. En esta ocasión he despojado del elemento "italiano" al reflejo cinematográfico. Salto el charco y poso mi mirada en una comedia romántica ochentera. ¿Por qué? Las razones siempre son confusas pero creo que al mirar el plato, su composición y su proceso, enseguida me vino a la cabeza una historia de relaciones bien cocinadas en el tiempo (como un risotto) y que son coronadas por una pareja protagonista indiscutible. Dentro del amplio abanico sobresale, por muchos motivos, la divertida e icónica Cuando Harry encontró a Sally.

A finales de los ochenta, las comedias románticas americanas ya habían asolado los cines de medio mundo. Reinaban los "happy ends", la mujer luchaba más que nunca por su independencia (sentimental y laboral), predominaba la guerra de sexos y las relaciones "urbanas" eran el sello de identidad. La ciudad y el asfalto eran el escenario idóneo para sembrar amores sumidos por el trabajo diario, el estrés, la incomunicación... Cuando Harry encontró a Sally es una pieza fundamental en este esquema: se trata de una comedia vertiginosa que rompe moldes al contarnos una historia en varias etapas, saltando en el tiempo, haciéndonos testigos principales de una relación a través de todos y cada uno de sus momentos.

Rob Reiner, que ya por entonces había entregado geniales e inmortales piezas como Cuenta conmigo, La princesa prometida o el falso documental This is Spinal Tap, mete su cámara en la intimidad de un par de neoyorkinos de pro. Y los maneja como un tirititero, conociendo perfectamente los códigos de la comedia y el romance y creando un guión plagado de maravillosos diálogos. Billy Cristal y Meg Ryan (la que fuese reina de este género allá en tiempos) configuran esa pareja de amigos que cruzan la delgada línea roja que separa la amistad del amor. A partir de ahí sus diferentes puntos de vista (hombre vs mujer) les harán romper y juntarse sin remisión. Un tándem protagonista que brilla como nunca. 

Nuestra receta basa su comparación inicialmente (y echando un rápido vistazo al resultado final) en ese dúo de gambones que sobresalen por encima de todo. El marisco ejerce aquí las veces de Harry y Sally, cuya relación les obliga a estar juntos pero separados por una cáscara (en nuestro caso) que les impide ver la realidad. Y la realidad no es otra que antes o después, se despojarán de su coraza emocional y asumirán su destino común.

Pero yendo más lejos, como siempre, entendemos que su larga historia es un proceso de cocinado a fuego lento. Ahí es donde entra en escena el risotto. Pensemos que Harry y Sally comienzan su andadura en la universidad, cuando todavía eran unos "granos de arroz" sin cocinar y la vida seguía siendo un páramo por descubrir. Entonces comienza su historia...

Su relación va llenándose de experiencias, de discusiones, de diversiones, de gratos momentos, de días nublados, de elementos que, de una manera u otra van modificando su sabor: las setas, la cebolla, el ajo, el vino blanco, el queso... van proporcionando ese "toque"que les hace virar continuamente en sus decisiones. Lo que no saben, es que esa amalgama de ingredientes son los que acabarán por destapar sus verdaderos sentimientos. Sin ellos jamás estarían juntos. Jamás saldría un risotto... 

Un proceso a fuego lento, durante muchos años (minutos en nuestro caso, por suerte) hasta que el triunfo del amor se ejemplifica en la fusión de los gambones. Happy end. Sin duda una de las mejores comedias románticas de todos los tiempos: por rápida, inteligente, ágil, divertida... Y un plato a la altura (o casi) de esta obra. Y que resumimos así: Meg Ryan fingiendo un orgasmo en la cafetería Katz's y a los de al lado diciendo: "Tomaré lo mismo que ella" No era un risotto de setas... pero como si lo fuera.